¡Seguinos!

Año XIX - Edición 338 11 de junio de 2020

Buscar

Dimensiones de la desigualdad: género, trabajo e investigación en tiempos de COVID-19

  • Notas

El pasado 28 de mayo se llevó adelante la actividad “Dimensiones de la desigualdad: género, trabajo e investigación en tiempos de COVID-19” en vivo por Facebook del Instituto Gioja, que fue organizada por Seminario de Investigadores/as del mismo instituto.

En este marco, expusieron Julieta Lobato (becaria de investigación y docente UBA) y Nerina Fernanda Sarthou (investigadora del CONICET- UNICEN). Moderó Marcelo Alegre (director del Instituto Gioja).

Para comenzar, Julieta Lobato indicó: “Venimos de una situación de emergencia pública, declarada por la ley 27.541 en diciembre del año pasado en el marco de la cual se decretó la emergencia ocupacional con el establecimiento de la duplicación de las indemnizaciones por despidos sin justa causa. Entonces, la pandemia llega ya en este escenario”. Y detalló que “en el mismo decreto que establece el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), también se desarrolla lo que va a ser la columna vertebral de lo que va a ser la intervención estatal en materia laboral que es la determinación de algunas actividades como esenciales”.

En cuanto a las dimensiones de género, introdujo que “a dos meses de pandemia en el contexto nacional y a más de cinco meses de pandemia en el contexto mundial, resulta a todas luces evidente que la COVID-19 tiene impactos muy diferenciados según a qué parte del tejido social estemos mirando”. Y puntualizó que en el mercado de trabajo el impacto se da tanto en la situación de las trabajadoras en las actividades esenciales y en la situación de las trabajadoras teletrabajando desde sus hogares.

En relación con las trabajadoras de actividades esenciales, sostuvo que “sin lugar a dudas, el sector que está sosteniendo la lucha contra la pandemia es el sector de la salud, que está feminizado en más de un 70% en Argentina pero también en el mundo. Estas trabajadoras se encuentran expuestas a largas jornadas laborales, aumento de los riesgos psicosociales, mucha exposición a la enfermedad y por eso diferentes países han ido adoptando regímenes de compensación extraordinaria que en Argentina se manifiesta en el DNU 315”.

Luego se detuvo en el trabajo en casas particulares para aquellas trabajadoras que realizan tareas de cuidado de personas, que también ha sido establecido como esencial. “En lo que va de este tiempo de pandemia hemos visto que se han ido produciendo algunas situaciones de especial vulneración de esos derechos laborales”, detalló y añadió: “El grueso de las trabajadoras en casas particulares, alrededor del 70%, que realizan tareas generales, en principio estaban afectadas al ASPO, pero hemos visto que han sufrido distintos tipos de violaciones en sus derechos laborales”.

Sobre el teletrabajo, destacó: “No era una práctica generalizada hasta antes de la pandemia. Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo, muy poca población trabajadora teletrabajaba antes, menos del 10% mundial”. Y agregó que “el teletrabajo no es solamente trasladar la prestación laboral del domicilio del trabajo al domicilio particular, sino que implica una nueva forma de trabajar, que se vincula con la intermediación de las nuevas tecnologías en modelos de relaciones laborales que no están pensadas para esa intermediación”.

Por otro lado, se enfocó en el escenario de los cuidados: “El escenario de la pandemia plantea en las mujeres una sobrecarga de trabajo superlativa entre el trabajo remunerado teletrabajando, el trabajo de cuidado no remunerado y la enseñanza de les hijes en el marco del cierre de los establecimientos educativos”.

A su turno, Nerina Fernanda Sarthou expuso: “Una de las preguntas que se hecho la literatura específica es cómo es el tránsito de las mujeres por la carrera científica y este fenómeno surgió para estudiarse porque en muchos países se veía que había una paridad a la hora de ver cuántas mujeres tenían una carrera universitaria, pero la brecha aumentaba cuando la mujer ingresaba a la carrera científica y cuando debía promocionar en los distintos niveles de la misma”, y explicó que este fenómeno fue descrito como la tubería con pérdidas o fugas. “En determinados momentos de la carrera científica  quedaban en el camino más mujeres que hombres”, detalló. 

Asimismo, contó que “se estudió la transición desde el posdoctorado al ingreso a un puesto permanente como investigadora y se encontró que en ese momento coincidían, por un lado, las mayores presiones en la carrera científica para ir accediendo a distintos recursos del sistema de ciencia o a puestos permanentes con las presiones por llegar a la maternidad. En el mundo son las mujeres las que llevan adelante mayoritariamente el cuidado del resto de la familia y las tareas domésticas, incluso en familias en los que la pareja está compuesta por científicos”.

Más adelante, planteó que “otra de las preguntas es por qué las mujeres son menos en los estratos superiores o en los cargos decisorios referidos a la ciencia o alta tecnología y acá surgió el concepto de techo de cristal. Esto hace referencia a que, más allá de la preparación de la mujer, en su recorrido por la carrera científica se encuentra con barreras invisibles, no pueden pasarla y no pueden acceder a determinados puestos”.

Sobre la brecha de género que se da en determinadas áreas de la ciencia, puso de relieve que “esta situación no tiene que ver con la formación, la preparación o la experiencia de las mujeres, sino que tiene que ver con razones propias de autoexclusión de las mujeres basadas en la dificultad para compatibilizar lo que es la vida privada y la vida profesional. También influye la falta de apoyo laboral en el tránsito de la maternidad en las mujeres y también en ciertos estereotipos culturales que generan prejuicios sobre la capacidad de las mujeres para ser exitosas en la carrera científica”.

Hacia el final, se refirió a qué sucede en el marco del ASPO con la labor científica y tecnológica. “El inesperado confinamiento interrumpió muchas de las actividades necesariamente presenciales en la ciencia, como por ejemplo el trabajo de campo”, sostuvo y reconoció que la situación de las mujeres en la ciencia y la tecnología es más vulnerable.

Video