Discurso pronunciado por el Dr. Raúl E. Vinuesa

Acto de colación de grado del día 21 de septiembre de 2007

Señor Decano, demás autoridades de la Facultad, graduandos, señoras y señores:

Quiero creer que cuando hace unos años cada uno de los que hoy están recibiendo su título optaron por una carrera profesional, se proyectaron en el tiempo para imaginarse cómo sería el día en que terminarían sus estudios. Quiero creer que en aquel momento esa decisión la tomaron con una gran cuota de optimismo y, claro está, con un cierto grado de incertidumbre. Quiero creer que ese optimismo está presente hoy y se renovará el día en que comiencen a ejercer su profesión. Y necesito creer esto porque estoy seguro que vuestras incertidumbres de mañana serán mayores de las que se imaginaron hace algunos años.

Entiendo que vuestro paso por la Facultad les ha dado los elementos necesarios como para posicionarse en el tiempo y en el espacio que les toca vivir, dentro de una compleja realidad que presenta nuestro sistema jurídico, los problemas relativos al funcionamiento de nuestro sistema judicial, los problemas de nuestros derechos y obligaciones y los derechos y obligaciones de los demás individuos, como miembros de una sociedad con la que mantendrán un compromiso constante.

En esta Facultad, tuvieron oportunidad de realizar cursos, seminarios de especialización, talleres prácticos y trabajos de investigación, que los introdujeron en el conocimiento formal del Derecho. Conocieron la normativa aplicable, las tendencias doctrinarias, la jurisprudencia y su evolución. Pero esa experiencia fue sólo el disparador de futuras experiencias. Hoy empieza una segunda etapa de aprendizaje continuo a partir del día a día en el trabajo.

Entiendo que también tuvieron la oportunidad de conocer en esta Facultad una diversidad de profesores, ayudantes, compañeros de estudios que los motivaron a interesarse por alguna de las ramas de especialización, que les transmitieron su percepción del Derecho particular y creíble, que creyeron en su compromiso y que, en más de un caso, los tendrán como referentes. Entiendo que es probable también que dentro de esta comunidad como a futuro en la profesión, se encuentren con personas con las que no se identifiquen ni quieran tener como modelo. Pero, fundamentalmente, espero que hayan sacado provecho de la diversidad de opiniones y de cátedras que, si bien tienen un denominador común en sus contenidos mínimos, gozan en esta Facultad de una absoluta libertad de criterio en sus desarrollos temáticos y sus métodos de enseñanza y evaluación. Dentro de este contexto evidentemente pluralista la elección y preferencia entre distintas propuestas, esquemas y orientaciones recibidos, necesitan inexorablemente el atravesar un filtro personal. El cuerpo de profesores de esta Facultad difícilmente haya intentado imponer estructuras de argumentación preestablecidas frente a situaciones o conflictos determinados, sino que más bien simplemente intentó proveerles de herramientas para que construyan sus propias estrategias de trabajo, su propio argumento.

En la confrontación del discurso jurídico habrá disensos y también espacios para el consenso pero, fundamentalmente, nos interesa que recreen espacios para escuchar y ser escuchados, que sean conscientes de la necesidad por el respeto por la diversidad integradora sin exclusiones. Hoy es el momento de replantearse cómo van a ejercer su profesión y qué camino seguirán. Qué valores o prioridades influirán es una decisión personal. Tendrán a futuro nuevas y renovadas posibilidades de elección. Aprovechen al máximo su condición de jóvenes, derrochen imaginación. Esto no pretende ser una despedida, no puede ser una despedida para ninguno de ustedes porque inexorablemente deberán seguir conjugando con mayúscula el verbo “pertenecer”; a partir de hoy, en su condición de graduados de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Finalmente, me atrevo a ponerlos en aviso que parece ser que hay una vieja fórmula para disfrutar de la práctica del Derecho. La fórmula se reduce simplemente en hacer en la práctica profesional lo que a uno realmente le gusta: el poder trabajar en sintonía con nuestras propias convicciones y preferencias. Vale la pena intentarlo, doy fe.

Felicitaciones. Mucho éxito y muchas gracias.