Discurso pronunciado por el Dr. Carlos Marcelo D´Alessio

Acto de colación de grado del día 28 de marzo de 2014

Carlos Marcelo D´Alessio

Carlos Marcelo D´Alessio

Señor vicedecano, señora secretaria académica, señores profesores, colegas que hoy reciben sus diplomas, familiares, amigos todos.

Cuando hace un par de días la secretaria académica me llamó para transmitirme la invitación de la señora decana para hablarles en nombre de esta facultad esta tarde, pensé que en esta semana se me han dado dos circunstancias que me han emocionado mucho, muy diferentes pero que tenían mucho en común.

El fin de semana pasado mi nieta de 10 años con motivo de la conmemoración del 24 de marzo tenía que hacer un trabajo para la escuela con los términos democracia, constitución nacional, deberes, garantías y derechos, más o menos lo que nosotros estudiamos en toda la carrera de derecho. Por supuesto me atribuí con todo gusto la tarea de trabajar con ella y de esa conversación me quedó la ilusión de haber podido despertar en una chica de esa edad, que por primera vez hablaba de estos temas, la ilusión por vivir en una sociedad en la que se respetara a ultranza la ley, por una democracia en la que los principios republicanos fueran una realidad en la que todos cumpliéramos nuestros deberes y como consecuencia de eso los derechos y garantías de nuestros conciudadanos estén respetados y creo que no es otra cosa lo que uno pretendería hacer en la tarde de hoy. Si podemos de alguna manera reafirmar este compromiso que ustedes están asumiendo en unos minutos de dedicar su vida a esos mismos objetivos, dedicar su vida a que el Estado democrático sea una verdadera realidad en la Argentina y que el respeto de la ley sea lo que a todos nos guíe para poder vivir así en una sociedad que valga la pena.

Cuando uno comienza el ejercicio profesional se propone ejercer esta profesión de acuerdo con la ética, y muchas veces la ética se nos confunde con un código deontológico donde figura una serie de deberes que uno más o menos se anima a cumplir. Pero creo que esto es una visión reducida de la ética, la ética profesional implica cumplir una serie de estamentos e irlos superando. El primero es adquirir los conocimientos necesarios para poder desempeñar esa profesión, no la ejerce éticamente el que no sabe aquello a lo que se va a dedicar. Esta es la etapa que en principio hoy está acreditando esta facultad al entregarles sus diplomas, y por supuesto que ustedes complementaran con el estudio serio de cada caso que les llegue y eso lo van a tener bien cumplido. A continuación viene la necesidad de poder desarrollar destrezas con esos conocimientos que uno adquirió, es decir, poder aplicar esos conocimientos a situaciones concretas y esta es la famosa práctica profesional a la que uno le tiene tanto miedo cuando estas sentado en el lugar que ustedes están hoy de decir cómo haré, y esto se adquiere y se va a adquirir en un tiempo, y se va a adquirir fácil, y eso lo van a tener.

El tercer estamento que se nos ocurre indicar es que ya no es cuestión de haber tenido los conocimientos, desarrollar una práctica y seguir repitiendo esa práctica como si en definitiva el abogado más viejo y que muchas veces hizo las mismas cosas fuera mejor abogado que el joven imaginativo, y viene entonces la necesidad de poder afrontar nuevas situaciones, nuevas ramas que de alguna manera les va a imponer el desarrollo de la humanidad y para eso dotarse de todas las herramientas necesarias. En esa etapa, seguramente esta facultad los continuará acompañando y serán parte de esta facultad en los estudios de posgrado, en la actividad académica, en la actividad docente, en todo esto que va haciendo que aquellos que no nos fuimos nunca de la facultad le debamos tanto en nuestra formación. En ese aspecto y para cumplir esta etapa, no se vayan, cumplan esta etapa y quédense formando parte de esta casa.

Ahí ya tenemos todos los conocimientos necesarios, pareciera que estamos cumplidos pero creo que no llegamos a una aspiración ética necesaria o indispensable si no somos capaces de tomar conciencia de cuál es la función para la que nuestra profesión está establecida en una sociedad, si no somos capaces de entender cuál es el fin último de nuestra profesión y somos capaces de explicarlo claramente a la sociedad y actuar en base a esto, esta ética de alguna manera es insuficiente y este fin último para el que nuestras profesiones están asignadas en la sociedad son estas a la que nos referíamos al principio. Aquel que en definitiva, en un proyecto meramente individual se limite a cumplir una serie de procedimientos que a veces ni siquiera tiene muy claro para que sirven, no sólo defraudará a la sociedad que esperaba otra cosa de él, si no que acumulará una importante dosis de frustración personal por dedicar buena parte de su vida a algo que no sabe muy bien para qué sirve. Por el contrario, aquel que tenga clara noción del fin para el cual ejerce su profesión podrá vivir en una permanente tensión ética que le permitirá confrontar esos fines con cada uno de los actos que él realice y ver en qué medida está procediendo de acuerdo a esto.

Creo que en ese sentido, aquel que lo pueda lograr va a desarrollar la pasión necesaria para ejercer la profesión y detrás de esa pasión van a venir todos los éxitos, aun el éxito individual que todos tenemos derecho a aspirar pero que vendrá por añadidura de entender que las profesiones no son un proyecto meramente individual, si no son un proyecto social. Las profesiones se ejercen para otros, las profesiones tienen sentido en la medida en que podamos realizar aquellos fines que la sociedad nos requiere en beneficio de toda la comunidad. Así como las profesiones se ejercen para otros, también se ejercen con otros. El ejercicio profesional no debe ser una actividad solitaria en este sentido quienes compartimos profesiones, compartimos conocimientos, dificultades y sobre todo compartimos valores, y para eso es muy importante continuar, como decíamos antes, la actividad académica, la docencia, la actividad institucional, la docencia, la política universitaria, la actividad de los colegios profesionales, todo esto que hace de las profesiones actividades vivas en las que nosotros vamos haciendo el bien a los demás y nos hacemos bien a nosotros mismos como profesionales.

Yo quiero, hoy, desearles a ustedes el mayor de los éxitos y ese éxito creo que se va a dar si dentro de muchos años cuando recuerden este momento y miren hacia atrás tienen noción de que han dedicado su vida algo que realmente valía la pena. Que tengan mucha suerte.