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Año XIX - Edición 339 25 de junio de 2020

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Desafíos para la integración jurídica en tiempos de coronavirus

  • Notas

El pasado 4 de mayo de 2020 se desarrolló el Conversatorio de la Unión Chileno-Argentina por la Integración Jurídica (UCAIJ), titulado "Desafíos para la integración jurídica en tiempos de coronavirus". Organizaron el Departamento de Ciencias Sociales, el Departamento de Posgrado y la Unión Chileno-Argentina por la Integración Jurídica (UCAIJ).

En este marco, brindaron su aporte Alexander Linford Child (Chile), Elizabeth Silva (Argentina), Florencio Pardo Montenegro (Chile), Gustavo Somoza (Argentina), Isabel Ximena González (Chile), Luciana Scotti (Argentina), Samuel Malamud Herrera (Chile), Verónica Lescano Galardi (Argentina). El coordinador de la actividad fue Ricardo Rabinovich-Berkman.

En primer término, Verónica Lescano Galardi señaló que “la pandemia nos ha puesto frente a un desafío, si realmente estamos comprometidos con integrarnos. Hasta ahora veníamos con el discurso que va de la mano con los derechos humanos, pero la pandemia nos enfrenta a este desafío de salir de nuestros Estados y cruzar las fronteras”.

Luego resaltó: “Hoy estamos integrando a partir de este tipo de encuentros”, y concluyó: “Tenemos que hacer valer nuestras dignidades y estar en contexto de derechos humanos y de democracias pero aislados, confinados y distanciados. Para que esto no sea un contrasentido interno en los términos y en la actitud de vida, realmente tenemos que apostar a la integración”.

Por su parte, Alexander Linford Child manifestó: “Hay que entender que no somos indestructibles y que basta que un virus mute para que tengamos que estar todos encerrados, pero no hemos perdido la capacidad de asombro que es algo que nos mueve a todos y nos lleva a poder hacer investigación y cuestionarnos”. 

Asimismo, se preguntó si sigue siendo la ley la fuente del derecho más importante y si la integración sólo es posible a raíz de la creación de un tratado internacional de doble tributación. En esta línea, remarcó: “Es momento ahora de buscar integración mediante la creación legislativa (...). Tenemos que empezar a darle fuerza a otras fuentes del derecho que son indirectas, como la doctrina”.

A su turno, Gustavo Somoza expresó: “Parece que la pandemia echó luz a que tenemos muchos más excluidos de lo que pensábamos”. Y señaló: “La pandemia no tiene que ser algo que pase y nos olvidemos de los excluidos que estamos viendo ahora”.

Más adelante, desarrolló: “Salvo honrosas excepciones, la Justicia argentina no está trabajando y pensemos que el día después de la pandemia no vamos a poder estar exactamente igual así que tenemos que empezar a pensar en una Justicia a distancia porque es esencial para los derechos (...). No se  puede permitir que el discurso nacionalista cree la conciencia de que hay que destruir la división de poderes y que tenemos que ir a un gran leviatán que nos controle a todos”.

Y reflexionó: “Los que formamos parte de la UCAIJ, claramente tenemos en la integración una fe de vida y la integración es el único camino válido para que nuestros países eliminen muchas de estas grandes taras que la pandemia impuso en blanco y negro”.

Samuel Malamud Herrera manifestó que la crisis generada a raíz de la pandemia denota la crisis del proyecto global posmoderno.

Por otro lado, sostuvo que “una integración a la que debiéramos aspirar debería seguir un modelo de parlamento regional. Pienso que sería una alternativa más adecuada en la cual no se perdería tampoco el principio de soberanía popular”. Y agregó que también es una crisis del sistema económico capitalista: “Nos pone en evidencia que el modelo capitalista falló y lo del 2008 no solo fue un episodio esporádico, sino que ahora nuevamente vemos a grandes empresas pidiéndole rescate al Estado”.

También se refirió a cómo se han ejercido las facultades de excepción constitucional: “Si bien cuesta negar que muchas de estas facultades debieron ser usadas para evitar la propagación del virus, lo cierto es que muchas de las facultades no están contempladas dentro de estas garantías constitucionales y que sí ponen limitaciones a los derechos fundamentales y amenazan con pervivir incluso terminada la emergencia”.

Luciana Scotti analizó que “los procesos de integración en alguna medida no vienen haciendo todo lo que se suponía frente a un fenómeno global y regional porque en cada región ha impactado de un modo diferente”.
Además indicó que “todo lo que tiene que ver con la producción intelectual y científica puede llegar a dar un salto cualitativo interesante y que incluso sería positivo que lo podamos canalizar más allá de esta situación en la que estamos obligados a este tipo de encuentros virtuales”. Y comentó: “En la Facultad de Derecho en grado, posgrado y doctorado se ha empezado a utilizar todas las distintas vías que tenemos, como el Campus Virtual. Muchos nos hemos puesto al día frente a las nuevas tecnologías”.

A su turno, Isabel Ximena González reconoció que el trabajo de docencia en línea es mucho más intenso que el trabajo presencial. Sin embargo, aseveró: “Me ha permitido valorar a mis alumnos, conocerlos un poco más y reflexionar con ellos. Nunca he visto una participación tan fluida como ahora en estos procesos que hemos realizado por vía online”. Y agregó: “Desde esta perspectiva, pienso que la pandemia nos ha permitido tener un sentimiento comunitario y preocuparnos por lo que le está pasando a los otros. Y también un sentido de solidaridad, de aprender los otros”.

Elizabeth Silva expuso sobre la deshumanización de derechos en el contexto de la pandemia: “Sé que estamos en un momento de crisis muy importante, que hay muchos sistemas de salud que están totalmente colapsados que los médicos no llegan a atender a todos y no hay camas o respiradores, pero el hecho de que llegue un paciente y que sea atendido por una persona que está con un delantal, una máscara, con anteojos y guantes y que el paciente no sepa quién lo atiende me parece que refleja que llegamos a un punto de deshumanización tal que tampoco se puede permitir”.

Finalmente, Florencio Pardo Montenegro determinó que las crisis se pueden gestionar de buena forma o de mala forma. En este sentido, detalló: “Puede ser utilizada para aplicar políticas sociales de ajuste, de profundización de la precarización, de intensificación del castigo penal que en otras épocas de no crisis resultarían más difíciles de ser aceptadas”. Y compartió la situación de la crisis en Chile: “Está habiendo resultados muy nefastos para los excluidos de siempre y esto no solamente en una visión desde el Ejecutivo, sino que también hay complicidad muchas veces con el Parlamento y con la oposición política de estos momentos; leyes que deberían operar para proteger el empleo están siendo utilizadas para precarizar aún más el empleo”.

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