Entrega del doctorado honoris causa a la profesora Martha Minow

El pasado 15 de mayo se invistió a la profesora Martha Minow, decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, con el doctorado honoris causa de la Universidad de Buenos Aires.  El acto estuvo presidido por la decana de la Facultad, Mónica Pinto.

En primer lugar, Mary Beloff (titular de Derecho Penal de la Facultad) pronunció la laudatio académica. "Un doctorado es siempre motivo de celebración tanto para quien lo recibe como para la comunidad académica que lo entrega. Un doctorado honoris causa lo es aún más puesto que la Universidad honra por su comprobada capacidad y honorabilidad, por su trascendencia local e internacional y por su descollante carrera científica a quienes considera las personalidades más destacadas del país y del mundo", enfatizó Beloff. 

Con relación a Martha Minow, expresó que, en este caso en particular, se trata de un hito en la historia de nuestra Universidad dado que en esta ocasión la distinción es otorgada a una académica, a una pensadora del derecho, como consecuencia de sus significativos aportes a las ciencias jurídicas. En esta línea, desarrolló que Martha Minow cuenta con "una extensa y prolífica trayectoria caracterizada por una sofisticada comprensión de las instituciones legales y de la función que estas cumplen para resolver, de forma concreta, los más variados problemas de la vida social".

Acto seguido, la decana Mónica Pinto hizo entrega del diploma y la medalla de la UBA que acredita como honoris causa a la profesora Martha Minow.

Seguidamente, Martha Minow dictó una conferencia magistral titulada "Law, Justice, and Forgiveness". Tras brindar una serie de agradecimientos, Minow se preguntó con cuanta frecuencia hemos pedido perdón. Es una palabra que decimos cuando llegamos tarde a una cita, cuando necesitamos que alguien nos repita una frase que no escuchamos y cuando hacemos algo mucho peor.

Asimismo, expuso que el perdón expresa la generosidad del espíritu, es potencialmente un renacimiento y un recurso inagotable que ofrece un alivio físico, psicológico y práctico tanto para el actor del delito como para la víctima del mismo. Sin embargo, el perdón tiene límites: los asesinatos en masa y el genocidio, por ejemplo. 

"Los individuos que han sido victimizados no quieren o no pueden perdonar y tanto la presión pública como privada sobre la víctima para que perdone es una nueva victimización que le niega a la víctima su propia elección", opinó. Más tarde, se preguntó si el derecho debería alentar a las personas a perdonarse entre sí, y si debería usarse el derecho per se para perdonar a las personas por actos delictivos. En este sentido, enfatizó: "Es un error promover mayores conexiones entre el derecho, que exige predictibilidad, y el perdón, que depende de emociones y juicios morales".

Por otra parte, sostuvo que cuando el gobierno y las organizaciones de derechos humanos apoyan a las víctimas y les ofrecen justicia transicional a las víctimas, eso no es perdonar; eso es un proceso de para lidiar con lo que viene. "Negarse a perdonar puede ser muy justificable y puede ser parte de una demanda de rendición de cuentas. De hecho, el deseo de vengarse creo que debería ser entendido como la fuente del sentido de justicia. Esta idea es central al derecho: luchar por los derechos, corregir agravios. El problema con la venganza es que no suele tener límites y por eso esperamos encontrar en el derecho el control del deseo de venganza", reflexionó.


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