Discurso pronunciado por la Dra. Mónica Pinto

Acto de colación de grado del día 5 de noviembre de 2010

Mónica Pinto

Mónica Pinto

¿Que placer estar en esta sala no es cierto? Que placer estar acá sabiendo que las materias ya las aprobaron, que ya se recibieron y que solamente vienen a buscar el “cartoncito”, ese cartón que les va a permitir definitivamente ingresar en la vida profesional del derecho. Y que placer es saber que están tan bien acompañados, que en la sala los acompañan los afectos, los amigos, la familia, aquellos que estudiaron con ustedes cada día y cada noche, aquellos que los “bancaron” cuando estudiaban ustedes cada día y cada noche. Y que estamos también nosotros los que en algún momento de ese tramo nos permitimos contribuir a su formación, es realmente una alegría, es realmente un placer y el placer no es solamente para ustedes, es para ustedes, es para nosotros, es para lo que llamamos la facultad. Esta facultad en la que privilegiadamente ustedes pueden estudiar y nosotros que ya lo hicimos podemos enseñar.

En los tiempos que corren él poder estudiar una carrera como la nuestra, la carrera de derecho, la de calígrafo, la de traductor, todas estas que tienen que ver con la administración de justicia, en una institución como esta y en un país como él nuestro y en un mundo como el que nos toca vivir es casi una situación de privilegio. Una situación de privilegio porque aunque no exista paga alguna, aunque esta universidad siga siendo la universidad publica laica gratuita que se fundara allí en 1821, cada día parece más difícil poder acceder a esta y otras instituciones de educación superior.

La realidad es que el paso por las aulas de la facultad de derecho no es algo sin consecuencias, es algo que tiene consecuencias no solamente en la forma en que ustedes van a ejercer el derecho, sino que tiene también de alguna manera consecuencias en su vida, en su forma de pensar y de encarar el mundo. Porque básicamente esta casa como todas las universidades no puede ser solamente pensada como un centro de producción de conocimientos, esta casa es también un centro de reflexiones, un lugar en donde se construye concepciones del mundo y el hecho de que esta casa sea publica, que sea laica, que sea gratuita, todos estos adjetivos nos comprometen, nos comprometen en el presente de la posibilidad de estudiar, de la amplitud o de la pluralidad de los conocimientos que aquí nos den, pero nos comprometen también con el futuro, nos comprometen también con la sociedad en la que estamos.

Yo estoy segura que en este conjunto de egresados que hoy vienen a retirar su diploma esta todo aquello que la facultad puede producir, jueces, defensores, fiscales, todos aquellos que tienen que ver con el servicio de justicia, abogados que también tienen que ver con el servicio de justicia. Pero esta aquí también legisladores nacionales y locales, y provinciales, están aquí futuros ministros o secretarios de estado y porque no un presidente o una presidenta. Están aquí investigadores, están aquí empresarios, están aquí profesores como nosotros. Y en esa enorme cantidad de posibilidades que brinda este cartón que entrega la facultad de derecho van cifradas muchas condiciones, muchas características de la sociedad en que vivimos.

Trabajar en el derecho en el sentido amplio, en el derecho y en todas las ciencias que contribuyen a la aplicación del derecho es algo bastante más amplio que encontrar un modo honesto de ganarse la vida. Trabajar en el derecho es de algún modo asumir que uno tiene la posibilidad cierta de ejercer incidencia en el manejo de la cosa pública. El derecho que practicamos, el derecho que ejercemos, el derecho que elaboramos, el derecho que decidimos, el derecho que investigamos, ese derecho tiene mucho que ver con la calidad de vida de todas las personas que viven en este país. Y esa calidad de vida empieza a medirse por nosotros, por nuestros hijos, por nuestros padres, por nuestros hermanos, por nuestros amigos y por todos aquellos que no son ni hijos, ni padres, ni hermanos, ni amigos. Pero si el estándar nos satisface a nosotros, les va a satisfacer a los demás. Esa capacidad de tener incidencia en el manejo de la cosa publica hace que la practica del derecho tenga mucho que ver con las condiciones de vida de cada uno.

La practica del derecho permite consolidar y reforzar el estado de derecho, permite trabajar por la transparencia en la adopción de las decisiones publica, por la rendición de cuentas de los funcionarios, permite trabajar por la superación de la pobreza, abriendo la puerta a los accesos, al acceso a la justicia, al acceso a la salud, al acceso a la educación, aquellos accesos que son el tema del día. Trabajar en el derecho permite también estar al lado de cada hombre y de cada mujer y de cada niño para que las decisiones que se tomen en lo publico y en lo privado no supongan lesión para la libertad y la dignidad de cada uno en condiciones de igualdad. El trabajo en el derecho es en definitiva eso que hace que cada día podamos respirar mas ampliamente y mejor. La realidad es que esto no depende enteramente de los otros, no depende enteramente de los demás, no depende del gobierno, no depende de la presidenta enteramente, de los legisladores o del poder judicial. Cada uno de nosotros esta en posición de hacer algo para que esto también dependa de nosotros. Si la lección de la carrera es casi una forma de determinar que es lo que uno quiere del futuro, el manejo del derecho como seguramente será en la facultad de medicina, la forma en la cual se trabaja el tema de la salud, es casi una condición de vida de cada uno de nosotros.

La sociedad en la que vivimos avanza vertiginosamente, es cada día mas desigualitaria, cada día más injusta, cada uno de nosotros tiene algo que hacer para que esa desigualdad y esa injusticia intente por lo menos ser cada día menor. Si esta sociedad avanza vertiginosamente, también avanza vertiginosamente el derecho que en ella se aplica. Un derecho que ustedes no pueden haber aprendido totalmente en las aulas al día de hoy, por que mañana cambiaran y si mañana cambia donde estén estudien y si mañana cambia donde estén practíquenlo con buena fe y si necesitan la facultad esta aquí para ayudarlos, para ayudarlos en la formación continua, para ayudarlos en el titulo de postgrado, en cualquiera de todas sus variantes.

Salgan al mundo con este diploma privilegiado de la universidad publica argentina en una sociedad desigual e injusta y traten de lograr en la medida humana de sus posibilidades hacer valer ese diploma de manera de que la conciencia quede tranquila sabiendo que cada uno de ustedes ha contribuido humana y posiblemente a que esa desigualdad sea menor y a que esa injusticia sea menor.

Salgan, enfrenten el mundo, hagan lo, trabajen por el respeto de la libertad y la dignidad de todas las personas en condiciones de igualdad sin discriminación, vuelvan a esta casa y permítanos comprobar que el sueño de los padres que es también el de los docentes se ha realizado con ustedes y que ustedes pueden ser mejores que nosotros, la sociedad en que vivimos lo requiere. Nosotros podremos decir tranquilos que nuestra tarea habrá sido por lo menos exitosa.

Gracias, disfruten, reconozcan a todos los que los ayudaron a tener el diploma.