Discurso pronunciado por el Dr. Emiliano Buis

Acto de colación de grado del día 16 de diciembre de 2016

Emiliano Buis

Emiliano Buis

Autoridades y colegas, graduados y familiares, buenas tardes. Es una gran satisfacción para mí tener la posibilidad de compartir unas breves palabras en esta ocasión tan especial.

Hoy estamos viviendo la culminación de un ciclo en el que se gradúan estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, una institución que conocemos, que queremos como propia y que resulta nuestro espacio cotidiano, pero que de modo objetivo constituye una de las universidades latinoamericanas más importantes del mundo. Ustedes tienen el privilegio de haberse graduado en una Facultad que se enorgullece de los pilares sobre los que se erige: justicia, igualdad, pluralismo, respeto y promoción de los derechos humanos.

En esta casa de estudios ustedes no se formaron como meros técnicos de la abogacía, sino como verdaderos juristas, capaces de enfrentar los desafíos de la profesión con herramientas teóricas y prácticas, conocimientos que llevarán siempre y que volcarán en todo aquello que decidan hacer, con seriedad y diligencia. Es preciso comprender que es un gran honor egresar de esta Facultad, pero que a la vez es también una enorme responsabilidad. En tanto operadoras/es del derecho, asesoras/es jurídicos, profesoras/es, investigadoras/es, posiblemente juezas/ces o legisladoras/es, en cada cosa que hagan o encaren estará reflejada la UBA. Actuar de modo ético, con un compromiso a favor de la verdad y la justicia, es el modo en que ustedes devolverán a la universidad lo que recibieron y seguirán dejando en alto el prestigio institucional.

Quienes nos dedicamos a la enseñanza en esta universidad confiamos en que la educación recibida les permitirá enfrentar los numerosos desafíos que tendrán sin duda a lo largo de su carrera. Suelo decir en mis clases que el derecho es una construcción humana que debe responder a los valores de una comunidad, que debe luchar por erradicar la injusticia y permitir cambiar aquello que funciona incorrectamente en el seno de una sociedad. Esperamos haber formado personas que comprendan este imperativo y que defiendan lo público con una perspectiva que privilegie los principios antes que los intereses, concientes siempre de que es preciso actuar para combatir las profundas injusticias que existen en nuestro país y en el mundo.

El esfuerzo que han realizado ustedes a lo largo de su carrera ha sido grande, como así también lo ha sido el que realizó la comunidad académica en general, sus familiares y amigos. Se trata de un ejercicio colectivo cuyo triunfo, estoy convencido, es sólo posible gracias a una sociedad que, a pesar de todas las dificultades, ha conseguido hacer un baluarte de la existencia de universidades nacionales públicas y abiertas. En otras palabras, premiar el proceso culminado hoy no es sólo la congratulación por una tarea individual, sino también el orgullo por un trabajo conjunto y permanente de quienes las y los rodean, sostenido en la convicción de que las sociedades no pueden seguir desarrollándose si no es con educación democrática y de calidad.

En un país que no necesariamente premia siempre el esfuerzo colectivo y que suele tener dificultades para asegurar proyectos de largo plazo, ustedes son un ejemplo de sacrificio y constancia. Pero un ejemplo del que seguimos esperando mucho.

No se olviden de que este acto hoy está lejos de ser una despedida. Tómenlo como un “hasta luego”, porque esta Facultad en la que han pasado años estará siempre dispuesta a recibirlos, ahora como graduadas y graduados, quizás como docentes. Nos alegra haber acompañado este logro durante sus carreras de grado y sepan que estaremos aquí siempre para volver a estrecharles la mano. Vayan mis sinceras felicitaciones, queridas y queridos colegas, y mis deseos de una vida profesional y personal llena de merecidos éxitos.

Muchas gracias.