Discurso pronunciado por el Dr. Diego E. Chami

Acto de colación de grado del día 6 de agosto de 2009

Señor Decano Profesor Emérito, Dr. Atilio Aníbal Alterini, señor Secretario Académico Dr. Gonzalo Álvarez, señor Secretario de Investigación Profesor Consulto Dr. Eduardo Barbarosch, profesores, graduados, familiares y amigos:

1. Agradezco el honor que me han conferido de pronunciar el discurso de colación de grados que para mi tiene un profundo significado en esta Universidad que en una década más cumplirá su bicentenario.

2. Fundada en 1821, muchos nombres ilustres de nuestra historia, 15 presidentes de la República, el primer galardonado con el premio Nóbel en Latinoamérica, Carlos Saavedra Lamas y los principales juristas del país, pasaron por sus aulas como estudiantes o profesores, en lo que constituye una de las casas de estudio más prestigiosas del país y de América y de la cual debemos estar orgullosos.

3. Desde su fundación, y en su ya extensa historia, nuestra Facultad vivió diversas etapas de las cuales ahora transcurre quizás una de las más creativas y pujantes, la del retorno democrático.

4. Efectivamente, la vida universitaria de los hoy graduados se desenvolvió en condiciones de libertad, distintas a aquellas en las cuales me recibí en los albores de la dictadura militar, cuando cundía el autoritarismo, las libertades habían sido cercenadas y peligraba la existencia misma de la ley y de la vida.

No era aconsejable en aquel año de 1976 participar de la colación de grados y entonces hoy, esta ceremonia, adquiere para mí un especial significado y me emociona poder pronunciar estas palabras ante Uds.

Noticias recientes informan que los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Tegucigalpa, Honduras, han sido reprimidos y que su Rectora ha sido agredida por la policía, y merecen nuestra solidaridad y atención.

5. Nuestra Universidad, autónoma, cogobernada y gratuita y laica, con libertad de cátedras que son provistas por concursos periódicos, tuvo por finalidad formar en Uds. profesionales y humanistas regidos por el pluralismo y la libertad de pensamiento, de crítica y de expresión, con lealtad a los preceptos constitucionales y rechazo a toda forma de violencia, intolerancia, discriminación y dependencia, y de alta calidad académica, con valores éticos y cívicos y con solidaridad social.

6. Han ingresado Uds. a esta Facultad como adolescentes y salen hoy como jóvenes profesionales.

Se ha cumplido así una etapa central en sus vidas, la de la formación académica, la del esfuerzo sostenido, aquella en la cual todo es expectativa, la de nuevos compañeros de estudio que serán amigos y colegas para toda la vida, la de las noches de insomnio café mediante o mate compartido, estudiando frente al examen que se avecina.

Esta ceremonia simboliza el fin de esa etapa.

7. Merecen una mención destacada todos los que contribuyeron a su formación, los profesores que los han guiado enlazando dos nobles profesiones, la abogacía y la docencia. Pero especialmente corresponde destacar el apoyo de sus padres, hermanos, esposos, hijos, parejas y amigos y la de todos aquellos que han colaborado con su carrera, en muchos casos pasando privaciones para que Uds. pudieran estudiar, todos pendientes de la nota de ese examen que, una ansiada y reciente vez, fue el último.

8. Pero esta ceremonia tiene también significado iniciático y marca el comienzo de otro período, el de novel abogado.

Pero ¿cómo podemos caracterizar la situación jurídica en la cual Uds. iniciarán su ejercicio?

9. Son muchas las notas sobresalientes, pero destaco una: la anomia.

No es un fenómeno nuevo, recordamos el “se acata pero no se cumple” de la colonia, Charles Darwin escribía por 1832 que aquí la policía y la justicia eran completamente ineficientes y que no había un funcionario honesto y también recordemos esa maravillosa síntesis de nuestros defectos jurídicos, “Un País al Margen de la Ley” de Carlos S. Nino, quien fuera profesor titular de esta casa y de otras del mundo.

Sin embargo, es cierto que en estas últimas décadas se ha producido un avance significativo en materia de derechos y garantías y se han incorporado con rango constitucional tratados internacionales sobre derechos humanos.

Pero, ese avance jurídico no se ha visto acompañado de una mejora concreta y efectiva en los derechos y garantías que gozan los habitantes.

Evidencia de esto es que se encuentran impunes algunos de los delitos más graves jamás cometidos en nuestra República: los atentados contra la Embajada de Israel y contra la AMIA; que desde el poder se haya atentado contra una fábrica militar para encubrir el tráfico de armas; que algunas causas judiciales se activen antes de los comicios y otras se impulsen después de las elecciones, afectando la independencia judicial; que tengamos la sensación de que la corrupción es endémica: que existan fuertes evidencias de sobornos en el Senado de la Nación en una causa que pasa a juicio oral; y que los candidatos se postulen sabiendo que no asumirán su cargo.

Enfrentamos una situación de anomia en la cual se carece del respeto que merecen las normas sancionadas para ser cumplidas, desde una mera ley de tránsito -caso paradigmático- hasta los preceptos constitucionales más importantes.

¿Cómo salir de esta situación?

La respuesta podrá estar en las reformas institucionales necesarias, en la responsabilidad penal y civil y en un conjunto de soluciones que brinda el derecho, o que brinda la educación.

10. Sin embargo, a manera de respuesta de cómo salir de la anomia y el mensaje central que quiero enviarles el día de su graduación, es el de la dignidad del oficio: la forma profesional que Uds. elijan deberá estar siempre marcada por la dignidad del oficio.
No se trata de una dignidad propia sólo del abogado, sino de una dignidad de cualquier tarea o profesión, desde las más humildes, hasta las más jerarquizadas y que también debemos encontrar en el abogado.

Es una dignidad sin signos exteriores, no tendrán toga, ni birrete, ni anillo.

No les puedo decir en qué consiste esa dignidad, la tendrá que buscar cada uno de Uds. y sé que la encontrarán en la forma de ejercicio por la cual los lleve su vocación.

11. Para finalizar entonces, les recuerdo que encararán nuevos desafíos, más arduos que los hasta ahora enfrentados, nuevos dilemas por resolver y deberán seguir capacitándose para lo cual las puertas de esta Facultad siguen abiertas.

Los despido entonces de la Facultad pero no les pido que vuelvan sino simplemente que no se vayan.

¡¡Les deseo el mayor de los éxitos!!

Muchas gracias.