Día Internacional de las Mujeres Rurales

El primer Día Internacional de las mujeres rurales, se celebró el 15 de octubre de 2008 y fue establecido por la Asamblea General de la ONU en su Resolución 62/136.En este día se reconoce la inestimable función y contribución de las mujeres rurales e indígenas al desarrollo agrícola, promoción rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural, así como se insta a las naciones a que mejoren la calidad de vida de estas mujeres y aseguren su participaciónen la vida rural.

Las mujeres rurales representan una cuarta parte de la población mundial, es decir que, una de cada cuatro mujeres trabaja en la agricultura, y constituyen el 46% por ciento de la mano de obra agrícola, pero aun así muy pocas de ellas tienen su ingreso propio.

ONU mujeres advirtió, que las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza, pese a ser productivas y buenas gestoras, padecen discriminaciones por su género, ya que no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor en comparación con los hombres rurales. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento. Los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas. Aún en peor situación se encuentran las mujeres indígenas, que sufren la discriminación por su colectivo particular y además por su género, invisibilizando muchas veces su participación.

Si bien la estadística en este tema debe mejorar para poder reflejar números aún más representativos, según los últimos datos arrojados por ONU Mujeres, el 46% de las mujeres rurales no tienen ingresos propios a pesar de trabajar incansablemente, mientras que, las que cobran un salario reciben en promedio 75% menos que el mismo salario de los hombres rurales. Otro dato a destacar es que, el 54 % de las trabajadoras agrícolas en América Latina y el Caribe están por debajo de la línea de pobreza. Por último, sólo un cuarto de las explotaciones agropecuarias está a cargo de una mujer, pero son de menor tamaño y están casi siempre en tierras marginales y frágiles, tienen menor acceso al crédito, a la asistencia técnica y a la capacitación, como un descredito de que las mujeres puedan llevar adelante con éxito esa tarea.

Las normas sociales y las barreras estructurales discriminatorias continúan limitando el rol de las mujeres rurales en la participación, incluso dentro de sus comunidades y hogares. Esta situación se ve aún más comprometida por los efectos del cambio climático sobre los recursos naturales y productivos, que agravan las desigualdades de género en las zonas rurales y hace que los hombres migren del campo para la realización de otras tareas, endureciendo aún más las labores rurales para las mujeres.

Abordando las desigualdades de género, se estaría contribuyendo a solucionar la amenaza que plantea el cambio climático, ya que las mujeres rurales son actores fundamentales y si resultan empoderadas a nivel político y socioeconómico tendrán mayor decisión en la implementación de tecnologías con bajas emisiones de carbono o diversos programas de desarrollo rural. La creación de un sistema educativo que tenga en cuenta las cuestiones de género y las necesidades específicas de las mujeres rurales seria crucial, a fin de eliminar los estereotipos de género y las tendencias discriminatorias que les afectan, tomando medidas para asegurar que se reconozca el trabajo no remunerado de las mujeres y sus contribuciones a la producción dentro y fuera de las explotaciones agrícolas. Ya que además de las tareas rurales, las mujeres realizan la totalidad de las tareas domésticas en el hogar, resultando en más carga de trabajo para las mujeres rurales, situación que con políticas educativas graduales debería mejorar.

Por todo lo anterior y en atención al rol significativo de las mujeres y las niñas rurales e indígenas, desde el Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes, visibilizamos esta situación y respaldamos a las mujeres del campo que hacen una contribución primordial, para fomentar sus capacidades, a fin de que puedan disfrutar de plena igualdad de derechos,  responder ante el cambio climático mediante la producción agrícola, la seguridad alimentaria y la gestión de los recursos naturales con el enfoque de perspectiva de género y su participación en toda estas políticas .

“Si le damos a las mujeres el acceso a todo lo que necesitan, en términos de semillas, capacidad instalada, agua, créditos, tecnología, ellas producirán más y serían esenciales para ayudar a 150.000.000 de personas en la lucha contra el hambre”.

ONU MUJERES

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