Discurso pronunciado por la Dra. Andrea Mercedes Pérez

Acto de colación de grado del día 29 de febrero de 2024

Andrea Mercedes Pérez

Andrea Mercedes Pérez

Buenas tardes a todos y cada uno de ustedes, señora vicedecana Dra. Silvia Nonna, señor consejero directivo Dr. Gonzalo Alvarez, queridos profesores compañeros de tareas, docentes, personal no docente, tan importante reconocerlos que permiten que se procesen las actas, que se organice este acto en este salón maravilloso en el cual prenden las luces también y nos acompañan en todos y cada uno de nuestros actos docentes, permitiendo que se desarrolle nuestra tarea.

Bienvenidos egresados, familias, amigos, acompañantes a este acto tan emocionante, siempre.

Que calor, primero, para decir algo que no por obvio resulta sentido. Se ha acabado un ciclo, queridos egresados, el ciclo de la lucha contra el siu guaraní, contra el corte de promedios, contra las inscripciones y los cupos, y empieza otro ciclo, el ciclo del ejercicio profesional, un ciclo maravilloso que los invitamos que encaren con entusiasmo, con responsabilidad, defendiendo los valores de la democracia, el espíritu de la solidaridad, la empatía con el otro, los invitamos a que nunca nos dejen, a que sigan estudiando ya como graduados, sumándose a nuestra variadísima y rica oferta de posgrado, enclave de cursos independientes, cursos de actualización, especialización, de maestrías, no se pierdan tampoco los cursos de perfeccionamiento para el ejercicio profesional, que gratuitamente para todos ustedes ofrece nuestro centro de graduados, tanto en modalidad presencial como virtual, y nunca dejen de estudiar, porque la verdadera carrera empieza hoy, cuando se llevan ese título debajo del brazo.

Después del calor, de sortear los mosquitos que todavía nos invaden, de los festejos, de los regalos y de las alegrías empieza otra etapa, la etapa de luchar por los derechos de los demás, de aplicar todo lo que han aprendido, de volver a estudiar todas y cada una de las cosas cada vez que resulte necesario, aprender a dudar, aprender a preguntarle al otro si tenemos alguna duda, y los invitamos a no irse, a no irse de esta casa, a seguir acompañándonos en nuestros cursos, tal vez ayudándonos en el ejercicio de la docencia, como muchos de nosotros hemos empezado.

Que atraviesen hoy esas columnas de la entrada, pudiéndolas contar esta vez, con mucho optimismo, con mucha esperanza, en tiempos tan desesperantes solo nos queda el amor por lo que hacemos, la pasión por nuestro oficio, la vocación que cada uno de nosotros fue acuñando a lo largo de los años.

Hoy empiezan otros problemas, los de nuestros clientes, esos que van a trasladar su historia y su histeria a nosotros, y tenemos que ser capaces de generar herramientas para hacerle frente a sus dudas, a sus inquietudes, a su desazón, para eso nos hemos preparado, esperamos haberlos preparado para eso y esperamos también que se hayan llevado lo mejor de nosotros, les decimos que hicimos todo con el corazón, que tratamos de formarlos de la mejor manera posible, que hemos estudiado mucho para poder darles a ustedes lo mejor de nosotros, y que también valoramos que detrás de cada uno de ustedes hay muchas horas de sueño sin dormir, muchas salidas sin los amigos, sin disfrutar, muchas horas sin compartir con la familia, pero todo tiene su premio, y el premio está ahí esperándolos dentro de un ratito para llevarlo abajo del brazo y hoy, hasta ponerlo debajo de la almohada para que les traiga suerte. Han elegido una carrera maravillosa, una carrera que nos permite hacer algo por el otro, y que el otro cambie su vida por un rato, por algo que nosotros hacemos por ellos.

Así que, a no olvidar nuestra responsabilidad, a no olvidar cuanto la gente piensa y confía en nosotros, a ponerse a la altura de las circunstancias, y sobre todo lo que les dije hace un rato, a seguir estudiando, los clientes buscan de nosotros no abogados exitosos o influencers, buscan abogados estudiosos, abogados capaces de escucharlos primero de una manera activa, atenta y respetuosa, y de llevar adelante su caso con la máxima responsabilidad.

Sigan abrazando los valores de la república, los del sistema democrático, defendamos las instituciones y estemos todos y cada uno de los días de nuestra vida a la altura de nuestras circunstancias, y que cada vez que pasen por esa puerta con algún amigo, con algún familiar, con algún vecino, puedan decirle con emoción, como nos pasa a todos cada vez que entramos en este edificio, “ahí estudie yo, esa es mi casa y sigue siendo mi casa”, mucha suerte.