Los conflictos en la democracia sustantiva
El pasado 23 de octubre, en el Salón Carlos Nino del Instituto Gioja, se realizó la reunión extraordinaria del Seminario Permanente de Investigación Remo F. Entelman: “Del Objeto al Sistema”, dirigida por el profesor Rubén A. Calcaterra y coordinada por la profesora Liliana Delia Arias, en el marco del ciclo de exposiciones sobre conflictología. La jornada estuvo dedicada a la conferencia titulada “Los conflictos en la democracia sustantiva”, a cargo del profesor Alejandro Nató, reconocido especialista en resolución de conflictos y derechos humanos.
Primeramente, Alejandro Nató agradeció la invitación y se refirió al lugar que ocupa la conflictología hoy en día en la vida profesional y académica. “Va a ser más que una disciplina, en algún momento la conflictología va a tener que tener el lugar que se merece”, sostuvo. Y agregó que los/as especialistas presentes en el evento son parte de un equipo “que construye pensamiento, ideas, reflexiones, que nos ayudan a aprender, a comprender, y a construir entre todos una forma de visualizar la conflictividad, una forma de atender los conflictos, una forma de asimilar los conflictos y de canalizarlos también”.
Tras un momento de diálogo entre el expositor y los demás miembros del público, Alejandro Nató se refirió a lo que expuso en uno de sus libros, específicamente “los vínculos entre el Estado y la sociedad”, mencionando que “ahí habló del estado del Estado y el estado de la ciudadanía (…) y yo creo que es importante que conversemos alrededor de estos temas”. Esto último porque “si uno quiere ver cuáles son las causas reales que dan vida a los conflictos, cuál es la verdadera raíz de la conflictividad, uno no puede dejar de tener en cuenta cual es el contexto”. “Yo creo que hay un estado de ciudadanía que fue mutando con el tiempo, una ciudadanía social, civil y política que siempre estuvo, con sus formas, pero a eso hay que agregar una ciudadanía urbana y una ciudadanía digital que afloraron en esta época, que irrumpieron en esta época, con configuraciones culturales propias que llevan a prácticas sociales”. Con respecto a esta cuestión, señaló que esas mismas configuraciones culturales “muestran que, al agregarse estas nuevas ciudadanías, cambiaron la política social y civil”, aclaró. En ese sentido, comentó que “no es la misma ciudadanía política, social y civil que hubo anteriormente a la que hay ahora, por las transformaciones que produjeron en ese tema las nuevas ciudadanías”. Tras esto explicó cómo entender los conflictos y cómo eso cambia según el tiempo, utilizando en un principio una “ecuación” del conflictologo Alfredo Zamudio. “Si hay un conflicto tiene que haber diálogo, entonces podrían dar mejores soluciones, como en una ecuación. Y luego la ecuación va cambiando, si hay un conflicto, antes de diálogo debería haber confianza, pero durante el diálogo también es un espacio de construcción de confianza, a partir del estado social, porque es tal la ilegitimidad que tienen los espacios que se gesten en la vida democrática, que cada una de las instancias donde se juntan personas tienen que ser de construcción de confianza. Pero claro, esa ecuación es conflicto, confianza, diálogo, sobre tiempo es igual a mejores soluciones”, sostuvo.
Asimismo, afirmó que en la época de los 90 “empezaba a aflorar una política para poder tratar de incorporar la mediación como forma de gestionar los conflictos, para descomprimir la justicia” y es sobre esto que añadió que “esto fue concebido como algo alternativo, para descomprimir el sistema, para despresurizar el sistema judicial” y esa función se cumplió, por lo que “se concibió a nuestros métodos como parte de la necesidad del sistema, y no como parte de las necesidades que tenía la gente”, y también que “mucho de la reconfiguración de este campo tiene que ver en cómo readaptar algo que fue concebido de un modo hacia otros campos de acción”.