Facultad de Derecho - Universidad de Buenos Aires Instituto de Derecho de las Comunicaciones
 
AÑO I | Nº 3
   

 

 
La televisión comercial sirve para vender público
[Opinión]
Jorge Maestro
Director Artístico América 2
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Desde su posición directiva dentro de un medio de comunicación, pero también de contribuyente y usuario de los medios públicos, ¿para qué cree que sirven o para qué cree que deberían servir, hoy, los medios en la Argentina?

Las malas lenguas dicen que sirven para marcarle el ritmo al gobierno de turno. La televisión comercial sirve para vender público. Eso es lo más duro que puedo decir de este asunto. Por lo menos, así se utiliza. Vende público a los anunciantes que venden jabón al público, a los consumidores. Para vender su producto al público utilizan determinados tipos de contenidos, algunos de mejor calidad y otros de baja calidad. Pero siempre el objetivo de la televisión co-mercial es ése. Esto no quiere decir que esté emitiendo un juicio de valor, me parece que es la forma más desnuda posible de mirar el asunto. Porque todo lo demás es retórica. Ahora, si lo que se le pide a los medios, en general, es que cumplan funciones que otras organizaciones de la sociedad no pueden cum-plir, o sea que eduquen, que sean un transmisor de cultura, etc., bueno, eso es otro tema. Decía Goar Mestre por ahí en los años 60, “díganme quién va a ir a comprar un puñetero aparato de estos para educar a sus hijos”, porque el público lo usa para entre-tenerse, para informarse. Pero esa información es en- tretenimiento. Es un medio para que los propietarios o los licenciatarios de los medios vendan público.

Eso es para lo que sirven hoy, ¿y para que deberían servir?, esto, tratando de conservar la distinción entre la televisión puramente comercial y los medios públicos ...

La televisión pública, por supuesto, tiene otras misiones en la sociedad. En principio es un transmisor de la cultura, no un refugio de la cultura. No de programas inaccesibles para las grandes audiencias, teniendo en cuenta que la televisión abierta es para las grandes audiencias. Pero, básicamente, sería un transmisor, un retransmisor para reelaborar un mensaje cultural en todas sus manifestaciones: en el deporte, en el arte, en todo.

¿De qué manera piensa usted, desde el punto de vista normativo, desde el punto de vista cultural, desde todos los ángulos en que se debe transitar ese cambio, que los medios en la Argentina, podrían recorrer esa transición entre lo que diagnostica usted como el hoy y lo que maneja como un deseo o como una meta?

En principio, en el primer punto, creo que deberían estar dirigidos y gerenciados por profesionales, por técnicos en la materia y no por funcionarios dirigibles que permanecen en sus lugares en la medida en que son elegidos por los gobiernos. Porque la televisión pública debe ser estatal y no del gobierno.

Pero, es muy difícil de separar ambas cosas. Después, otro tema es que nosotros estamos viendo el reflejo, hablando de la práctico, de lo que es Canal 7 hoy en día, donde todo lo que se hace es contrario a las normas elementales de lo que necesita un canal de televisión, sea público o privado. Por ejemplo, tener una programación dividida en ficción y no ficción, no es una tarea que se cumpla. Tampoco no ser autárquico, no tener recursos genuinos, no tener personal idóneo a cargo de sus funciones. Me parece que todas esas fallas hacen que, en principio, el canal no esté preparado para llevar adelante el proyecto de televisión seria y profesional.

Una de las respuestas o una de las maneras de contrarrestar las críticas, suele ser que los medios son lo que son por falta de presupuesto, ¿cómo se podrían hacer mejores medios con los recursos que hoy se tienen?

Lo que hay hoy se puede mejorar, en la medida en que haya realmente voluntad de mejorarlo. ¿Por qué Canal 7 funcionó bien en los años ‘80, independientemente de que estaba en manos de interventores militares en ese momento?, y ¿por qué, cuando cayó en manos de intervenciones políticas, se formó una sociedad anónima, empezó a dar pérdidas y se desmanteló?

