Discurso pronunciado por la Dra. Gabriela Michudis

Acto de colación de grado del día 10 de agosto de 2023

Gabriela Michudis

Gabriela Michudis

Muy buenas tardes, señora vicedecana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires Doctora Silvia Nonna, señores profesores, abogados, abogadas y profesionales presentes, y a todos los protagonistas de este acto, señoras y señores.

Como profesora de esta Facultad me siento absolutamente honrada de haber sido elegida para darles este mensaje de bienvenida, con el que de verdad desearía poder llegar al corazón de todos ustedes.

En este día especial reciben su diploma los ex alumnos o alumnas, pero también los padres y madres que esperaron el llamado telefónico después de cada examen, la pareja que resignó una salida para acompañar una noche de estudio, los hijos que compartían una mesa llena de libros y estudiaban mientras su padre o su madre también lo hacían. Este diploma que van a recibir es compartido, y lleva la marca de la historia personal de cada uno de ustedes.

Me quiero permitir un segundo ser autorreferencial, y pedirles también que acepten este gesto.

Yo soy hija única de una pintora y de un músico, ambos son geniales, con muchas destrezas, pero yo quería algo más para mis padres, así que un día compré la guía del estudiante, me senté con ellos a deliberar y con toda felicidad me inscribí en abogacía e inscribí a mis padres en la carrera que cada uno de ellos eligió. Por eso sé lo que es el esfuerzo en familia por superarse cada día, a todos los felicito por la infinita paciencia que eso seguramente les demandó.

Ustedes se prepararon para este momento y lo perciben como una oportunidad especial para juntarse a celebrar esto que es, en realidad, el comienzo de una nueva forma de vincularse con el derecho, también para los traductores, por eso les dije que es un mensaje de bienvenida.

Quiero que miren siempre para adelante, porque les esperan oportunidades muy desafiantes. Una de ellas es el aprendizaje, que nunca se termina, por sus medios o en esta Universidad, que nunca dejará de albergarlos, continúen estudiando hasta el último de sus dias.

Ustedes no incorporaron en estas aulas el derecho en términos exhaustivos, sino una, varias, o muchas formas de abordarlo para entender su funcionamiento. Pero el derecho es dinámico, está al servicio de una realidad que está en constante transformación y será, por siempre, para ustedes, la herramienta con la que reemplazar al uso de la fuerza para provocar el cambio.

En esa tarea de transformar la realidad, les deseo que nunca traicionen sus valores, porque estos serán los que los guíen en aquello que elijan. Cuanto más se espere de ustedes mayor será la responsabilidad, en la docencia, que es pura entrega en el terreno fértil de los intelectos más jóvenes que recién se asoman a la vida adulta, en la investigación de la que otros dependerán para fundar sus decisiones o sus defensas, en la carrera judicial, que no siempre puede darse el lujo de partir diferencias y donde a veces tendrán que privarle a uno para darle a otro, o como legisladores, donde necesitarán conocer profundamente la realidad para pensar la norma que supla sus carencias, y por fin, en la tremendamente noble misión de defender a un cliente que depositará en ustedes la carga de presentar la verdad de los hechos a la espera de la mejor defensa de sus derechos.

El cliente solamente tiene al abogado en quien confió, por eso a él se deben, nunca lo abandonen, y cuando alguna derrota diezme sus fuerzas y crean que todo está perdido, descansen, pero no se rindan.

Probablemente resulte estresante pensar en el enorme desafío que suponen estas palabras, pero vale mucho la pena el sacrificio de ir dejando lo mejor en cada instancia para hacer de este un lugar mejor para la vida.

Les deseo de corazón todo el éxito, y sepan que los profesores esperamos mucho este momento de nuestros alumnos, y que no nos vamos, aquí estaremos siempre para ustedes, en el fondo de sus cajas de herramientas, cada vez que lo necesiten, o que quieran simplemente pensar acompañados.

De verdad me gustaría saludar a cada uno de ustedes individualmente, pero no conozco los nombres de todos, entonces voy a nombrar a mi querida Milagros Garofalo, que hoy se recibe, que recibe su diploma, y a quien quiero muchísimo, y hago extensivo esto también para todos los demás a quienes no conozco por sus nombres.

Muchísimos éxitos, muchas felicidades y bienvenidos.