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Año XVIII - Edición 318 25 de abril de 2019

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Maruja Mallo, una artista comprometida con la igualdad y la libertad

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En el Salón Verde, el pasado 26 de marzo tuvo lugar la actividad "Maruja Mallo, una artista comprometida con la igualdad y la libertad", organizada por el Departamento de Ciencias Sociales y Programa "Género y Derecho".

Expusieron Andrea Gastron, Laura Pautassi, Elena Gómez Conde y Zulma García Cuerva, cuyas ponencias coordinó Isabel González Nieves.

Tras una introducción por parte de la secretaria académica de la Facultad, Silvia Nonna, Andrea Gastron comenzó diciendo: “Si pensamos el sentido de este homenaje aquí en la Facultad enseguida surge una vinculación muy estrecha entre el arte, el género y el derecho. Y esto tiene que ver con lo que nosotros entendemos por derecho”. Agregó que “hay un aspecto del derecho que es mucho más sutil pero no es menos importante y tiene que ver con los dispositivos visuales a través de los cuales el derecho se impone. Hay una determinada arquitectura que está asociada a la imposición de un orden jurídico. No es una casualidad que los tribunales tengan una determinada disposición arquitectónica”. Además, sostuvo que “hay una estética del derecho que refuerza al propio orden jurídico. En este orden jurídico, las mujeres ocupamos tradicionalmente un lugar de subordinación. Maruja Mallo aparece como una especie de excepción a la regla: una mujer que vive su vida en absoluta libertad”.

Acto seguido, Laura Pautassi manifestó que “la posibilidad de contar y de traer la experiencia de esta mujer vanguardista de la generación del 27 española que pasa su exilio en Buenos Aires, implica una mirada de aire fresco lleno de colores pero de esos colores que tienen que no mostrar la excepcionalidad de esta mujer porque esta es la pregunta que en la historia del arte recién en 1970 se empieza a preguntar por qué no hay grandes artistas en las obras y esto lo inician varias de las artistas norteamericanas particularmente”. Asimismo, puntualizó que “cuando una ve muchas de las biografías que se han escrito de Maruja, una de las síntesis que se hace de ella es que era fantástica, se quería muchísimo y desafiaba todos los órdenes. Los biógrafos y las biógrafas coinciden en que ella era su propia obra y esto lo podemos asimilar muy bien a la histórica frase del feminismo que recupera esta figura de los años 1960 de Simone de Beauvoir cuando dice ‘no se nace mujer, mujer se hace’”. En este sentido, reconoció: “Esa es la construcción que queremos recuperar no solamente desde la construcción de la feminidad y desde la construcción de una perspectiva de género denunciando el modelo androcéntrico de la mirada sobre el derecho y sobre la justicia, sino también incorporar las identidades y diversidades sexuales”.

Zulma García Cuerva se refirió a los orígenes de la historia del arte: “El dibujo y la pintura surgen con componentes mágicos y, según recientes investigaciones, nos indican que fueron mujeres sus autoras”.

Luego indicó que “a Maruja Mallo no se la condenó en la hoguera ni se la encerró en un hospicio como a Camille Claudel, ni sufrió tortura física pero se le dio la peor muerte: el olvido”, y subrayó: “Para rescatarla de ese olvido, estamos aquí”. Además contó que Maruja Mallo nació en Vivero, Lugo en 1902 y murió en Madrid en 1995 con el nombre de Ana María Gómez González. Expuso que “creó un nuevo modelo femenino asociado a ella, fue una transgresora, subvirtió el orden establecido y fue una intrusa en el mundo del arte simbólicamente masculino”, y añadió que “la guerra y su amistad con Gabriela Mistral y Pablo Neruda la traen a Buenos Aires, donde se deslumbra por la multiplicidad de razas y es aquí donde se introduce en otro espacio sagrado exclusivo para hombres: el muralismo”.

Finalmente, Elena Gómez Conde expresó que “Maruja fue una mujer libre, muy inteligente, muy avanzada para su época y una mujer excepcional”, y que “fue educada en absoluta libertad. Mi abuelo en aquella época consideró igual de importante darles información a sus hijas y a sus hijos y eso era algo inusual en aquel momento”.

Más adelante, detalló que “era una mujer inconformista y estaba dispuesta a desafiar todo tipo de convenciones. Para mí Maruja es un ejemplo de lo que se puede conseguir con una educación igualitaria”. También resaltó: “Maruja no era una feminista de pancarta. Ella vivió sabiendo que como mujer tenía los mismos derechos y las mismas capacidades que un hombre y simplemente lo puso en práctica”.

Para concluir, manifestó una serie de agradecimientos a los representantes de Argentina por haber acogido a su tía y seguir mostrando interés por ella.