Me parece que, en principio, hay algo que hay que empezar a reconstruir.

O sea, no hay que dar un presupuesto para que se arme una programación endeble, no articulada, que no tiene estética propia, sino que hay que tratar de equiparlo y de armar una programación, dentro de lo posible, sencilla y popular. Porque, además, hay mucha voluntad de parte de los artistas y los comunicadores independientes de brindar su apoyo incondicional a Canal 7. Quiere decir que no es un tema de plata armar un buen elenco para hacer una buena telenovela. Además, así como en un canal privado el productor independiente; como en el caso de América, por ejemplo, sólamente puede hacer una ficción en la medida que entre en coproducción con el canal, yendo al riesgo o a las ganancias; del mismo modo, si Canal 7 ofreciera al productor independiente un panorama mejor de una programación articulada y con una estética propia, la gente arriesgaría como arriesga en un canal privado en la producción. Pero uno ve el noticiero de Canal 7, ves los conductores, ves la falta de espectáculo que tiene Canal 7 y no tiene nada que ver con que sea la televisión pública. Porque TVN, la Televisión Nacio-nal de Chile, que es televisión pública, es un canal que va primero en la programación, que tiene un directorio colegiado, que tiene profesionales en las áreas y compite al mismo nivel. No sé cómo manejan la publicidad, de qué manera. pero compite con una programación que busca, de pronto, para no involucrase con las cosas políticas, que las telenovelas sean, en general, de época. No se meten en la actualidad como por ahí se meten los otros 4 canales.

La televisión española es otro ejemplo claro, lo mismo que la televisión francesa y la BBC. Entonces hay un tema que tiene que ver con el negocio personal, por decirlo de un modo elegante, de cualquier índole. No sólamente de dinero. Hacer la de uno, tener un noticiero que difunda la noticia del presidente, no despierta confiabilidad en la audiencia y hace que no pueda ganar público para vender.

¿Es un objetivo en sí mismo, para un medio público, competir con los medios privados o debe excluirse de esa competencia desde los contenidos, desde lo financiero y apuntar a ser una cosa totalmente distinta, eventualmente cofinanciada también por los producidos que tengan los canales privados?

Yo respondo con otra pregunta. ¿El medio público debe tener menos audiencia que los medios privados? No. Por lo tanto, va a ir a buscar audiencia con los recursos y las herramientas que un medio de comunicación puede lograrlo. Va a tratar de poner una buena telenovela para ganar el público, hará cosas que la televisión privada no haga. Por ejemplo, hará un ciclo de teatro nacional que tiene que ser masivo.

Porque si lo van a ver 150.000 personas, no sirve. Entonces, van a tener que tener expertos en comunicaciones, en publicidad, para poder anunciar y promocionar sus programas. ¿No van a obtener ganancia? ¿Por qué no? ¿Acaso el Instituto del Cine, siendo autárquico, no trata de que sus películas las vea la mayor cantidad de gente? ¿Qué pasó con el Instituto del Cine cuando lo único que hacía era promover películas de cineastas independientes que metían 50.000 espectadores y que lo dejaron sin fondos? Ahora busca éxitos. Que no significa hacer películas sólamente comerciales dentro de un determinado género. Pero buscan películas que tengan grandes respuestas del público, películas que sean populares, como puede ser Patoruzito, El hijo de la novia o Luna de Avellaneda.

