Discurso pronunciado por el Dr. Carlos Francisco Balbín

Acto de colación de grado del día 15 de julio de 2011

Carlos Francisco Balbín

Carlos Francisco Balbín

Buenas tardes.

En primer lugar, quisiera felicitar a las autoridades de la Facultad porque el egreso de una nueva camada de abogados de la Universidad es un camino y un mérito compartido por todos los presentes, autoridades, profesores y estudiantes.

En segundo lugar, claro, felicitar a los alumnos que hoy concluyen sus estudios.

Quisiera comenzar este breve relato proponiéndoles un viaje en el espacio y en el tiempo. Les propongo entonces arbitrariamente ubicarnos en el Museo del Prado. Uno puede recorrer las galerías y ver allí entre otras pinturas, las pinturas de los artistas de las Casas Reales. El motivo principal de sus cuadros obviamente es el Rey y su familia. En ese recorrido imaginario quisiera detenerme en el pintor de la casa de los Habsburgo. El artista claro es Velásquez [por el pintor español Diego Velásquez (1599-1660)]. Sin duda la obra más importante de Velásquez es Las Meninas. El objeto de la pintura es la familia real y en tal sentido no desentona con el resto de las obras de su clase. Sin embargo, el artista refleja allí no sólo a la familia real sino la crisis de la monarquía española de un modo crudo y disonante.

¿Cuáles son las características más importantes de la obra? Los reyes están por detrás de la escena, el protagonismo es de Velásquez y no de los reyes y su poder. El pintor comienza a retratar la realidad desde otra perspectiva totalmente distinta. En síntesis, el artista asume el protagonismo del relato y de su construcción, coloca en el centro de la escena al pueblo y finalmente se pinta a sí mismo. Dicho quizás con palabras más apropiadas se construye a sí mismo.

Pero volvamos a nuestro tiempo y a este contexto. A partir de ahora ustedes son los protagonistas. En el centro del cuadro deben colocarse ustedes, son ustedes quienes responden no sólo por sus propias historias, sino por la construcción del derecho. Ustedes deben cumplir un papel central en la configuración del nuevo derecho. Son ustedes quienes deben pintar la escena y pintarse a sí mismos. Tiempo atrás, aquí en la Facultad un juez me decía que no hay que cambiar las leyes por que ya está todo dicho. Creo que si así fuese entonces esta mal dicho.

El derecho no es estático, sino fundamentalmente dinámico. Es necesario crear e innovar permanentemente. El derecho es crítico, reflexivo, cuestionador. El derecho es también incertidumbre. Nos empeñamos en las Facultades por dar certezas, pero insisto, el derecho es incierto y difuso. Es necesario que critiquen y cuestionen y construyan siempre en el marco de la tolerancia, la diversidad y el pluralismo. Es importante entonces reconocer y valorar al otro. Este proceso de protagonismo y reconstrucción del derecho del cual ya son protagonistas debe estar guiado por un valor central en el armado del derecho. Esto es la justicia. ¿Qué es la justicia? Hemos estudiado y dedicado mucho tiempo en las aulas de esta Facultad de modo quizás conciente o inconciente a estudiar el concepto de justicia. Confieso que hemos leído muchas teorías de autores anglosajones, europeos, argentinos y latinoamericanos pero más allá de las teorías ciertamente complejas es posible y razonable definir a la justicia como aquél valor que nos exige ponernos en el lugar del otro. Es básicamente situarse en las necesidades del otro, sus frustraciones, sus angustias, sus expectativas. El derecho está allí y sólo ocasionalmente en los Códigos. Allí está el derecho en sus raíces más profundas y certeras, es decir, en el otro y sobre todo en el más desfavorecido. En definitiva, es necesario ser osado, reflexivo, crítico. Se trata de cuestionar y reconstruir, pero en un marco de respeto y tolerancia con el fin de hacer un derecho más justo. Por eso nos llevamos un compromiso, participar en la construcción de un derecho más igualitario, porque ello a su vez nos permitirá soñar con una sociedad mejor, más igualitaria y sin exclusiones. Uno debiera permitirse soñar y sobre todo con el paso de los años volver a soñar. Es el dilema que nos plantea Cervantes en el Quijote. ¿Cuál de los dos protagonistas es cuerdo y cuál loco? La tragedia básica en el Quijote es que el protagonista dejó de soñar.

Quisiera destacar las herramientas que ustedes forjaron en estos tiempos, su juventud, su capacidad, su inteligencia, su esfuerzo y su sacrificio en estos años de carrera y estudio. Quizá no debiera recordar cuando por primera vez le contó a otro su deseo de ser abogada, abogado. Lograron el objetivo que se propusieron, superaron los obstáculos, se sobrepusieron a las dificultades.

En este tramo final del relato quisiera hacer una reflexión más personal. Este es un paso muy importante en sus vidas profesionales y en su crecimiento. Tienen muchas herramientas para construir su propio camino. Así lo demostraron en estos años de estudio. Decidir ser abogada, abogado es un desafío enorme, es asumir un enorme compromiso. La abogacía es una vocación. Uno debería estar y sentirse orgulloso de ser abogada, abogado.

Un consejo final si el Vicedecano me permite darle un consejo con cierto tono paternalista. Vuelvan a esta Casa porque es su Casa. Felicitaciones también a todos los que ayudaron a estos nuevos abogados. Sí, me refiero a aquellos que están detrás de las primeras filas, detrás de esa línea imaginaria que los separa. Madres, padres, hermanos, hijos, familiares y amigos. El mérito es compartido y por eso la alegría es de todos.

Finalmente, doctoras, doctores, colegas nuestras más profundas felicitaciones.