Discurso pronunciado por la Dra. Leticia Vita
Acto de colación de grado del día 11 de julio de 2025

Leticia Vita
Vicedecana, Silvia Nonna, autoridades, profesoras,
profesores, graduadas y graduados, familiares, demás acompañantes, muy buenas
tardes.
Agradezco al decanato el honor de haber sido elegida para
pronunciar estas palabras en este acto de colación.
Hoy es un día de celebración para ustedes que reciban el
título, para su familias y seres queridos que los acompañan no solo hoy, sino
que los acompañaron durante todos estos años de estudio y esfuerzo, también
para las profesoras y los profesores de esta Facultad de Derecho de la Universidad
de Buenos Aires. Y sin duda, para toda la sociedad.
Porque hoy ustedes se gradúan en una universidad pública, en
la Universidad de Buenos Aires. Han estudiado en la mejor universidad del país
y en la más prestigiosa de América Latina y del mundo.
Pero hoy no voy a hablar solamente de esa excelencia, de que
ustedes han sido testigos a lo largo de estos años. Quiero detenerme, en
cambio, en tres valores que entiendo definen a la UBA y a esta Facultad en
particular y que les deseo que tengan muy en cuenta muy presentes cuando en
unos minutos tengan su título en las manos.
En primer lugar, la Universidad de Buenos Aires significa
igualdad. Como me ocurrió a mí, muchas y muchos de ustedes tal vez sean la
primera generación de su familia en llegar a la universidad. Eso es lo que
representa la universidad pública, igualdad de oportunidades. Oportunidades que
este título les abrirá y que muchas otras personas deberían también poder
alcanzar en un futuro. Por eso debemos defenderla.
A partir de hoy ustedes lo van a hacer como egresadas y como
egresados de la UBA, ojalá pronto también lo hagan como estudiantes de
posgrado, como docentes, como investigadoras, como investigadores.
No podemos abstraernos del momento que estamos viviendo.
Para que la universidad pública siga siendo un espacio de
excelencia y no me refiero solo a la docencia, sino también a la investigación
y a la extensión universitaria, sus otros dos pilares fundamentales. Es
indispensable que cuente con financiamiento adecuado con salarios dignos y con
plena autonomía.
Esa autonomía que garantiza lo segundo que representa esta
universidad y esta Facultad en particular. Pluralismo y pensamiento crítico. La
UBA históricamente ha sido nuestro país un espacio para cultivarlos, incluso en
los momentos más oscuros de nuestra historia en los que la persecución y el
autoritarismo la atacó y expulsó a esas voces que entendía como disonantes. Que
se trate esta de una Facultad de Derecho además, le añade un condimento
especial, una responsabilidad especial.
¿Por qué? Porque buscamos formar operadoras, operadores del derecho, con capacidad crítica. En 1963 la filósofa alemana Hannah Arendt, publicó su libro Eichmann en Jerusalén, en el que desarrolló el concepto de la banalidad del mal. Allí reflexionó sobre el juicio Adol Eichmann, uno de los principales responsables del exterminio de judíos durante el régimen nazi. Arendt, describe a Eichmann como un hombre absolutamente normal, que no niega lo que hizo, pero que tampoco lo considera intrínsecamente malo.
Simplemente argumentaba en su defensa cumplía órdenes del
estado, se veía a sí mismo como un buen ciudadano que obedecía la ley. El
concepto de banalidad del mal nos advierte que el horror puede surgir de la
obediencia ciega al sistema, más que de una maldad personal. Eichmann no era ningún
monstruo, era una persona normal que obedecía a acríticamente.
El horror entonces explica Arendt, surge de la incapacidad
de pensar críticamente, de cuestionar, de no ejercer ese diálogo interno donde
uno a solas juzga sus propios actos.
Ese ejercicio de pensamiento es lo que nos diferencia de ser
meros engranajes obedientes en una máquina y aquí en esta universidad, ustedes
han recibido un antídoto para eso.
Ojalá, ese pensamiento crítico los acompañe siempre, porque
una sociedad que lo pierde y especialmente una en la que quienes deben
interpretar y aplicar el derecho como juezas como jueces lo pierden, es una
sociedad sin futuro.
Por último, quiero cerrar recordando una tercera dimensión
de lo que esta universidad representa, una que se enlaza con las dos anteriores,
porque es consecuencia de ellas.
Este año se cumplen 40 años del histórico juicio de las
juntas militares. El 9 de diciembre de 1985 la Cámara Federal dictó sentencia
en la causa 13, condenando a los máximos responsables del terrorismo de estado
de la última dictadura y puso fin así a la impunidad. Este aniversario es un
enorme orgullo para esta Facultad porque graduados, docentes, investigadores de
esta casa, contribuyeron a la arquitectura jurídica que lo hizo posible.
Participaron, también como jueces, fiscales, defensores,
peritos, esas personas supieron imaginar soluciones jurídicas para superar los
obstáculos, muchísimos que se les presentaron, tuvieron imaginación jurídica y
rigurosidad para cumplir por primera vez en nuestro país el triple mandato de
memoria, verdad y justicia.
Ustedes son parte de ese legado, de ese enorme legado que
nos da tanto orgullo. Les deseo que nunca lo olviden y que sepan honrarlo en su
vida profesional.
Aspiren a mucho, tienen las herramientas para lograrlo.
Vivan en la profesión, con empatía y compromiso por la
igualdad.
No dejen de estudiar, de formarse. Vuelvan muchas veces a la
Facultad en todos los formatos posibles. Y que nos encontremos juntos de nuevo
en las aulas, en los pasillos, en donde nos toque realizar nuestra contribución
a la sociedad defendiendo la universidad pública, su pensamiento crítico y su
potencia para imaginar un mundo más justo e igualitario.
Felicitaciones y que viva la universidad pública.