No películas que ganan un festival de cine y acá no las ve nadie, que están dos días en cartel y se levantan. Porque es antieconómico. En el mundo en el que vivimos, con la economía determinada, todo emprendimiento busca obtener dinero. ¿El Hospital de Niños no estaba –aunque luego, por circunstancias que ignoro no se hizo– intentando estar en condiciones de tener un tomógrafo, no sé exactamente qué equipamiento importante, para que las prepagas contrataran sus servicios y de esta manera recaudar fondos para, a su vez, poder dedicárselo a la gente que no tiene dinero? No sé por qué asunto, por qué interés personal de qué funcionario de turno esto no sucedió. Si yo voy a hacer un canal público donde voy a tener a las 8 ballet, a las 9 un concierto, a las 10 teatro de autor.... No. Voy a tener que empezar al revés. Tengo que empezar a formar a ese público en la escuela, para que pueda apreciar un concierto, para que pueda apreciar un ballet o una pintura. Lo mismo, si yo pongo dos personas discutiendo acerca de un libro, de la literatura. Estos son contenidos que la gente no tiene incorporados. Es un trabajo de mucho tiempo. Primero hay que formar al público.

Usted dice que el público no está preparado y que es una tarea de mucho tiempo, pero esto no excluye que un medio pueda apuntar a una planificación de largo plazo. Y por el otro lado, usted está comparando empresas privadas que, por su propia definición, desde Keynes para acá, tienen como principal objetivo el afán de lucro, con entidades públicas en las que lo que se busca es financiar un proyecto determinado

Pero no el proyecto de un “cualquiera” que por su vinculación con algún funcionario tiene un espacio en televisión. Esto es lo que pasa. Pero no sólo con este gobierno, también con el anterior y con el anterior y con el anterior. Pero, apuntando al objetivo y también, por ejemplo, introduciendo otra discusión, ¿los medios públicos tienen que tener publicidad? Usted puso de ejemplo a la BBC, que no la tiene...

Y yo creo que sí. Me están hablando de Inglaterra. Nosotros entendamos dónde estamos viviendo, en qué coyuntura vivimos y en qué región lejana de los gobiernos centrales vivimos. Entonces me parece que, para llegar a no tener publicidad, habría que buscar alguna manera. El Estado gasta millones y millones en publicidad que ponen en los programas de televisión, en todos los canales, sobre todo en los programas periodísticos. Incluso una de las grandes negociaciones que hay entre las multimedias y el gobierno es que “yo no te pego con un caño, pero vos me ponés publicidad”. Bueno, que destinen esa publicidad solamente al canal público. Dale una buena programación, con un buen abanico ideológico, lo que quieras, y al mismo tiempo invertí todo el dinero que vas a invertir en las empresas privadas, en el canal público. No publicites más en el diario Clarín. Lo que pasa es que hay que animarse a hacer ese tipo de cosas. Sigamos hablando de la cuestión de los medios.

Si retiro a los medios públicos de la competencia por la publicidad oficial y por la publicidad privada, esa publicidad se distribuiría entre menos, entre América, Canal 9, Canal 11 y Canal 13. En ese mismo esquema, ¿sería razonable suponer que las empresas privadas cofiancien el Canal 7? ¿A cambio de qué?

A cambio de que van a tener más publicidad porque hay un competidor menos

Pero si Canal 7 hace un programa que transmite al seleccionado de fútbol, todas las empresas van a ir a publicitar al Canal 7.

Si se prohibiera la publicidad... no

Pero, acaso cuando Alba pinta el Hospital de Niños, ¿no dice “el Hospital de Niños lo pinta Alba”?.

En realidad el rumbo de la consulta es sobre otro sistema. En la BBC no hay publicidad...

Pero, la BBC es la BBC. Es Londres, Inglaterra, otro mundo. No creo que sea inviable.

Pero yo creo que debería haber un paso intermedio. Además, habría que ver quién administra ese dinero. Porque los tres millones de pesos de Canal 7 sirvieron para poner el programas de actualidad o comedias que no ve nadie. Yo creo que para llegar a ser la BBC, el cambio debería ser gradual. Ahora, si hay entidad moral en las personas que tienen en sus manos el destino de los medios como para poder ser leales a ese objetivo, ya es otra cuestión. Pero, es el mismo caso que el Hospital de Niños.

