Discurso pronunciado por el Dr. Eduardo Barcesat

Acto de colación de grado del día 17 de diciembre de 2010

Autoridades académico administrativas de esta Facultad de Derecho, familiares y amigos que han venido a saludar a sus seres queridos, y fundamentalmente ustedes, hoy egresados que salen de esta facultad y entran al ejercicio pleno de la profesión de abogados.

Quiero felicitarlos en primer termino por que han culminado un esfuerzo, un esfuerzo que no es solamente propio, es también el esfuerzo de vuestros allegados, es el esfuerzo del cuerpo docente y autoridades de esta facultad por brindar un nivel de excelencia en la enseñanza el derecho, por buscar de obtener seres comprometidos con valores que hacen a la esencia del orden jurídico. Y también es un esfuerzo de la comunidad, por que cada uno de nosotros, cada egresado podría representar un equivalente en kilómetros de rieles, en camas de hospitales, en otras obras y servicios públicos, pero estos fondos que ustedes objetivan como graduados han sido destinados precisamente a eso, a la educación superior en la universidad pública, en la universidad estatal, en aquella que contempla y se forma en el principio de la universalidad de todos y para todos. Y esto se significa un compromiso que yo no puedo dejar de ponerles de relieve, como cada uno de nosotros objetiva un esfuerzo social, debe haber también una respuesta y un compromiso para con ese titulo que hoy van a recibir de esta casa de abogacía.

Y yo me voy a referir a dos tramos de lo que entiendo debe ser honrado en el ejercicio de la abogacía. El primero de ellos refiere al instrumento de trabajo, el lenguaje, la palabra, aquellos enunciados mediante los que se portan, se comunican y se hacen conocer sea en grafías o fonemas el sentido del derecho. Saber preservar el sentido de las expresiones, no emplear indebidamente una palabra, un instituto, tratar de que entre lo que se nombra y lo que se significa haya una relación biunívoca, que esto habrá de jerarquizar nuestro instrumento de trabajo.

No somos por cierto, no somos por cierto magos que extraemos de galeras cualquier cosa u objeto. Nosotros somos cientistas sociales y estamos obligados a identificar aquello que nombramos con propiedad. Este es un compromiso que hoy se corresponde y se enfatiza con el segundo que quería traer a vuestra conciencia, el del deber de observancia a la supremacía de la Constitución Nacional.

Muchos años en esta Facultad de Derecho yo era alumno y docente cuando ello, se decía que la eficacia crea al derecho, que la eficacia de los mandatos genera la validez de los mandatos llamados leyes. Hoy ya no es así, hoy hemos saldado esa ideología, y establecemos cual un apotegma contenido en el artículo 36 de la nueva Constitución Nacional que el derecho solo se crea y solo se aplica desde el derecho. No hay continuidad entre la usurpación del poder político y la validez democrática de la asunción de los cargos y poderes constitucionales, ya no más, ya no más. Ahora para poder ser un poder legitimo, hay que ser un poder de la Constitución, nombrado conforme la Constitución, y para ejercer y realizar los fines establecidos en esa Constitución.

La fuerte condena a la usurpación del poder político encierra también la condena a la usurpación semántica. De aquí en más solamente será Presidente de la Nación aquel que satisfaga los requisitos constitucionales, será Poder Legislativo aquello que la Constitución nombra como Poder Legislativo y serán jueces del Poder Judicial de la Nación aquellos que también hayan prestado únicamente juramento a la observancia y supremacía de la Constitución Nacional. En varios certámenes de la abogacía hemos nominado esta clausura como la Lección de Derecho. Y sabemos además que es una clausura generosa, por que ensambla también con el artículo 30 de la Constitución en cuanto establece que la Constitución puede ser modificada en el todo o en cualquiera de sus partes. Ninguna limitación hay al progreso, al cambio, a la transición social, todo es posible desde el derecho. El derecho ya no debe ser visto solamente como una consagración de relaciones sociales existentes, puede ser un valioso instrumento para el cambio y la transición social. Pero siempre por supuesto respetando esto de que el derecho solo se crea y solo se aplica desde el derecho. Creo finalmente que hay un compromiso establecido en la nueva cláusula del progreso de la Constitución Nacional, en su artículo 75 inciso 19, que desarrolla el concepto de Naciones Unidas, de desarrollo humano y social sustentable, es decir, no basta con el crecimiento económico, tiene que haber crecimiento con justicia social, con inclusión social. Y ese crecimiento y esa inclusión deben ser sustentables, es decir, sin destruir la naturaleza, convivir con la naturaleza, sus recursos y riquezas naturales, que debo también recordarles son de titularidad de los pueblos, no de los gobiernos, ni de los estados, de los pueblos, así los afirman los pactos internacionales de Naciones Unidas que hemos incluido en nuestro texto constitucional.

Y por que no recuperar ese concepto de nuestros pueblos originarios que hoy lucen dos constituciones nobles de la América Latina, me refiero a Ecuador y a Bolivia. El concepto de bien vivir de los pueblos originarios, de vivir en confraternidad con la naturaleza, porque si algún desafío se expresa hoy no solamente para los cientistas sociales pero fundamentalmente para nosotros en cuanto a la regulación, es el de saber preservar este hermoso planeta tierra y su especie más preciada, el ser humano.

De modo que comprometo a quienes hoy tengo el privilegio de recibir como representante de esta casa, de esta casa en la que, permítanme decirlo, he estado por más de cincuenta años, debo formar parte del inventario de la misma. Claro que debo aclarar que no pasé cincuenta años para graduarme, sino que llevo de docente muchos años, desgraciadamente interrumpidos en algunas partes por dictaduras militares, pero en todo caso al igual que la Constitución Nacional siempre hemos vuelto.

Y aquí estamos para desearles el mejor de los éxitos en vuestra profesión y aquel compromiso de los patos internacionales, un ser humano y un pueblo libres respecto del temor y libres respecto de la miseria.

Muchas gracias.