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Año XVII - Edición 314 29 de noviembre de 2018

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Arrepentido: dimensión científica, ética y jurídica

  • Notas

El pasado 9 de octubre, en la Sala de Audiencias, se llevó adelante la jornada “Arrepentido: dimensión científica, ética y jurídica”. En este marco, disertaron Facundo Manes (neurólogo, neurocientífico y presidente de la Fundación INECO), Eduardo Rivera López (licenciado en Filosofía y Dr. en Ciencias Políticas, profesor investigador de la Universidad Torcuato di Tella y del CONICET), Hugo Wortman Jofre (abogado especializado en Derecho Penal y presidente de la Fundación Poder Ciudadano, investigador por la Universidad del Salvador) y Diego Luciani (fiscal general ante los Tribunales Orales en lo Criminal Federal). Presentó Luis María Bunge Campos (subdirector del Departamento de Derecho Penal y Criminología) y moderó Federico M. Rodríguez Ovide. Organizaron en conjunto la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, Departamento de Derecho Penal y Criminología, Poder Ciudadano y la Cátedra Villar.

En primer lugar, Facundo Manes explicó “en la evolución, la corrupción fue una norma. El cerebro humano fue básicamente, en toda su historia, corrupto: llevó agua para su molino”, y agregó “Recientemente, se está pensando en la historia de la humanidad que los humanos somos iguales ante la ley y en muchos países es una tarea pendiente. Hay conductas corruptas en otras especies, tales como abejas, hormigas y primates”. Por otra parte, puntualizó: “En estos miles de años de corrupción nosotros desarrollamos dos sistemas de toma de decisiones: uno racional, lógico y deliberado que usamos muy pocas veces porque no tenemos recursos cognitivos para vivir así y otro automático basado en experiencias y aprendizajes previos”. Pero también, distinguió, decidimos socialmente: el contexto influye en la manera en la que decidimos. “Hay experimentos que muestran que pequeños actos de corrupción liberan la conducta de uno para posteriormente hacer actos de corrupción un poco más importantes”, afirmó.

Eduardo Rivera López, por su parte, realizó una distinción entre los diferentes grados de idealidad de un sistema institucional. “Uno puede hacer un continuo teórico entre una situación completamente ideal a una situación catastrófica”, resaltó. “Una situación ideal sería una en la cual todos los jueces son perfectamente competentes y no corruptos y, por otro lado, tenemos la disolución de la sociedad, guerra civil, donde las instituciones no funcionan en absoluto y donde no es posible impartir justicia de ninguna manera”, especificó.

En cuanto a la ley del arrepentido, sostuvo que “es una normativa que en un mundo razonablemente favorable es una ley que pasa el filtro de constitucionalidad en el sentido de que no es necesariamente violatoria de derechos”. Y señaló: En la situación real local es muy factible que la aplicación de una ley como la ley del arrepentido viole derechos”.

“Siendo posible que esta normativa se pueda aplicar de manera razonablemente bien no veo por qué rechazarla pero sí creo que tendríamos que explorar muchísimo: primero tener estudios empíricos y segundo ver qué complementos debería exigirse para que no exista abuso de derechos”, concluyó.

A su turno, Hugo Wortman Jofre describió que “un arrepentido o un colaborador es una persona imputada en un proceso judicial determinado que de manera libre, voluntaria y consciente, con capacidad de imputabilidad, decide brindar información o datos precisos comprobables y verosímiles a autoridades judiciales para evitar o impedir la permanencia de la consumación de un delito, esclarecer el hecho investigado, revelar la identidad o el paradero de los otros autores, proporcionar datos suficientes que permitan un avance sustancial, averiguar el destino de los bienes e indicar la fuente de financiamiento”.

Luego se preguntó por qué ingresa a un sistema jurídico como el nuestro una figura de esta naturaleza y subrayó que se debe a que “las herramientas tradicionales han fracasado para enfrentar el terrorismo, el crimen organizado, el delito trasnacional, el lavado de dinero y la corrupción

Finalmente, Diego Luciani comenzó diciendo que “el régimen del arrepentido dentro del derecho penal es una de las figuras que más resistencia y más críticas ha tenido dentro de un sector doctrinario y también dentro del mundo académico”. En este marco, contó que “dentro de los que genuinamente entienden que esta figura podría vulnerar garantías constitucionales, también emergen voces en la cual niegan terminantemente renovar el estático formalismo legal y los vetustos métodos investigativos que tenemos”, y agregó que “así se oponen a incorporar herramientas que permiten ser más eficaces a la hora de investigar y sancionar hechos complejos de criminalidad compleja y me refiero a delitos vinculados al crimen organizado en sus distintas manifestaciones: trata de personas, narcotráfico, secuestros extorsivos y actos de corrupción”.