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Año XI - Edición 205 06 de diciembre de 2012

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Presidencia de la República. Liderazgo y administración

  • Notas

El 24 de octubre el profesor Raúl Gustavo Ferreyra brindó en el Aula 1 de Extensión Universitaria de esta Facultad una lección magistral sobre la Presidencia de la República. Pero antes de dar inicio a exposición recordó la persona de Atilio A. Alterini. “Realmente un gran amigo, un verdadero maestro del derecho que me acompañó durante todo el itinerario académico y siempre lo que tuve de Atilio Alterini fueron muestras de guía, de respaldo y de estímulo”, agregó.

Para comenzar con su exposición, indicó que hasta el siglo XVIII la división del poder era algo desconocido, no había antecedentes en el mundo de algo semejante. Un fuerte viraje en esta tendencia se produce con la Constitución de los Estados Unidos del año 1787. En Estados Unidos, con sus 13 colonias, se vivía un clima ampliamente diferente al que invadía las calles parisinas. De hecho, a diferencia de Europa, no se producía un fuerte antagonismo entre las diferentes clases sociales. Mencionó que el Preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos se inicia con “Nosotros el pueblo”, cuando “si había alguien que no participó en la Convención Constituyente fue el pueblo”. Se preguntó si los norteamericanos crearon por medio de su texto constitucional un sistema político como el británico pero sin rey, es decir, si se trata del establecimiento de una monarquía sin rey. Ferreyra opinó que sostener lo anterior sería peyorativo y añadió que “los norteamericanos son los inventores de la división del poder, porque son los primeros que lo consagran en una Constitución”.

La fundamentación para el establecimiento de la división del poder se vislumbra a partir del análisis de la realidad que surcaba las mentes de los padres fundadores de los Estados Unidos. Muchos americanos al tornar su mirada al Viejo Continente observaban monarquías en decadencia y fuertemente cuestionadas. Sin embargo, se preguntó también si quienes idearon el presidencialismo norteamericano pensaron en éste no más que como un monarca limitado por las facultades reconocidas constitucionalmente del Poder Legislativo y el Poder Judicial. Reflexionó también sobre si esta innovación -la figura del presidente- tuvo por objeto conservar la hegemonía de las clases dominantes de la sociedad norteamericana o más aun, si el objeto de esta invención fue la concreción de una hegemonía mundial. “Creo que no imaginaron de ninguna manera lo que iba a suceder, sí que tenían muy buenas ideas y un muy buen prospecto, pero no sabían lo que iba a ocurrir”, expresó.

Parafraseó a Eugenio R. Zaffaroni al señalar que los países latinoamericanos durante del siglo XIX copiaron denodadamente el modelo norteamericano porque no habían otras alternativas. Durante el mencionado siglo se ensayaron en Latinoamérica alrededor de 300 Constituciones. Pero son escasísimos los casos en los que no hay un Poder Ejecutivo en una posición de máxima fortaleza. Asimismo, trajo a su memoria una de las declaraciones de Juan Bautista Alberdi en la que se mostraba partidario de darle todo el poder al presidente, pero dárselo por medio de una constitución. “Las ideas de Alberdi se trasladan a la Constitución Federal a la parte orgánica y ese presidente que tenemos no es un mero ejecutor, no es un mero aplicador […] Al presidente se le otorga el liderazgo, el presidente es el líder del proceso comunitario, se le entrega la llave en mano a través de un instrumentos jurídico que se llama Constitución”, subrayó para seguidamente agregar “políticamente el presidente es el líder del proceso constitucional, significa que está a la cabeza, significa que encabeza la marcha, significa que siempre va a tener la iniciativa, significa que ninguna otra persona va tener la iniciativa política más que el Presidente de la Nación”. ¿En qué momento de la historia argentina fue el Congreso quien ejerció el co-liderazgo del proceso constitucional? Para Ferreyra, nunca.

“Los norteamericanos son los inventores de la división del poder, porque son los primeros que lo consagran en una Constitución”, resaltó el profesor Raúl Gustavo Ferreyra.