La importancia de lo mental en el voley

Por Maria Julia Raimundi psicóloga y jugadora de voley que participa del torneo interfacultades.


Frecuentemente se escucha a los entrenadores de casi todos los deportes, incluidos los del voley, decirles a sus jugadores en entrenamiento y durante los partidos frases como “usá la cabeza”. ¿Qué es realmente lo que se les pide a estos jugadores y jugadoras? ¿Se le da un espacio a lo MENTAL en la planificación de los entrenamientos?

El voley es uno de los deportes de conjunto que requiere habilidades tácticas, técnicas y psicológicas individuales, muy específicas. Aún siendo un deporte de equipo, compuesto por los seis jugadores en cancha, el componente individual es muy alto, en comparación con otros deportes de conjunto. Una acción positiva de un jugador no siempre contribuye a sumar puntos en el tanteador del equipo, sin embargo, una acción negativa individual (un error no forzado, una mala defensa), siempre es punto para el adversario.

El estado psicológico incide en todos los procesos tanto cognitivos como afectivos: modifica la concentración de la atención, la toma de decisión acerca de la forma de llevar a cabo una ejecución (armado, ataque, saque), la nitidez de la percepción visual y hasta la coordinación de la ejecución.

Para ir introduciéndolos en el mundo de la Psicología del Deporte, hoy les presentamos algunas de las características psicológicas necesarias para el voley, así como para la mayoría de los deportes:

  • Concentración: los jugadores más entrenados en esta capacidad, perciben y seleccionan más rápidamente los estímulos relevantes de la situación y así toman mejores decisiones.
  • Motivación: puede suceder (y sucede frecuentemente) que un equipo inferior técnica y físicamente, supere a otro, debido a sus características psicológicas que lo hacen persistir en el logro de un objetivo. Un equipo en desventaja puede tener la esperanza de alcanzar un resultado positivo, y esto contribuye a motivar a los jugadores.
  • Autoconfianza: activa emociones positivas, lo que genera en el deportista un estado mental de seguridad y afecta a las sensaciones corporales posibilitando que el deportista no se halle tenso o ansioso en exceso, facilita la concentración, es decir que la mente se halla focalizada en la tarea en cuestión y no divaga en preocupaciones que hacen que el deportista se distraiga. Influye en los objetivos, ya que el deportista establece metas estimulantes y se esfuerza por apuntar a lo más alto logrando el máximo de su potencial. Afecta a las estrategias del juego: no se tiene miedo de correr riesgos y se asume el control de la competición, jugando para ganar. Afecta al ímpetu psicológico, el deportista confiado tiene una actitud de “no ceder” ante la adversidad y aborda las situaciones difíciles como un desafío, no como una amenaza.
  • Control emocional: es imprescindible, debido a que un jugador o un equipo que no sabe administrar sus emociones, puede sufrir grandes perjuicios en su rendimiento, pudiendo comprometer el resultado de un set, un partido y hasta un campeonato.
  • Toma de decisiones: es el proceso final de la acción del jugador. Una buena capacidad de toma de decisiones es la elaboración de un plan táctico (lo que hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo) son vitales para el éxito del equipo.

Para seguir pensando y poner en práctica

  • Como entrenadores, debemos explicarles a nuestros jugadores cómo esta faceta psicológica del rendimiento afecta al equipo entero. Conocer cómo reaccionan y controlan momentos de alta tensión durante la competencia y que ellos mismos puedan reconocerlo es el primer paso para poder mejorar estas habilidades.
  • Otro punto importante es que haya participación de todo el equipo para establecer los objetivos, ya que eso motivará a los jugadores en el cumplimiento de los mismos.
  • Con respecto a la actitud de los jugadores, ésta puede trabajarse al asociar las acciones técnicas con la intención. Por ejemplo, en defensa se puede insistir a los jugadores que vayan al piso cuando una pelota pica sin que la hayan tocado. Así aprenderán que deberán dar todo de sí mismos para lograr el éxito.
  • Por último, se recomienda a los entrenadores crear situaciones de presión en el entrenamiento para ayudar al equipo a aprender y lidiar con situaciones similares en la competencia. Así estarán provistos con un mejor sentido de control sobre esas situaciones y estarán mejor preparados para enfrentar momentos similares en la competencia real.