Discurso pronunciado por la Dra. Sandra Wierzba

Acto de colación de grado del día 16 de febrero de 2023

Sandra Wierzba

Sandra Wierzba

Muy buenas tardes, 

Señora vicedecana, profesoras y profesores, docentes y no docentes, junto a ustedes quisiera dar una cálida bienvenida a este acto de colación de grado, a las y los egresados, sus familiares y amigos, que hoy nos acompañan.

Es este un espacio académico en el cual se entregan los títulos a las y los estudiantes que culminaron sus carreras de Abogacía, Traductorado Público, Calígrafo Público y de Profesorado Superior en Ciencias Jurídicas; también a quienes terminaron sus Maestrías y Doctorados. Un ritual que se repite cada quince días, habitado por la alegría que significa un logro tan trascendente y la esperanza de un futuro promisorio.

El homenaje a nuestros graduados hace a una ocasión propicia para hablar sobre el concepto de Abogacía, que constituye la columna vertebral de la educación en esta Casa de Estudios. A diferencia de lo que sucede en otras latitudes, la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires otorga el título de “Abogado”, figura que por definición se asocia a quien ofrece profesionalmente asesoramiento jurídico y defiende a las partes en procesos judiciales y administrativos. Tradicionalmente, los egresados de esta Facultad nos dedicamos a ese rol, en el ámbito público y privado; también al ejercicio de la función judicial.

Sin embargo, hoy nos encontramos frente a renovados conflictos humanos, a una complejidad creciente de la organización social y a unos fenómenos científicos y tecnológicos, que sumados a la significativa cantidad de abogadas y abogados que formamos parte de la sociedad argentina, resultan sugerentes de una verdadera necesidad de pensarnos también para otras formas de ejercicio, más propias de una Licenciatura en Derecho. En otras palabras, las circunstancias actuales nos exigen concebir centralmente a los abogados, en prácticas que van mucho más allá del litigio.

En este sentido, por ejemplo, el uso extenso de sistemas de inteligencia artificial y de aplicaciones de ayuda a la decisión, compromete el trabajo futuro de muy variados sectores de la comunidad y se encamina a desposeernos a los seres humanos de los saberes que hacen a nuestra naturaleza y dignidad, en beneficio de la ejecución de acciones supuestamente más pertinentes. A su vez, las implicancias automáticas de personas reducidas a funciones meramente operacionales, sustituyen la función normativa de la ley.  El dogma de los Derechos Humanos –fundacional para la sociedad argentina moderna- y su implementación judicial, que obraran como herramientas fundamentales para combatir las consecuencias de las peores masacres del siglo XX, podrían resultar insuficientes para contener los problemas y los daños derivados de la interacción entre personas, cíborgs y computadoras superinteligentes.  

Por otra parte, asistimos a una crisis ambiental sin precedentes, que hoy ya resulta ostensible en nuestras vidas cotidianas. Acaso ahora sí haya llegado el tiempo de atender a nuestros pueblos originarios, no sólo con fines de reparación, sino de verdadera reconsideración de nuestra diversidad cultural, incorporando tradiciones ancestrales que mucho podrían enseñarnos en la tarea de intentar preservar nuestro hábitat. 

Los ejemplos citados constituyen sólo un botón de muestra de un estado de cosas de carácter extraordinario, que requiere de un abordaje colectivo, novedoso y con la acción concertada y coordinada de muchas personas, en el diseño de reglas y acciones oportunas y efectivas. Tal escenario, fue de algún modo anticipado por pensadores de variadas disciplinas, épocas y geografías. De algunos de ellos, como de Bauman, Berardi, Forn, González, Harari, Mann y Sadin tomé palabras prestadas para escribir estas breves reflexiones e intentar algo de aquello que puede hacerse por un ser humano mejor: seguir la conversación.

Uds. inician su trayecto profesional en este contexto, del cual sin duda surgirán otras formas de hacer Justicia y de ejercer las profesiones jurídicas, necesariamente interdisciplinarias y cooperativas. Al principio, podrán sentirse como el escultor, para quien los materiales empleados suelen ser su enemigo y las primeras formas obtenidas resultan desagradables a la vista. Al respecto, leer y volver a las páginas de nuestros viejos libros, fue el consejo que Franz Kafka como narrador ofreciera en el relato titulado “El nuevo abogado”. Sobrevolar las murallas que dividen lo que fue y lo que será e imaginar soluciones razonablemente fundadas para el derecho futuro, ha sido la propuesta de Aída Kemelmajer de Carlucci, en la conferencia de cierre de las últimas Jornadas Nacionales de Derecho Civil.

En esta Facultad, que sigue siendo pública, gratuita y prestigiosa en el mundo entero, sólo se cierra una etapa para ustedes. Siguen teniendo un lugar para continuar educándose, investigar, prestar servicios a la comunidad y para iniciarse en la noble tarea de transmitir conocimientos a las nuevas generaciones. 

Muchas gracias.