Seminario "El legado de Raúl Alfonsín"

"Democracia Social", por Ricardo Alfonsín

Carlos Mas Velez, Ricardo Gil Lavedra y Leandro A. Martínez

Ricardo Alfonsín expresó que vivimos tiempos en los que parece que la cultura del mundo se impregna de valores individualistas y planteó la necesidad de ser ciudadanos, entendido esto como categoría política, agregando que “tenemos que hacer un esfuerzo para que convivan en nosotros el individuo y el ciudadano”.

El pasado 18 de noviembre tuvo lugar en el Aula Magna de la Facultad el cierre del Seminario “El legado de Raúl Alfonsín”, a cargo del Dr. Ricardo Alfonsín, quien se refirió al tema “Democracia Social”.

Primeramente, Leandro Abel Martínez agradeció a los presentes por su concurrencia y aprovechó la oportunidad para comentar los propósitos de esta actividad organizada por la Cátedra Libre sobre Democracia y Estado de Derecho “Dr. Raúl Alfonsín”.

Luego, fue cedida la palabra a la Decana Dra. Mónica Pinto, quien resaltó la importancia del tema que ocupó este encuentro y de que sea Ricardo Alfonsín quien lo exponga. Añadió que “vivimos como ciudadanos inmersos en una cotidianeidad en la que se debaten cuestiones que se presentan como noticias y otras, como pugnas políticas; y que la realidad es que la mayoría de esas cuestiones hacen a la vigencia de la Democracia y del Estado de Derecho, poniéndolos en crisis, por lo que es más que importante que en ese contexto nos permitamos reflexionar sobre la Democracia Social”. Consecuentemente, reafirmó el trascendental significado de hablar sobre una Democracia que, “en la concepción de Don Raúl Alfonsín, permitía que no solamente las instituciones estuvieran formalmente vigentes, sino que nos tenía que permitir ver el futuro, en el cual la justicia debía ser independiente, los poderes del Estado debían poderse realizar, pero también debían poderse realizar aquellas cosas que hacen que la Democracia sea realmente tal, como que la gente salga de la pobreza, que no haya exclusión ni discriminación, que todo el mundo acceda a la justicia, a la educación, a la salud, que la gente no tenga que dormir a la intemperie”.

Posteriormente, Carlos Mas Velez expresó que se ha elegido para este seminario la figura de Raúl Alfonsín porque evidentemente es un hombre que ha sido trascendental en la Democracia recuperada en la Argentina y porque ha tenido un compromiso inclaudicable con la Universidad pública. En definitiva, afirmó que la Cátedra viene a proponer y promover debates, que permitan generar insumos que tiendan a mejorar la Democracia y el Estado de Derecho, siempre desde la perspectiva Universitaria.

A su turno, el Dr. Ricardo Alfonsín comenzó por felicitar a los jóvenes presentes en el encuentro, por ser capaces de dedicarse a la militancia o a la reflexión, o tener preocupaciones por las cuestiones de la política, a pesar de todo clima cultural adverso. Reconoció que vivimos tiempos en los que parece que la cultura del mundo se impregna de valores individualistas y planteó la necesidad de ser ciudadanos, entendido esto como categoría política, agregando que “tenemos que hacer un esfuerzo para que convivan en nosotros el individuo y el ciudadano”. Señaló que la diferencia entre una y otra categoría es la capacidad de preocuparse y ser sensibles por la situación por la que atraviesan aquellos que padecen el resultado de una organización injusta de la sociedad, de trascender los intereses puramente personales, sin los cuales es imposible la política y la vida en sociedad.

Para ingresar más en el tema de la convocatoria, con relación a la Argentina declaró en primer lugar, que cuando se luchaba por la recuperación de la Democracia después de la última dictadura, se combatía por cuestiones intrínsecamente valiosas, pero también esta lucha tenía una racionalidad instrumental, pues se creía que recuperado el Estado de Derecho, se podría progresar hacia una Argentina mucho más justa, equitativa, igualitaria y libre, desde la Democracia política, electoral y formal hacia la Democracia social. Agregó que “creíamos que podíamos avanzar desde las libertades políticas, desde los Derechos civiles a las libertades económicas y sociales, hacia la construcción de una Democracia, como decía quien era entonces el candidato, en la que se pudiera comer, se pudiera educar y se pudiera curar; sin ello, no hay efectivamente Democracia decía Raúl Alfonsín, porque apelaba a la dimensión normativa, no solamente procedimental de la Democracia”.

A su vez, explicó que abordar el tema de la Democracia Social nos remite a una suerte de conceptualización de la política y de la moral, pues en el fondo, cuando hablamos de Democracia social, nos estamos refiriendo a la relación que existe entre estos dos conceptos. En tal sentido, entendió que la política es una ética de lo colectivo; y parafraseando a San Agustín, afirmó que la política sin moral, no son sino latrocinios.

Aclaró que al decir que la política es moral, no hacía referencia solamente a la necesidad de ser honestos en la administración de los recursos públicos, sino también a la de organizar los aspectos centrales de la sociedad, aquellos que determinan la calidad de vida de sus miembros, de manera tal que cada uno de ellos pueda vivir con dignidad; y afirmó que garantizar condiciones dignas de vida es responsabilidad de la política. En consecuencia, entendió que los dos valores fundamentales que aseguran esta dignidad son la libertad y la igualdad, entendidas como valores que garantizan a cada uno de los seres humanos la posibilidad de realizar su propio proyecto vital, lo cual implica, además de reconocerle el Derecho, generar las condiciones para que este pueda efectivamente ser ejercido, pues de lo contrario la libertad sería simplemente una formalidad.

Para finalizar, entendió que si no hay democracia social, no hay democracia política, porque quien no posee los medios para alimentarse, educarse o curarse, difícilmente pueda ejercer realmente la libertad política. Así, planteó que ésta es la principal deuda que tienen todos los argentinos que crean que la política sirve para construir sociedades más justas; y concluyó que hay que movilizar todas las energías del país para el crecimiento, y luego transformar el crecimiento en desarrollo, pues sin esto, no habrá democracia social.