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Año XVII - Edición 310 04 de octubre de 2018

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La bioética y su impacto en el derecho de familia

  • Notas

En el SUM del Instituto Gioja, el 6 de septiembre se realizó la jornada “La bioética y su impacto en el derecho de familia”, organizada por el Seminario de Investigación Permanente de Bioética y Dilemas Bioéticos en el Derecho de Familia. Los profesores Jorge C. Berbere Delgado, Úrsula Basset y Enrique del Percio participaron de la actividad en calidad de disertantes. La moderación de la charla estuvo a cargo de Leandro Merlo.

En primer término, Jorge C. Berbere Delgado comenzó explicando que “la bioética es la observación y el estudio sistemático de la conducta humana en el campo de la biología y biociencia prestando especial atención a los comportamientos individuales y sociales y a las políticas de Estado”. Asimismo, explicó: “Las situaciones de movilidad de poder y la construcción de una verdad a partir del saber también impacta en el derecho de familia y en la familia. Es por eso que yo incluyo esta atención a los comportamientos individuales y sociales y políticas de Estado, que influyen sobre las decisiones”.
Luego puso de manifiesto la importancia de la transdisciplina, que es permitirse ser atravesados por otras disciplinas. “Es decir, interpretar desde la biología cómo funciona y después definir en derecho si nuestra propia interpretación puede servir”, ejemplificó. Sostuvo que “luego del debate ético, otra cuestión es que ese análisis nos sirva para la toma de decisión concreta, para cuando exista algún dilema” y remarcó que “la bioética es la parte de la ética que plantea la aplicación concreta”.

Enrique del Percio, por su parte, introdujo que “el ser humano percibe lo que Platón llamaba los trascendentales del ser en función de cómo uno se maneja con los demás, es decir, de cómo realiza sus intercambios”. Explicó: “El trueque es adecuación y, por lo tanto, es símbolo. Por eso, el arte en las sociedades en donde predomina el trueque va a ser un arte eminentemente simbólico y la verdad va a ser entendida como la adecuación del intelecto al objeto”. No obstante, comentó, “cuando empieza a aparecer el dinero esto se quiebra. Entonces, el burgués va a decir la moneda ya no es adecuación, sino que la moneda tiene carácter representativo”. En este marco, aseveró que “la reproducción política aparece cuando el dinero pierde todo valor intrínseco y pasa a ser puramente representativo, es decir, cuando aparece el papel moneda”, y puntualizó que en el marco de la crisis del dinero, la verdad deja de ser representación y empieza a ser reproducción. “Vamos a tener que esperar hasta 1973 para que la reproducción sea definitiva cuando Nixon desengancha el dólar con respecto al patrón oro. A partir de ese momento, el papel moneda deja de representar ese oro que estaba en la reserva federal. Ahora el dinero se reproduce ad infinitum”, desarrolló y agregó: “A partir de esta etapa entramos en la lógica de la reproducción en prácticamente todos los órdenes. No es absurdo pensar que una vez que esa generación que nace con la lógica de la reproducción empieza a llegar a la etapa de madurez esa mentalidad la va a aplicar a la clonación, reproducción de reproducciones, y la va a aplicar a asumir la verdad como reproducción hasta el punto que es capaz de asumir al mismo ser humano como reproducción”.

Finalmente, Úrsula Basset disertó acerca del impacto de la bioética en las relaciones de filiación. Para comenzar, citó a un antropólogo y jurista francés que sostiene que toda filiación es un fenómeno cultural. Seguidamente, realizó un breve recorrido histórico sobre algunos hitos de la filiación.

“El derecho no puede apropiarse el fenómeno filiatorio porque su tarea es descriptiva, no porque renuncie a sus funciones directivas, sino porque el derecho establece un relato de la filiación humana cuando la recupera como fenómeno práctico”, reconoció.

A lo largo del desarrollo de la filiación, detalló, se avanza a la contractualización y puso de manifiesto la gravedad de que la filiación en buena medida se vuelva disponible: “Puedo revocar el consentimiento aunque ya esté creado el embrión. Puedo diseñar el contrato a medida”, expresó.

En cuanto a los dilemas que provoca la irrupción de la técnica en el ámbito de la filiación humana, se refirió a los nuevos elementos para determinar la filiación y a la dignidad del derecho sobre el relato de la filiación. “No es posible que la filiación sea tratada como un contrato médico, es un atentado a la dignidad humana, ya que la filiación es más que un contrato y un consentimiento que se presta con la luz fría del laboratorio”, expuso. Luego mencionó a una socióloga francesa que trabajó sobre la reforma francesa de filiación: “Dice que de la misma manera que nos daba vergüenza decir que un hijo era adoptado hoy en día parece que nos da vergüenza decir que un hijo fue concebido por técnicas de reproducción humana asistida. Hay una tarea de naturalización que está pendiente. Ella lo ve en el recelo en decirle al niño que fue concebido por técnicas de reproducción humana asistida con todo lo que ello implica”, analizó.