En cuanto al tema de los contenidos. Esto de autorregularse, ¿cómo tiene que ser y cómo es?

En general, hay una Ley bastante deformada. Todos los proyectos de Ley de regulación están cajoneados en la Cámara de Diputados. Siempre hay otras prioridades. Lo que pasa es que, una Ley así, regularía desde muchos puntos de vista. Sin ser anticonstitucional, de pronto, debería establecer un piso para el porcentaje de producciones nacionales. Vamos al tema del dinero. ¿Por qué el cine puede tener subsidios y no los productos para la televisión? Para, por ejemplo, un buen ciclo de arte popular o un buen ciclo de teatro al que gente, si no, no puede llegar. ¿Por qué no puede tener un subsidio como lo tiene el Instituto?. ¿Por qué no destina el comfer el dinero que recibe para financiar Canal 7? Pero, no. El comfer cambia sistemáticamente las deudas, por lo menos lo ha hecho hasta ahora, a cambio de publicidad estatal. O sea, un canal cometió cincuenta mil transgresiones a las normas y entonces el COMFER, en lugar de cobrarles las multas que debería cobrarles se las cobra en segundos publicitarios para el gobierno. Y ahí son para el gobierno, no son para el Estado. Ahí está el dinero para sostener la televisión pública. ¿Por qué no se puede reglamentar a todos los canales de cable que no pagan su impuesto al comfer? Porque los operadores de cable aducen que no son ellos los que venden publicidad, sino que son las emisoras. Y eso es mentira. ¿Qué pasa con el subsidio electrónico a las películas? Hay muchas maneras de obtener recursos.

Hay dos temas para resolver el problema del canal público: uno es la necesidad de imaginación, de ser creativo y otro es que un canal de televisión se maneja con tres cabezas. Un director de programación, un director comercial y un director de noticias. Vuelvo a la pregunta, la Ley de Radiodifusión, famosa ley que proviene del gobierno de Videla, ha sufrido reformas, sólamente para que los multimedios puedan entrar a tener multimedios.

Pero después no hay una reglamentación clara. La Ley está cajoneada. Y yo creo que si bien uno, cuando firma un contrato con un canal de televisión, no dice yo me voy a autorregular, yo firmo un contrato como autor con un canal donde yo me hago responsable de cumplir la Ley. En el contrato no se pone que uno se compromete a autorregularse y a cumplir con el equilibrio entre su responsabilidad social y su libertad creadora, que debería ser lo lógico. De hecho, los contenidos de nuestra televisión son únicos en el mundo. No existen contenidos como los nuestros, en la televisión abierta, en el mundo. Tan transgresores. Hoy todos los padres, o en las escuelas, tienen que estar explicando qué es esto del hombre que se viste de mujer. Porque los pibes están en edad de plena diferenciación. No me voy a rasgar las vestiduras porque hay cosas peores, pero quiero decir que no puede haber autorregulación en la medida en que no haya gente responsable. Entonces, me parece que tiene que haber una Ley. Como en otras cosas. Porque con el mismo criterio: ¿uno no roba porque va preso o porque dice “no tengo que robar”? Algunos no robarán porque van presos y otros porque consideran, dentro de su escala de valores, que no está bien, que no debe hacerse. Eso mismo puede ocurrir con los transmisores, con los comunicadores, con los licenciatarios y con los artistas. Pero, más allá de lo que le pasa a uno con su escala de valores, hay una Ley que dice si podés robar o no.

Suponiendo, entonces, que debe haber una gradualización entre el sistema actual y el objetivo deseado, ¿qué debería hacer el COMFER?, ¿aplicar la Ley que está, pugnar por una nueva Ley o desaparecer?.

