Discurso pronunciado por el Dr. Mario F. Valls

Acto de colación de grado del día 22 de septiembre de 2006

Abogados, traductores, calígrafos que ahora egresan, las Autoridades de nuestra Facultad me pidieron que les de la bienvenida a la categoría egresados. No se van de la Facultad, ingresan en una nueva categoría profesional. Siempre seguirán siendo estudiantes.

Claro que ahora con menos tiempo para estudiar. El derecho no es ciencia exacta sino una ciencia que evoluciona para servir al ser humano y el ser humano evoluciona. La función permanente del abogado es estudiar la norma, ayudar a interpretarla y ver lo que otros no habían visto en la norma. Aunque la conozca de memoria. Obsérvenla siempre porque está viva. Esa vitalidad es la que la hace cambiar de color y de forma constantemente para adaptarse a la mejor defensa de los derechos.

Le hace cambiar la propia dialéctica de la norma, el medio físico y el jurídico, el criterio de los colegas, la sentencia de los jueces, los legisladores cuando sancionan nuevas normas.

Para obtener el título que ahora recibirán dieron muchos exámenes. Seguirán dando. Pero ahora ustedes también se lo tomarán a contrincantes y Jueces. En los recursos que interpongan propondrán la calificación. Aún después que haya cosa juzgada es bueno que se siga iluminando la justicia mediante el comentario de fallos. Es bueno que la doctrina tome examen al Juez. La confrontación de opiniones libres es una herramienta básica para la defensa del derecho y la libertad del ser humano. La Facultad de Derecho los ha capacitado para defender lo más valioso que tiene el ser humano.

El poder del simple ciudadano para servir al derecho y a la libertad y aún para deliberar y gobernar es muy grande y permanente, pero lo ejerce en ocasiones y en fechas determinadas, en las elecciones, a través de los plebiscitos, en algún referéndum; a veces las autoridades le piden formalmente su opinión, en otras disimuladamente a través de encuestas. Mientras tanto vigila.

El poder del abogado para servir al derecho y a la libertad también es muy grande; su firma después de “Será Justicia” impulsa el sistema de Justicia, pero, además su ejercicio es permanente y continuado. Lo ampara y obliga una eterna habilitación de días y horas. Abogados y Jueces, que también son abogados, dieron vida al habeas corpus, al amparo y a la acción popular.

El abogado apunta constantemente al objetivo constitucional de afianzar la justicia. Todo ello con tolerancia y respeto por el adversario circunstancial, que es otro colega que también trata de afianzar la justicia.

Por todo eso es que la carrera fue larga y minuciosa. Profesores impacientes para hacerlos aprender lo que debe saber un abogado. Alumnos más impacientes aún por forjar y usar sus herramientas jurídicas.

Vuelvan siempre. Traigan sus distintas experiencias que siempre suman. Los profesores querrán conocerlas. Otros estudiantes las necesitan, lo pueden hacer, vuelvan. Aquí están refugiados, seguros y cómodos. Este es su medio natural. Su oikos.

Vuelvan aunque se enojen ustedes o se enojen los otros y quieran que ustedes se vayan. La Universidad es de todos, de los que siempre estuvimos en ella y de los que están viniendo y van a venir.

Entre ustedes se gradúan también traductores, cuya función es mostrar fehacientemente en nuestro lenguaje lo que dice gente como nosotros, pero de otros medios, lo que requiere no solo un prolijo conocimiento técnico de uno y otro lenguaje, sino también de esa gente, sus sentimientos y costumbres. Se gradúan calígrafos que dan fe del vínculo entre el ser humano y su letra, vínculo que abogados y jueces no sabemos advertir.

Unos y otros contribuyen al logro del objetivo constitucional de afianzar la justicia.

Los felicito a todos. Querrán el diploma, muéstrenlo con orgullo, se lo ganaron.

Buenos días abogados, traductores y calígrafos.