Discurso pronunciado por la Dra. Silvia Coria

Acto de colación de grado del día 10 de agosto de 2018

Silvia Coria

Silvia Coria

Hola, buenas noches. Señor vicedecano, señora secretaria académica, señores profesores, señores graduados de esta Facultad y sus familiares y amigos. Es una de las tareas más gratas y un alto honor luego de muchos años de desempeñarme como profesora de esta Facultad que las autoridades me hayan invitado a despedir a los alumnos que hoy reciben su diploma. Estoy muy agradecida por esta oportunidad ya que pocas cosas son tan felices en el ejercicio de la docencia o en la vida académica como esta adiós provisorio que les damos a los alumnos y la bienvenida a la profesión a estos nuevos colegas.

Todo lo que hay para decirles en este momento de su graduación queda dicho en pocas palabras con la felicitación por el éxito obtenido. Todos ustedes han superado con éxito las pruebas de esta Facultad que exige a sus alumnos para llegar a este momento y deben especialmente sentirse orgullosos de ello. Ahora bien, en pocos momentos de acuerdo con la fórmula que hayan elegido cada uno, se comprometerán a defender la Constitución, las leyes y los fueros de la justicia. Este compromiso los obliga a ser dignos, probos y consagrados a los preceptos morales y éticos que rigen la profesión del hombre y la mujer de leyes. Hoy es un día de gran alegría para todos ustedes y para sus familias que los han acompañado, seguramente y también su familia que se ha recibido junto con ustedes, que han sufrido y gozado de este esfuerzo tan especial que significa graduarse de una carrera tan importante. Porque recibirse de una carrera universitaria no es solamente obtener una habilitación profesional para ejercer la profesión, valga la redundancia. Es también una demostración de carácter, de persistencia, de insistencia, de capacidad intelectual y por qué no, otra vez también de capacidad moral.

Hoy se entregan diplomas a abogados, a profesores, a traductores y a calígrafos, y en ese diploma llevan ustedes muchas horas de estudio y dedicación, algún sinsabor, algunas noches en vela, cursos, trabajos prácticos y exámenes. Se están llevando un título de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, una de las más prestigiosas del mundo. De una Facultad pública y democrática que se preocupa por formar profesionales comprometidos con los problemas y las necesidades de nuestro país. Recibir este diploma es sin dudas un honor y un privilegio pero también representa un compromiso, compromiso de ejercer la profesión orientados a la defensa del Estado de derecho, que ayude a la construcción de una sociedad justa e igualitaria que garantice y fortalezca la Democracia y la defensa de los Derechos Humanos.

Quedan hoy habilitados para encaminarse a otros logros. Tomarán seguramente distintos rumbos, iniciarán el apasionante camino del ejercicio profesional, se enfrentarán con el desafío de poner en práctica lo que aprendieron y de darles propia impronta, su propia visión y dedicación. Ejercerán la profesión en forma independiente, a nivel corporativo, como funcionarios del Poder Ejecutivo, como legisladores, como jueces, algunos serán diputados, otros senadores y por qué no, presidentes/as.

Nunca olviden que ustedes son egresados de esta Facultad y tampoco olviden que esta seguirá siendo siempre su casa. Esta profesión noblemente ejercida nos debe reconciliar con el lado bueno de la humanidad, por eso sean un ejemplo para los demás, fundamentalmente para los jóvenes. Y sigan trabajando con lealtad y honestidad por ese justiciable o por ese cliente que cuando siente que todo está perdido, los mira con la única esperanza que tiene en el mundo, como si de ustedes dependiera su libertad, su honra y sus bienes más preciados. Es que, en alguna manera, ello es así. Sean excelentes profesionales, séanlo con toda la potencia de su alma, les deseo el mayor de los éxitos en sus carreras y en sus vidas.

Nada más, muchas gracias.