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Año XXI - Edición 379 15 de septiembre de 2022

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Presentación de la obra Bosquejo sobre la Constitución de Raúl Gustavo Ferreyra

  • Notas

El pasado 30 de agosto, en el Salón Rojo, se realizó la presentación de la obra Bosquejo sobre la Constitución, deRaúl Gustavo Ferreyra. La apertura estuvo a cargo del decano Leandro Vergara, el profesor Alejandro Slokar y Gustavo Ferreyra. Por su parte, Melisa Szlajen y Agustina Castro coordinaron el encuentro.

Primeramente, Leandro Vergara sostuvo que “celebrar la presentación de un libro siempre es algo muy grato y agradable. Gustavo Ferreyra es una persona dedicada al Derecho”. Asimismo, desarrolló los lineamientos generales del libro: “Este libro transmite ideas esenciales para construir una teoría general del derecho constitucional. Pretende transmitir una idea de la Constitución”. De esta manera, mencionó las ideas generales plasmadas en la obra: “El derecho general y el derecho constitucional como una creación humana convencional; la aspiración de que debería haber tantos estados como estados reconozca la constitución; la constitución como regla de conocimiento sin la necesidad de acudir a una norma fundamental hipotética; el rechazo de la distinción entre constitución formal y constitución material; la sistematización de la constitución; la distinción entre la creación del derecho constitucional a cargo del poder constituyente y la realización del derecho constitucional a cargo de los poderes constituidos, y, finalmente, la idea de la paz, entre otras”.

A continuación, Alejandro Slokar manifestó en alusión al libro: “El libro viene a constituir un aporte indispensable. Se trata de una auténtica teoría constitucional, la construcción de un sistema, o mejor aún, una epistemología constitucional en donde los temas son abordados en forma magistral con un enfoque profundo pero integral desde presupuestos de la teoría del conocimiento y además ciertas construcciones del orden comparado”. En tal sentido, resaltó como función esencial del libro analizar la Constitución desde otra perspectiva, es decir, no sólo como un conjunto de normas y de instituciones básicas concebidas para consolidar los valores de Estado de derecho, sino también comprender que el saber del Derecho, en términos generales, debe estar siempre conforme a lo que informe el derecho constitucional. En la misma línea argumental, afirmó: “El Estado de derecho convencionalmente es concebido como aquel que somete a todos los habitantes ante la ley y se opone al Estado de policía. En la medida en que el estado de derecho cede ante el poder de policía, el mismo pierde razonabilidad y debilita su función esencial que es la de pacificación social. Al mismo tiempo pierde nivel ético. La renuncia estatal a los límites éticos da lugar a su ilegitimidad”. Finalmente, hizo referencia a una cita de Robert Alan Dahl: “Todo proceso constitucional como construcción de una constitución es equivalente a la construcción de una catedral. Ambos proyectos demoran siglos y nunca están totalmente terminados. Es deber de cada generación asumirse como arquitectos a cargo de la dirección de la obra sólo por algunos años. Este es el desafío que plantea Gustavo en el texto”, expresó.

Por último, Gustavo Ferreyra definió al libro como una declaración teórica que tiene por objeto la Constitución: “Es un texto que marca un lugar, un itinerario académico. Es altamente reflexivo. Para mí era algo realmente magnífico poder llevar al lector desde la primera página hasta la última en un libro de derecho constitucional. (...) Intenté por primera vez en el derecho constitucional argentino la distinción de diferentes reglas en el abanico de la Constitución: reglas primarias, reglas secundarias y quizás otro tipo de reglas. Estas reglas del derecho de la Constitución son las únicas capaces de sostener el desarrollo de los diferentes procesos públicos que marca la Constitución”. Para finalizar, evocó la forma de garantizar la paz: “El único modo de garantizar la paz social es a través de la estipulación de una regla altísima que no signifique beneficiar a unos en perjuicio de otros”. Y añadió que “el único modo de tener una regla altísima que carezca de rupturas es establecer las preferencias de cada uno de los grupos sin fricciones, sin daños. En cuanto se produce un daño al otro, desaparece inmediatamente el principio de constitucionalidad dentro de un Estado. Es una acción que todos hacemos en un Estado democrático”.