Discurso pronunciado por el Dr. Oscar Ameal

Acto de colación de grado del día 10 de marzo de 2006

Sr. Decano, Sr. Vicedecano, Sr. Secretario Académico, Profesores, Señoras y Señores, Egresados:

Este es un momento trascendente en la vida de todos aquellos que hoy reciben el diploma, y además también es un momento cumbre para la vida universitaria en general y en particular para esta querida Facultad de Derecho.

El acto en sí es una cuestión formal, es un acto que tiene solemnidades, y esas solemnidades las tenemos que justificar, porque después de un tránsito por la vida universitaria -más allá del tránsito por la primaria y secundaria-, hoy obtienen su título muchos egresados. Este es un hecho que sin dudas festeja toda la Universidad.

Esta Universidad abierta, democrática, y en particular esta Facultad desde hace mucho tiempo señala un rumbo importante en la vida nacional. Es por ello que este acto en que reciben sus diplomas y prestan juramento no es un momento más en la vida de todos los que egresan, es un momento que deben mentarlo, que tienen que tener presente muy acabadamente. Comienzan una etapa donde lo importante ya no es si tienen o no el pelo suelto, o si les queda bien el traje, sino que lo que tienen que pensar de aquí en más es que a partir de este instante ustedes van a abogar por los demás. Van a defender los derechos y los intereses de aquellos que van a confiar en ustedes.

De acá egresarán abogados, miembros del Poder Judicial, miembros del Poder Administrador y profesores universitarios.

Recibirse de abogado no es nada sencillo. Lo primero que se nos ocurre cuando tomamos este camino como vocación es elegir la carrera que constituye a mi entender uno de los pocos actos donde elegimos libremente. Podemos elegir libremente si nos casamos o no, de quién somos simpatizantes en el quehacer futbolístico y además, cuando elegimos la carrera. Pero una vez que elegimos la meta, una vez que buscamos el rumbo comienza la etapa en que ingresamos a la Facultad y nos esforzamos para que todo salga bien. A veces puede haber tropiezos, puede haber sinsabores, pero si ustedes están acá, es porque en la balanza obtuvieron éxitos y halagos.

Sé que les costó mucho, pero sepan que acá no termina la vida del universitario. Ustedes saben que hay posgrados y que es muy importante que sigan progresando con el correr del tiempo, ir progresando en el nivel de conocimientos para aplicarlo a la práctica del derecho. No es cosa sencilla, cuanto más uno sabe o cree saber, más uno tiene que saber. El conocimiento no se agota con el título universitario, sino que es el peldaño, el primer peldaño para que ustedes comiencen a ubicar los conocimientos en forma específica y ahondarlos. Eso les va a deparar a ustedes y a vuestros clientes éxitos en el futuro.

La tarea del abogado es importante en la vida social, ustedes se darán cuenta que en nuestro sistema, hay muchos directivos y operadores de la sociedad que pasaron por estas aulas. Y lo que uno pretende es que cuando ejercen las tareas para la cual fueron designados, se acuerden de todo lo que aquí abrevaron. Se acuerden de que es importante defender los derechos humanos, los derechos de la personalidad y tener presente que en el campo jurídico el eje de todo es la persona humana. Lo que nosotros tenemos que buscar proteger es la víctima, la víctima del sistema, de un sistema que a veces no queremos y que a veces soportamos.

Lo verdaderamente importante es defender todos estos intereses, con ética, con moral. Por eso les menciono como algo relevante que no se olviden, -a pesar de los embates que van a tener en la vida post universitaria-, que no hay que perder de vista a la persona. Nuestro país debe resguardar los derechos de las personas y los derechos patrimoniales aunque a veces estos últimos no pueden ser debidamente protegidos. No hay duda de que es menos importante una escrituración que un daño moral, que un daño psíquico, que un daño a la vida, que un daño al proyecto de vida. Es menos importante, porque en algún caso se toca el bolsillo y en el otro a la persona, y eso ustedes lo deben tener muy en cuenta.

Progresando en su nivel científico van a ver que con el tiempo comenzarán a obtener éxito en la profesión. Nadie sale de la Facultad con todos los conocimientos. Pero es evidente que en esta Universidad, que es una de las universidades claves en Latinoamérica, ustedes egresan con un bagaje de conocimiento que les permitirá desempeñarse dignamente en la profesión.

La práctica se adquiere andando. Sé que ustedes piensan muchas veces “muy bien, tenemos el diploma ¿y ahora qué? La respuesta es que tienen que seguir profundizando sus conocimientos, tienen que tratar de relacionarse con operadores del derecho que les enseñen a ejercer la profesión en forma digna, en forma cabal. No es importante que tengan en cuenta lo que pueden obtener en concepto de honorarios, no es importante que supediten a los honorarios la defensa de los derechos ajenos. Con el tiempo van a ver que eso no reporta nada. Serán ricos, pero en el fondo serán muy pobres espiritualmente. Es mucho mejor tener la cabeza tranquila, dormir plácidamente porque en realidad no han perjudicado a nadie.

