Discurso pronunciado por el Dr. Francisco Castex

Acto de colación de grado del día 12 de agosto de 2016

Francisco Castex

Francisco Castex

Buenas tardes a todos y todas

Estimada decana, autoridades, profesores, colegas, noveles abogados, señoras y señores: nos encontramos ante una nueva colación de títulos de grado, de posgrado y tal vez también algún que otro doctorado. En lo personal, es muy grato estar acá, hoy se recibe un amigo y exalumno, y otro amigo me gratificó invitándome a dar este discurso. Fueron dos seres queridos responsables de que hoy esté acá, de estar dando estas palabras y eso es maravilloso. Sobre todo porque la amistad con cada uno de ellos nació en esta Facultad. Uno como compañero, y el otro una relación alumno-profesor.

Para los que reciben de abogados, el título de grado es el final de una inolvidable etapa de la vida. Recuerdo una anécdota de Borges, a quien le presentaron una persona que había hecho una carrera universitaria de manera muy rápida. Le dijeron: “Borges, el señor se recibió de abogado en solo 2 años y medio”. Y Borges respondió: “que pena, una carrera tan importante hecha tan pronto”. “Que poco la habrá disfrutado, le debería haber dedicado más tiempo”, agregó. Ojalá ustedes hayan pasado por estas aulas con alegría, como lo hicimos muchos de nosotros y hayan verdaderamente gozado esta etapa universitaria que hoy culminan y los hace acreedores del tan deseado título universitario y, además, de amigos, novias, novios; miles de anécdotas, algunas buenas, otras no tanto. Porque esto es lo más importante.

En fin, hoy tienen la imagen del último día, pero les aseguro que no lo es. Esta tarde empieza la otra etapa, que también será inolvidable y muy grata. Comienza ese período para el que se prepararon. Van a empezar a disfrutar de lo que aprendieron y estudiaron, de todo ello que tanto esfuerzo y tiempo les demandó. Muchos de ustedes podrán ser abogados litigantes; otros, tal vez jueces, fiscales, secretarios; algunos se dedicaran al ámbito público, y algunos otros también al ámbito privado. Entre ustedes habrá seguro futuros profesores, también políticos de renombre, por qué no algún ministro. O un presidente, tantos presidentes salieron de esta casa que hasta podría salir uno más de entre ustedes. Diplomáticos, embajadores, investigadores, gerentes o directivos de compañías; y por qué no hasta artistas, escritores como Franz Kafka y Raymond Chandler eran abogados y entre nosotros está el querido doctor Héctor Tizón que además de ser un gran escritor fue también juez y abogado. Como se ve la abogacía es muy versátil y nos permite poder desarrollarnos en aquello que nos guste.

En definitiva, serán hombres y mujeres del derecho y como tal, ahora depende de ustedes ponerle empeño, ganas y sobre todo disfrutar su vocación comprometidos con los valores democráticos y los derechos humanos. Lo que nunca deberían dejar de hacer es pensar, reflexionar y actuar conforme a sus convicciones. Como enseñaba un gran profesor de esta casa que era Juan José Avila: “El derecho es el ejercicio de dar razones y para ello debemos siempre tener que pensar, razonar, que deconstruir en términos de Derrida. El buen abogado es como un gran ingeniero que construye con palabras. Como dice Espinoza, la verdad es discurso y solo se puede conocer la verdad a través de las palabras.

Está en ustedes saber construir, diseñar, escoger el bueno uso de las palabras para argumentar y así defender los derechos que las personas les confían o les confíen. En ese derrotero, la palabra será su herramienta, su arma, un instrumento de paz y persuasión para lograr la solución del conflicto y permitir la coexistencia de los ciudadanos, ese fin del derecho que aprendemos ya desde el CBC. Y en esa tarea les aseguro que la mente desplaza a la memoria, les prometo que el derecho no es repetir, el derecho es usar la cabeza. Reflexionar, siempre. No se olviden de eso. Podrán modificar las leyes, cambiar los códigos, como les pasó a ustedes siendo alumnos que les cambiaron el Código Civil pero lo que no podrán hacer es quitarles el método de reflexión jurídica.

Hagan lo que sientan respetando los valores éticos que aprendieron en esta elogiable universidad pública y gratuita, que tanto queremos todos. Recuerden siempre que el infranqueable límite que tenemos para desplegar nuestra libertad y desarrollar el deseado plan de vida de cada uno, es el respeto al otro. Ya lo enseñaba Stuart Mill, en su obra sobre la libertad.

Las reglas están bien claras y nuestra Constitución y el derecho internacional de los derechos humanos, será nuestro súper yo normativo. La supuesta picardía de sentirse más rápido, es una moneda de corto plazo con pronóstico desalentador. No dejen de tener amor por lo que hacen. Pasión por su profesión y no se cansen de ser transparentes y francos. Todos calificativos que, a no dudarlo, los harán mejores profesionales. Podemos ser lo que queremos pero siempre dentro del respeto al prójimo, a la diversidad de pensamiento y tolerando la diferencia. Tal actitud nos hará crecer como sociedad y fortalecer nuestro estado de derecho.

Hoy los aplaudo y les pido que no se pierdan, que no se vayan, que vuelvan siempre. Está es su comunidad que los estará esperando con posgrados, doctorados y posdoctorados, para que se sigan formando. Como docentes, les deseamos que sean felices, que sigan sus ideas, que respeten al otro y que disfruten del hermoso ejercicio de ser abogados. En fin, nuevas felicitaciones y a brindar con los familiares que también hoy se reciben con ustedes.

Muchas gracias.