Discurso pronunciado por el Dr. Mario F. Valls

Acto de colación de grado del día 25 de septiembre de 2009

Señor Decano Profesor Emérito Dr. Atilio Alterini, Señor Secretario Académico Dr. Gonzalo Álvarez, profesores, graduados, abogados que ahora egresan, familiares y amigos de los que egresan y de la Universidad.

Me dirijo a muchos porque somos muchos los que ganamos con esta graduación. Cada egresado es un fruto de la Universidad que muestra que está cumpliendo activamente su función. Cada egresado es un logro de cada uno de nosotros y de todos.

Me toca a mí darles hoy la bienvenida a la categoría de egresados y pedirles que no se alejen de la vieja muchachada. No les canto el Adiós muchachos porque no hay adiós sino bienvenida a la categoría de egresados, que es afortunadamente la que mas crece. No se van de la Facultad. Como ingresan en una nueva categoría universitaria, salen de la Facultad para cumplir nuevas funciones, pero sin dejar de ser estudiantes. La calidad de estudiantes nunca se pierde. Claro está que ahora con menos tiempo para estudiar que el que tenían cuando solo eran estudiantes. Por eso es que insistíamos tanto en hacerles acopiar un mínimo conocimiento básico sin convertirlos en “tragalibros” y marcarles los vínculos para actualizar esos conocimientos y ampliarlos porque ahora no falta información jurídica. Lo que pasa es que hay que saber donde está y tenerla a mano. Lo que falta es tiempo y cada vez tenemos menos. Lo saben los legisladores y los jueces; por eso nos apuran con los plazos. Cuando yo me estaba por recibir, hace sesenta años, los abogados se vanagloriaban de poder resolver la gran mayoría de los asuntos sometidos a su consideración con lo que habían aprendido en la Facultad, completándolo con las bolillas “bochadas”, por supuesto. Digresión: Aclaro para los más jóvenes que el bolillero muchas veces decidía alevosamente y, sin ética alguna, quien aprobaba y quién no. Ahora decidimos los docentes.

Ahora también la advertencia del nuevo siglo: como no falta información jurídica para nosotros, tampoco falta para la contrapartes, por lo que no hay que descuidarse y debemos actualizar nuestra percepción oportunamente para no correr el riesgo de dejar indefensa la causa que defendemos por no haber advertido oportunamente la transformaciones normativas a que nos tiene acostumbrados el legislador contemporáneo. ¡Otra razón valedera para seguir siendo estudiantes!

Pero, además de estar forzado a actualizar la información sobre la norma para conocer su vigencia, conviene que el egresado, que sigue siendo estudiante, se haga un tiempo y siga estudiando la norma, aunque la conozca de memoria, se esmere en interpretarla y trate de ver en ello lo que otros no han visto. Obsérvenla con detenimiento y no se sorprendan si creen percibir que cambia. Cambia, me consta. No solo la hace cambiar su propia dialéctica, sino las sentencias de los jueces, la doctrina de los autores y hasta los cambios en el medio político, social, ideológico, económico y físico. La norma impacta o incide en el medio y recibe el reflejo del medio. La norma es la norma y su circunstancia, nos habría enseñado el filósofo.

También es pido que no se guarden lo que aprendan. Vuelvan siempre y traigan sus distintas experiencias para que nunca apunte nuestra Facultad a ser una Torre de Marfil. Los profesores necesitamos conocerlas para trasmitirlas a quienes son simplemente estudiantes. Y si, además de ser estudiantes y egresados, quieren ser docentes, bienvenidos también. Los necesitamos, vuelvan. No se alejen. Siéntanse tan cómodos como hoy en este que es nuestro medio natural. Tenemos suerte. Desde hace muchos años tenemos una Universidad abierta a todas las corrientes de pensamiento, respetuosa de los disensos, donde no se molesta ni se corre a nadie. Yo conocí la Universidad en la que se corría y se castigaba a los que no coincidíamos con la historia oficial. Me emocioné hace pocos días cuando contemplé el bullicio respetuoso de las elecciones universitarias. Desde que ingresé en la facultad, hace más de 60 años no había visto nada igual. Cuiden esta Universidad abierta y extensiva. Es una prerrogativa que conquistamos alumnos, graduados, profesores y la comunidad a la que servimos y nos nutre. ¿Será un regalo por los 200 años que cumplimos como Nación libre y soberana? Tomémoslo como tal y cuidémoslo.

Hay otros que merecen la bienvenida, son las nuevas autoridades de la Facultad. Desde ya disfruto todo lo que vamos a seguir haciendo.
A las autoridades que cesan tengo que hacer un pedido para mejor proveer: necesitamos aprovechar la exitosa experiencia de vuestra gestión. Ni se les ocurra alejarse.

Los felicito a todos, querrán el diploma. Muéstrenlo con orgullo, lo merecemos, se lo ganaron.

Buenos días, abogados.