Discurso pronunciado por el Dr. Leandro Vergara
Acto de colación de grado del día 5 de diciembre de 2025
Leandro Vergara
Buenas tardes, queridos y queridas graduadas, graduados, profesores, amigos, familiares.
Bueno hoy es un gran día, evidentemente que lo recordaremos siempre.
Como ustedes saben, este es un punto de llegada, se recibieron, pero es obvio que también al mismo tiempo un punto de partida.
Hay como una mezcla de certezas, preguntas, expectativas, emociones intensas. Me gustaría detenerme en tres emociones que suelen aparecer por lo que vemos en estos instantes.
Cuando uno cruza un umbral entre la vida universitaria y el ejercicio profesional.
La primera es el miedo. Un miedo que casi nunca se admite públicamente. Pero que acompaña a cualquier inicio que pretenda ser serio. Miedo a equivocarse, a no estar a la altura, a enfrentar situaciones que exceden lo aprendido en los libros. Ese miedo lejos de ser una señal de debilidad, expresa me parece, algo mucho más profundo, la conciencia de la responsabilidad.
Sentirlo, significa que entienden la dimensión ética de la profesión. Qué advierten que desde hoy habrá personas que confiarán en ustedes para resguardar derechos, libertades, patrimonio, expectativas. Ese miedo, si uno lo escucha con atención, actúa como una brújula. Marca la dirección de la prudencia, del rigor, de la sensibilidad profesional. Con el tiempo debo decirles que no desaparece. De ninguna manera. Y está bien, que así sea. Cuando se ejerce sin miedo alguno, se corre el riesgo de perder esa pausa reflexiva que distingue al buen profesional del temerario. Por eso en lugar de combatirlo, conviene integrarlo y dejar que madure en forma de criterio.
La segunda emoción es el desamparo. Después de tantos años en la Facultad es lógico sentir que uno sale al mundo sin red. Acá tuvieron docentes, consultaron dudas, tuvieron charla con compañeros, debatieron casos. Tuvieron un ritmo académico que ordenaba y ordenó un camino. De pronto todo eso parece quedar atrás. Pero el desamparo tiene una respuesta clara. La Facultad sigue siendo su Casa. No se egresa para cortar vínculos, se genera para ampliarlos. Aquí ustedes todos, todas, van a encontrar posgrados, especializaciones, seminarios, programas de actualización, quienes tengan además vocación académica también podrán incorporarse a la carrera docente. Gran tarea. No profesores, coinciden, gran tarea.
Ahí tendrán obviamente oportunidades también de formación continua y quienes simplemente requieran orientación profesional sabrán que también pueden volver por ello. Nuestro compromiso con todos y todas no termina con este título continúa en cada instancia de crecimiento. Que dicho sea de paso es hasta el fin. Nunca termina, nunca. Hasta cuándo hay que cuidarse y hacer deporte le decía el médico a mi madre hasta el fin, señora. Hasta el fin. Hay que moverse siempre, lo mismo formarse.
Y en tiempo de incertidumbre, ¿Qué les voy a decir? Volver a esta Casa ordena y fortalece.
La tercera emoción, es el orgullo. Un orgullo que merece ser celebrado hoy. Se incorporan ustedes como profesionales de una Facultad que hoy ocupa el puesto número 28 en el ranking QS, hecho en Inglaterra. 28 en el mundo primera en Latinoamérica ustedes son la generación que se formó con este ranking.
Ustedes son esa camada, ese reconocimiento creo que sintetiza décadas de trabajo colectivo y que reafirma algo esencial. Una institución pública, laica, gratuita, de excelencia, puede alcanzar niveles comparables, claro, con las mejores universidades y facultades del mundo, pero ese orgullo no se limita a la calidad académica, tiene raíces profundas. Nuestra Facultad en realidad, la Universidad de Buenos Aires, ha sido históricamente un poderoso factor de movilidad social. Generaciones de estudiantes encontraron aquí la oportunidad de transformar su destino.
Esa capacidad transformadora explica por qué la universidad pública es una condición de desarrollo y no un gasto prescindible. Es difícil, imaginar un país que aspire a un progreso sin invertir en educación superior.
La innovación científica, el avance tecnológico y la producción de conocimiento generan bienestar por sí solo bienestar económico y social, y todo eso nace, se cultiva y se proyecta en instituciones como esta. Sostener una universidad pública, abierta, de calidad, no es un acto simbólico. Es una apuesta estratégica para el futuro del país. Cuando defendemos la educación pública, defendemos la base misma de este desarrollo y ustedes como graduados, graduadas, se convierten desde hoy en portadores de ese legado.
Hay otra dimensión del orgullo que también quiero destacar. Nuestra Facultad es reconocida por todos los sectores políticos como un espacio imparcial, plural y seguro. Este es un lugar donde conviven todas las perspectivas políticas de derecha a izquierda. Donde la libertad de cátedra además es un principio real y donde cada estudiante puede expresar su opinión sin temor.
Esa reputación se ganó con hechos por eso, entre otras cosas aquí se realizan como ustedes saben los debates presidenciales, cada candidato viene acá y se siente seguro y puede expresar sus ideas sin ninguna limitación.
La sociedad creo que reconoce ese ámbito de respeto de escucha de libertad intelectual.
Ser parte de esta comunidad es un privilegio, pero también obviamente una responsabilidad. Ustedes se llevan un título sí, pero también se llevan un modo de pensar, el rigor, la pluralidad, el sentido crítico, la vocación pública, la profesión jurídica de traducción, digamos de todos los títulos que aquí damos, sabemos está cambiando.
Y debo decirles una obviedad, la vida cambiará aún mucho más. Incluso más rápido.
Pero esa profesión, esas herramientas, ese contexto hay algo que no debe cambiar. Que es la integridad con la que se ejerce la profesión, la técnica es indispensable, la habilidad argumentativa es valiosa, la especialización es necesaria, pero ninguna de esas cualidades tiene sentido sin una ética firme.
Por todo esto, los felicito de verdad y lo hago con un enorme orgullo. Les deseo lo mejor. Que el miedo los mantenga atentos, que el desampara los traiga de regreso cuando lo necesiten y que el orgullo los acompañe siempre como recordatorio de dónde vienen y hacia dónde pueden llegar.
Muchas gracias y muchas felicitaciones.