Hebreo - Nivel 1

Propósitos Específicos

*Al finalizar el nivel I del Programa de Hebreo el alumno podrá:

Funciones

  • Presentarse a sí mismo y a otros.
  • Decir la edad.
  • Intercambiar información personal.
  • Reconocer la grafía, leer y escribir.
  • Identificar objetos.
  • Disculparse. 
  • Describir hábitos alimenticios.
  • Pedir la comida.
  • Producir mensajes breves: cartas cortas, notas.
  • Comprender textos discursivos simples relacionados con las actividades cotidianas

Gramática

  • Pronombres personales.
  • Artículo definido.
  • Adjetivos calificativos.
  • Enunciado afirmativo, negativo e interrogativo.
  • Enunciado copulativo.
  • Género y número.
  • Números cardinales. Sensibilización.
  • Presentativos.
  • Preposiciones de lugar.
  • Conjunciones copulativas y adversativas.
  • Estructuras verbales: Paal Presente

Características metodológicas específicas

Práctica y exposición al idioma

Las clases son, de carácter presencial, se desarrollan alrededor del libro de texto y de material de lectura correspondiente al nivel. Las actividades en clase se caracterizan por promover el trabajo oral grupal e individual.

Bibliografía obligatoria: 

Ivrit Mealeph ad Tav Aleph, Sh. Berosh, J. Harusi, A Jaim, E Lauden,  I Amit, Dionon, Tel Aviv, 2005.  

La enseñanza del hebreo 

Sábato:   "El proceso cultural de la humanidad es perpetuo y vive de acciones y reacciones entre todos los hombres de una nación y entre todas las naciones.  No se puede hablar de una cultura estrictamente nacional".

Cada individuo, cada sociedad, cada cultura, tiene algo propio para aportar a la humanidad, y en la medida en que esté libre para hacerlo, se desarrollará a sí mismo, y bregará por el desarrollo de toda la humanidad.

Así como en la Biblia se detectan fácilmente resabios de otras culturas, en todo el devenir del mundo histórico del humanismo hasta nuestros días, hay un constante movimiento de comunicación, recibiendo y dando, incorporando elementos y elaborándolos interiormente, para luego volcarlos al exterior y difundirlos.

El aprendizaje del hebreo en la era de la globalización se  rige tanto por la necesidad de los intercambios comerciales, culturales y científicos como por el incesante flujo turístico. Conocer esta lengua milenaria es, por un lado, permitir el acceso del estudiante a la bibliografía de su especialidad y a la cultura hebrea para enriquecer la propia y conocerla mejor, y por otro, poder ingresar en el mercado laboral mundial.

De todo lo dicho se desprende la necesidad de difundir el conocimiento de esta lengua a la comunidad educativa y a todo aquel que sienta la necesidad de aprenderla, experiencia sin duda enriquecedora para todos ellos y para esta institución.

Proyecto para la enseñanza-aprendizaje de lengua hebrea 

Consideraciones lingüísticas y metodológicas

Aprender a hablar una lengua extranjera no depende sólo de la maestría mecánica de un repertorio de formas: hablar significa hablar a interlocutores específicos, en un cierto momento y en un  lugar dado, y con intenciones particulares. Estos son un conjunto de elementos "situacionales" que deben necesariamente estar integrados a la práctica verbal. Es decir que entender lo que se dice y por qué se lo dice, así como saber comunicarse "en situación", implica conocer un conjunto de valores, normas y formas (lingüísticas y paralingüísticas) propias de una situación o un grupo determinados.

Para lograrlo se presentará una lengua hebrea "auténtica", como la que usan los nativos, ya sea utilizando "muestras de mensajes" reales o elaborando diálogos que no siguen rigurosamente una progresión léxico-gramatical previa.

La finalidad de la enseñanza desde el punto de vista lingüístico no es la adquisición de formas verbales (palabras, estructuras sintácticas o reglas de subcategorización), sino el desarrollo de las destrezas necesarias para poder conseguir los propósitos deseados con el uso del idioma.

