Discurso pronunciado por el Dr. Claudio Martyniuk

Acto de colación de grado del día 13 de marzo de 2015

Claudio Martyniuk

Claudio Martyniuk

Buenas tardes señoras, señores, miembros de la comunidad académica de la Facultad de Derecho.

En esta ceremonia, un rito de pasaje, lo común es celebrado. Se ha completado un ciclo de estudios, se ha realizado una aproximación al derecho. Lo común persiste a este rito de pasaje, a la celebración que nos convoca. El estudio, como sabemos, no tiene fin. El derecho, como también sabemos, interpela la búsqueda impaciente de libertad, igualdad, justicia.

Recibirse, entonces, no es tanto dar una carta habilitante individual, liberatoria o cancelatoria, mas bien se trata de dar el título de una toma, el anuncio de un retomar. El título retoma el estudio y el derecho. El pasaje no borra lo pasado, mas bien lo ahonda y proyecta; lo intensifica; abre lo estudiado a la práctica, al ejercicio. Lo estudiado, los abordajes teóricos del derecho, ahora en este tránsito, serán retomados en otro contexto, en otra instancia existencial, en otras formas socio-políticas. Pero proseguirá, proseguirá el estudio, se retomará ante cada caso, ante cada proyecto el desafío de problematizar, de explicar, de justificar, de criticar, de comprender las quejas. Recibirse, entonces, abre otras proyecciones del estudiar, es frágil, delicada tal protección. De hecho, el estudio del abogado puede disolverse en la comodidad de respuestas superficiales y estereotipadas. Es arduo, no siempre reconfortante la tarea de perseguir y buscar acercarse a lo correcto. Interpela la responsabilidad, la decisión, el coraje, también el deseo, y lo hace en cada caso, sin que importe la cuantía, sin que sea determinante el interés. En cada caso se trata de reparar la misma nave en la que navegamos, para reparar, para buscar hacer justicia, lo común, aquello que nos reúne es prioritario. Estudiar, seguir en el estudio, muestra así, vitalidad personal.

Recibirse, entonces, implica experimentar el estudio como tarea siempre inconclusa como deuda comunitaria y a la vez singular. Se liga a cómo existir y a ser feliz. Mal se podría egresar de esta heteriotopia, de este pliegue del espacio social que cuenta con autonomía obligando la sociedad que lo sostiene. Este decoroso espacio en que se realiza el acto es sostenido por todos, y proporcionalmente más por aquellos marginados que también están excluidos del campo universitario.

La carga de pobreza, embrutecimiento y desigualdades provoca pesadumbre. No hemos saldado la deuda con la justicia y seguimos, debemos seguir entonces, estudiando. Seguimos problematizando la igualdad y la libertad, debemos superar los cansancios, y el título, así, anuncia nuevos modos de compromisos, de búsquedas, de correcciones y de reparaciones. Con el estudio, en el estudio. Y esto que es arduo, apuntala los sentidos, brinda las gratificaciones más intensas.

Recibirse no implica migrar, no es un exilio, no es una expulsión al abismo, las puertas de esta casa siguen abiertas para estudiar y especializarse, investigar, doctorarse, enseñar y seguir problematizando. Las puertas se hayan, y debemos mantenerlas abiertas para compartir y disentir, para explorar y también para devolver y reparar. Este espacio ha sido y seguirá siendo común, en él, en nuestras aulas, salas y pasillos ha habido entregas, muchas seguramente podrán corregirse, pero ha habido entregas de experiencias y conocimientos, y en el ciclo de los bienes comunes, en el ciclo imprescindible para preservar y enriquecer el capital simbólico de nuestra sociedad en materia de derechos, en las formas que adquieren obligaciones y libertades, indemnizaciones y sanciones no debe haber prescripción liberatoria.

Egresar esperamos que no sea olvidar, reprimir la experiencia del estudio, cargada de esfuerzo y de ardor. Egresan de estudios, se han recibido, reciben un documento, un título de ello. Seguirán estudiando Derecho, sus experiencias de estudio y de prácticas reparadoras serán también aquí recibidas. Lo común, ese conjunto de bienes básicos e indispensables, conservados y robustecidos colectivamente, se gesta cultivando y fecundando los estudios más intensos, los ejemplos más interesantes que surgen en la búsqueda sin fin que nos presenta el estudio. Recibirse, alcanzar un título, mal podría significar abandonar el estudio y traicionar el rasgo estudiantil, lo jovial que activa y potencia las búsquedas de justicia, lo jovial que singulariza y desea, delibera y libera.

Ya entre paréntesis, recuerdo que por la noche pensando en este acto, sentí que brotaban los más bellos pensamientos, al despertar intentando recuperarlos para compartirlos sentí como se escurrían de mis manos. Apenas quedaba una sensación grata, recuerdo su dirección, sigamos adelante pero sigamos también acá, no abandonemos la vida de estudiante, recordemos de dónde venimos, retengamos, seamos fieles a estos momentos en lo que el estudio y el sueño danzan para nuestra felicidad.

Muchas gracias.