La Universidad y esta Facultad seguirá abierta para tratar de solventar todas las inquietudes que tengan. Aquí hay cursos post universitarios, está el doctorado y sepan que no es necesario se vayan del país para traer un título del extranjero. Porque de esa manera nos venden títulos y en el fondo no nos venden el conocimiento. El conocimiento lo adquirimos en casa. El nivel cultural del operador jurídico argentino es superior. No se engañen, a veces nos dicen que en algún país limítrofe están muy bien, de mil maravillas, que todo funciona diez puntos. Yo les anticipo que en las jornadas nacionales, que en los congresos internacionales, siempre el jurista argentino se ha destacado. Y ustedes tienen que hacerlo, por lo tanto yo les auguro un muy buen porvenir, acopio de conocimiento pero en nuestro país.

También es cierto que en su derrotero jurídico y en su vida profesional se van a encontrar siempre como lo vienen haciendo desde que comenzaron a estudiar, con dos valores importantes en el derecho. El valor seguridad y el valor justicia. Comprendan que a esos dos valores los tienen que sopesar. No podemos supeditar al valor seguridad, el valor justicia.

Muchos de los institutos que han estudiado durante la carrera como el vicio de lesión, la teoría de la imprevisión, la irrenunciabilidad de la cláusula penal, el abuso de derecho tenían un importancia menor en la época en que nuestra generación estudiaba derecho porque lo importante era el “pacta sunt servanda”. Este instituto es muy relevante porque apunta a la seguridad pero debemos tener en cuenta que para que exista justicia, esta debe ser para ambos y no solo para la parte que presenta el contrato y exige que se cumpla a rajatabla.

Les menciono esto porque en un acto de egreso como este, es necesario que de alguna manera repensemos algunos conceptos importantes que van a manejar en su vida profesional. Por eso es que estos dos principios, estos dos valores, seguridad y justicia, tienen que ir de la mano, no podemos supeditar el uno al otro. Además, tenemos que actuar con prudencia que es el otro valor fundamental que tienen que tener en cuenta, el sentido común para bajar el precepto normativo al caso concreto con equidad.

La equidad es el derecho natural que está detrás del derecho positivo y que le sirve de fuente y de basamento, es importante que siempre lo tengan presente. ¿Qué es el derecho?, el ordenamiento justo de las conductas humanas, eso es derecho.

Muchas veces la ley, la fría ley, no refleja adecuadamente ni la justicia ni la equidad, sino tan solo el capricho del legislador. Muchas veces los jueces que deben aplicar esa ley se sienten protegidos por aplicar la ley positiva porque saben que nunca les va a traer problemas. Pero esto muestra que no están actuando con equidad, no están impartiendo justicia como lo deben hacer. Para equilibrar esto es muy importante que se deje de lado la cobardía y se actúe con valentía, que se exprese de frente lo que pensamos y que se defienda con ahínco las convicciones. Eso también es muy importante en la vida profesional.

También es importante, actuar con ética y con dignidad. Muchas veces decimos cosas, las predicamos pero no las hacemos. Vemos la paja en el ojo ajeno, pero no vemos la viga en el propio. El abogado debe ser un hombre ético, acá no entendemos que el derecho no está aislado de la moral y de la ética sino que está asociado a ambas. Por lo tanto, lo debemos tener presente. Pero esto no debe ser así porque hay un tribunal de disciplina en el Colegio de Abogados que va a juzgar nuestra conducta, sino porque tenemos que estar convencidos, nos tiene que surgir desde adentro hacia afuera que esta ética debe modelar nuestra conducta en nuestra vida cotidiana.

Antes de terminar quiero hacer referencia al cliente, al justiciable. Nos debemos a él, respetando uno de los principios fundamentales de la Constitución Nacional que es el deber de informar. Tenemos que informarle al cliente y debemos buscar su consentimiento. Nuestra profesión también lo requiere, no sólo en Medicina. Sobre todo aquellos que en algún momento se desempeñen en la administración pública. Tengan en cuenta que ante todo son abogados y siempre se debe resguardar el secreto profesional.

Por último, no quiero abrumarlos mas con palabras, sólo me resta felicitarlos, pero antes que termine esta locución, quiero felicitar y agradecer en el nombre de las autoridades, en el mío y en el de todos los egresados, a los familiares que con su labor tesonera, tolerante y de apoyo posibilitaron que ustedes hoy reciban un diploma. Por eso a ellos también tenemos que agradecerle en este momento feliz. Y por último agradezco también a las autoridades de la Facultad que me permitieron este momento, que es un momento importante en la vida de cualquier profesor universitario.

Muchas gracias.