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Año XII - Edición 215 15 de agosto de 2013

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Presentación del libro “Derecho Internacional de los Derechos Humanos: principios, fuentes, interpretación y obligaciones”

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El día 24 de junio se presentó en el Salón Rojo de esta Facultad el nuevo libro del Dr. Rolando Gialdino titulado Derecho Internacional de los Derechos Humanos: principios, fuentes, interpretación y obligaciones.La mesa estuvo presidida por la Vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dra. Elena Highton, y contó también con la presencia de la Decana Mónica Pinto, el profesor Fabián Salvioli y el autor de la obra.

En primer término, el profesor Fabián Salvioli recordó su amistad con Gialdino, a quien conoció en Estrasburgo a fines de la década de 1990 en el Instituto Internacional de Derechos Humanos. Salvioli opinó que “no hacía falta leer el libro para darse cuenta de que iba a ser un trabajo enorme, serio, documentado, impresionante, como en general nos tiene acostumbrados Rolando cuando escribe”. Se refirió a la investigación como meticulosa y preciosa, con referencias cruzadas muy importantes hacia el trabajo de los órganos internacionales de Derechos Humanos, tanto interamericano como europeo. Comentó, además, que la intención con la cual fue escrita esta obra fue buscar cómo vindicar mejor los derechos de las víctimas de violaciones de Derechos Humanos. Finalmente, concluyó que, a título personal, disfrutó muchísimo de dos partes en particular: el capítulo que habla de igualdad y no discriminación, el cual está excelentemente bien logrado; y el capítulo que habla sobre la interpretación, que hace finalmente a la tarea de todas las personas que ven el derecho como una herramienta y no como un fin en sí mismo.

A continuación, la Decana Mónica Pinto sostuvo que “el libro se disfruta de dos maneras: como objeto y también intelectualmente”. Calificó que la obra se plantea una estructura de principios del Derecho Internacional de los Derechos Humanos que supone declinar con mucho detalle los trazos gruesos de esta rama del Derecho. Es un libro que consulta la mayoría de la doctrina disponible sobre el tema y, sobre todo, la jurisprudencia. Es una obra contextualizada fundamentalmente en la República Argentina del siglo XXI, prosiguió Pinto, y resaltó la brillantez del capítulo Igualdad y no discriminación, destacando especialmente la sección sobre la inconducencia de la lista de causales para discriminar.

Finalmente, Rolando Gialdino compartió algunas reflexiones personales y sobre la obra. Se refirió a su conmoción interior durante su investigación, por estar marcada por el dolor, por la injusticia, el odio, la intolerancia y el desprecio. Así, “comprendí bastante tarde que el Derecho Internacional de los Derechos Humanos tuvo singulares creadores, es hijo del dolor que mordió y muerde el alma y la carne de los olvidados, de los marginados, de los vulnerados, de los invisibilizados, en suma, de los sometidos al yugo del hambre y la sed de justicia y que son legión”, confesó el autor, quien también reconoció que este derecho había sido alumbrado por el vientre de la esperanza. El camino a seguir era obrar al modo de un espejo fiel que le devolviera a la persona su verdadero rostro pleno Lo que se plantó ante ese imaginado espejo fue una realidad más profunda: la dignidad de la persona humana, esencial, intrínseca e inherente, derivada de sola ominidad, prosiguió. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos resulta tierra promisoria de emancipación, campo en que las personas, todas, sin discriminaciones ni exclusiones convivan liberadas del temor y de la miseria como miembros, en paridad y fraternidad, de la familia humana. Las conceptualizaciones, aparatos dogmáticos teóricos y técnicos que admita válidamente esta rama serán bienvenidos bajo la condición de que honren a su origen y horizonte, concluyó Rolando Gialdino.

“No hacía falta leer el libro para darse cuenta de que iba a ser un trabajo enorme, serio, documentado, impresionante, como en general nos tiene acostumbrados Rolando cuando escribe”, opinó el profesor Fabián Salvioli.