El COMFER, si es así como está, mejor que desaparezca porque no cumple con ninguna función, más que asignar radios y esas cosas. Yo trabajé para el comfer, armé la carrera de guionista para radio y TV en el iser, con Nora Mazziotti, y les aseguro que si eso, que es una pequeña dependencia del comfer, funcionaba de esa manera burocrática, no quiero imaginar lo que es el resto. En principio tiene que haber una Ley y alguien que la haga cumplir, sin llegar al recurso de la censura. En el canal comercial, permanentemente, uno puede encontrar modos de la censura asociados a directivas empresariales de los dueños. O, para ser precisos, de los licenciatarios, lo que es una gran diferencia. Como licenciatarios, deben cumplir con la Ley. Y si no la cumplen, se los multa, se los sanciona y se les retira la licencia. Pero tenemos cuatro canales de televisión, de los cuales dos salen de una convocatoria de acreedores: Canal 9 y América. Y necesitan recursos. Yo creo que tiene que haber una Ley y alguien que la debe hacer cumplir y creo que el comfer puede cumplir esta misión reguladora para abastecer financieramente al canal público. Es una toma de decisión. No hay otra.

En el camino hacia eso, hacia ese cambio radical que debería existir, ustedes tienen responsabilidades en los medios comerciales de poner en la pantalla productos que sean dignos, que se puedan vender; pero, que además contemplen respeto por la ciudadanía.

Eso es el equilibrio entre responsabilidad civil y libertad creadora.

La disparidad de cumplimiento de estas normas, ¿no afecta la competencia? Es decir, ¿si América 2 es respetuoso de las normas porque no quiere que lo multen o considera su función con responsabilidad social, y Canal “X” no lo es y compite contra ustedes y obtiene beneficios de no ser respetuoso ni es sancionado?, ¿en la práctica cotidiana, esto ocurre?, ¿el COMFER regula de algún modo la competencia?

Sí, regula, Llegan multas, permanentemente, por mostrar menores, por lo que fuera.

¿Y multa más a quien incumple más?

Sí. Funciona como un árbitro de fútbol.

Es decir, por lo menos su eficacia o ineficacia es proporcional ...

Sí, pero digamos que es estéril si el dinero que recauda no va a parar, por ejemplo, para financiar la televisión pública. Hay casos y casos. A mí, por ejemplo, la opinión de Julio Bárbaro, cuando evaluó el episodio del programa Agrandadytos diciendo que era menor, me preocupa. Hablo de la situación en la que el conductor invitó a una nena a mostrar la bombachita. Ella le dijo que no. Y él dijo “yo también te maestro”. Ella dijo que no ante la insistencia y la nena le dijo “ya te dije que no”. Este “ya te dije que no” significa que ya fuera de cámara la quisieron convencer para que lo hiciera. Y todo esto fue leído por especialistas, por gente seria que no tiene ningún interés comercial, y concluyeron que fue una manifestación similar a algunas que tienen los abusadores con los niños, sin que esto implique que el conductor sea un abusador. Se armó un pequeño debate, circularon mails y Julio Bárbaro dijo “tampoco hay que darle tanta importancia a este asunto”. Dicho por el interventor del comfer, resulta inconcebible. Porque, primero, él no puede juzgar. Si es historiador y político y quiere opinar, que opine. Pero desde su lugar, no. Como funcionario, no. El COMFER debería haber sancionado ese programa seriamente. Es una falta grave. No la de Los Roldán, que tiene otra lectura.

Yo creo que lo que se debería hacer, ante un tema como el de los travestis, que es una realidad que los chicos la ven en TV, pero también la ven en la calle, es trabajar en juntos el Ministerio de Educación y la Secretaría de Comunicaciones.

¿Por qué, mínimamente, no hicieron, con tantos psicólogos sueltos que hay dentro del Ministerio de Educación, un cuadernillo para que los maestros tengan una herramienta para poder explicarle a los chicos este fenómeno social que está en la televisión? Porque de eso se trata. Se trata de que los padres vean la televisión junto con los chicos y entonces puedan explicarle las dudas que tienen. No que los tiren frente al televisor para que los entretenga lo que venga. ©

 
 
Editorial

Alberto Gabrielli