Muteadas: violencia digital, libertad de expresión y acceso a la justicia
El pasado 4 de septiembre, en el Aula 1 de Extensión Universitaria, se realizó la actividad “Muteadas: violencia digital, libertad de expresión y acceso a la justicia”, organizadas por Amnistía Internacional Argentina. Contó con el auspicio del Centro de Derechos Humanos y de la Red de Profesoras de la Facultad. El panel de expositores/as estuvo integrado por Lucila Galkin (Amnistía Internacional), Ornela Mazza Gigena (Red de Profesoras), Paula Moreno Román (FOPEA), Mariela Labozzetta (UFEM) y Leonardo Filippini (Centro de Derechos Humanos), quienes aportaron perspectivas complementarias a partir de sus trayectorias profesionales e institucionales.
El encuentro estuvo dedicado a reflexionar sobre la creciente preocupación por la violencia de género en entornos digitales, con especial atención a las agresiones dirigidas contra periodistas. Partió de la constatación de que este fenómeno, lejos de ser un conjunto de episodios aislados, constituye una práctica sistemática y persistente, que busca limitar la participación de las mujeres en el debate público y restringir de manera directa el ejercicio de la libertad de expresión. En este marco, se presentó el informe “Muteadas: el impacto de la violencia digital contra las periodistas”, que recoge experiencias de los últimos seis años y analiza cómo este tipo de agresiones afecta la vida personal, la salud, el ejercicio profesional y los derechos fundamentales de las comunicadoras. El estudio da cuenta de que la violencia digital no sólo constituye un atentado contra la integridad de las víctimas, sino también un factor que empobrece la calidad democrática y debilita las condiciones necesarias para la pluralidad informativa.
Para comenzar, Lucila Galkin contextualizó la problemática y subrayó que la violencia digital de género se encuentra en estrecha relación con procesos de polarización política y social. “Nos encontramos en un momento de extrema polarización, en el cual la desinformación y los discursos de odio se han vuelto moneda corriente”, sostuvo. Destacó que estas prácticas no sólo afectan a quienes las padecen directamente, sino que buscan desalentar la participación de las mujeres en los espacios de deliberación pública. Galkin presentó los resultados centrales del informe, que incluyó una encuesta a más de 400 periodistas y entrevistas en profundidad a 30 personas vinculadas con la producción de información. Estos datos revelaron que la violencia digital puede adoptar múltiples formas, desde amenazas directas hasta campañas de hostigamiento colectivo, y que genera impactos tanto en la salud mental como en las posibilidades concretas de ejercer la profesión periodística.
A continuación, Paula Moreno Román expuso desde la experiencia de FOPEA en el monitoreo de la libertad de expresión en distintas provincias del país. Explicó que la organización cuenta con una red de periodistas que releva de manera sistemática los ataques y amenazas registrados en entornos digitales, información que luego se contrasta y comparte con observatorios de América Latina. Según señaló, este trabajo permite dimensionar la magnitud de la problemática y, al mismo tiempo, visibilizar patrones regionales que confirman el carácter estructural de la violencia contra periodistas mujeres.
Por su parte, Mariela Labozzetta, titular de la UFEM, se concentró en el rol de la justicia frente a esta problemática. Propuso pensar la violencia digital como una nueva forma de violencia de género que debe ser reconocida por los marcos normativos vigentes. Para ello, realizó un recorrido por los avances internacionales y locales en materia de interpretación amplia de los derechos de las mujeres, recordando que en otros ámbitos, como la violencia intrafamiliar, se habían conseguido definiciones más específicas, mientras que en el terreno político y comunicacional aún persisten vacíos. Señaló la importancia de construir herramientas judiciales más eficaces que brinden respuestas claras a las víctimas y eviten la naturalización de la violencia digital.
Finalmente, Leonardo Filippini situó la cuestión en un marco histórico y conceptual más amplio. Indicó que las agresiones sistemáticas contra periodistas mujeres pueden entenderse como parte de un proceso de exclusión reiterada de determinados grupos en la historia de los derechos humanos. Retomando paralelismos con otras formas de violencia colectiva, advirtió sobre los riesgos de minimizar el fenómeno y destacó la necesidad de consolidar un consenso social e institucional que reconozca la gravedad de estas prácticas. Celebró, en este sentido, que la investigación presentada y las intervenciones del panel permitan visibilizar y denunciar situaciones que, de otro modo, quedarían invisibilizadas en el debate público.
A lo largo de la jornada se subrayó la urgencia de avanzar en estrategias de prevención, acompañamiento y reparación, así como de impulsar políticas públicas y marcos regulatorios que protejan a las periodistas y aseguren un entorno digital libre de violencia. La violencia de género en el espacio virtual se presenta, de esta manera, como un desafío complejo que exige respuestas coordinadas entre organizaciones de la sociedad civil, instituciones estatales, la academia y el propio sector periodístico. Se consolidó, así, como un espacio de debate, sensibilización y compromiso colectivo frente a una problemática urgente, que atraviesa tanto el campo del periodismo como el de la defensa de los derechos humanos.