Hay que tener presente que la incorporación de una situación implica una simplificación de la realidad. En la enseñanza, la situación es un objeto construido a partir de elementos extraídos de la realidad, y no precedente de ella. Por lo tanto se extraerán los elementos que se considerarán pertinentes para el funcionamiento de la situación, apoyándose generalmente en dispositivos visuales y auditivos, que suministran elementos situacionales relativos al aspecto físico y social, así como indicios de la comunicación no verbal.

La unidad básica del uso verbal es el texto o discurso completo, y no la oración, el sintagma u otras categorías gramaticales. Los estudiantes comprenden y producen textos, que según el canal oral o escrito, adquieren formas dialogadas, conversacionales o monologadas. Además de las reglas morfosintácticas y del lexicón propio de la lengua, deben aprenderse las estructuras interactivas del diálogo (fórmulas de inicio y final, pares adyacentes, estrategias de ostensión e inferencia, etc.) o los mecanismos de cohesión y coherencia discursiva (anáforas, elipsis, macroestructuras, etc.). Por otra parte,  el análisis  de la diversidad textual y de los distintos géneros con que se utiliza la lengua permite el acceso a la currícula y programaciones de base discursiva

Además, los textos para ser leídos (prensa, literatura,  etc.) deben presentarse en su formato original escrito (tipografía, diseño, etc.) u oral (voces, ruidos ambientales, etc.), mostrando sus contextos habituales con fotografías y videos. Se debe permitir a los aprendices la activación de sus conocimientos previos (marcos conceptuales, saberes enciclopédicos, rutinas comunicativas) para poder procesar el discurso. 

Paralelamente a la adquisición lingüística, la enseñanza  también debe incorporar  los contenidos culturales necesarios para poder dar sentido a las formas verbales.

El lenguaje, además de su carácter lingüístico y sociocultural, es una actividad psíquica que requiere del desarrollo de tareas cognitivas de dificultad notable. El uso verbal discursivo sólo se puede realizar a través de las cuatro destrezas lingüísticas básicas (escuchar, hablar, leer y escribir), que exigen la resolución de variados y complejos problemas. Por ejemplo, en el aparentemente sencillo acto de comprender un tríptico publicitario, un lector experto debe formularse objetivos de comprensión (¿qué quiero saber?, ¿para qué?), activar sus conocimientos previos (¿qué palabras aparecerán?, ¿qué estructura tienen los trípticos?), construir hipótesis de lo que va a encontrar en el texto, reconocer y decodificar cada signo gráfico, relacionarlo con los siguientes, retener estos signos en su memoria de trabajo (memoria a corto plazo) para poder recuperarlos en el futuro inmediato, desambiguar la polisemia o inferir los implícitos, controlar su propio proceso de comprensión, hacer hipótesis de significado sobre las palabras desconocidas, etc.

Los géneros literarios cumplen funciones importantes en la clase de lengua: motivación para la lectura, modelos discursivos para la producción escrita, corpus culturales para la formación-perfeccionamiento del aprendiz, etc.

La importancia de este enfoque de enseñanza del hebreo como lengua extranjera es que los estudiantes podrán comprender mejor lo que escuchan y lo que dicen, podrán usar apropiadamente las estructuras aprendidas en distintos contextos y la ejercitación les resultará menos tediosa. Además, vinculando funcionalmente el contenido del curso a lo que explícitamente esperan los estudiantes, se podrá responder mejor a esta expectativa y por lo tanto suscitar un interés y una motivación mayores.

Resumiendo, se puede concluir que el paradigma comunicativo para la enseñanza del hebreo como lengua extranjera que se acaba de esbozar, dirige todo su esfuerzo hacia el aprendizaje de conductas comunicativas eficaces, para lo que se utilizan tanto materiales procedentes de las comunicaciones reales de la comunidad lingüística (publicidad, periodismo, impresos, grabaciones de conversaciones espontáneas reales, e-mails, etc.) como libros producidos para enseñar. Esto resulta muy importante en el desarrollo de las habilidades receptivas y especialmente, en la elección del input lingüístico para el aprendiz, quien procesa y construye, (habla, escucha, lee, etc.) con autonomía, el discurso en tiempo real.