Discurso pronunciado por la Dra. Marisa Graham

Acto de colación de grado del día 9 de abril de 2010

Señora Decana, Dra. Mónica Pinto, Sres. Miembros del Consejo Académico, profesores, profesoras, egresados, egresadas, señoras y señores. Es una alegría y un honor para mí poder compartir este momento tan esperado, tan feliz para ustedes, queridas y queridos colegas, para sus familiares y aquellos que los acompañan hoy y que los han acompañado durante todo este trayecto.

Es siempre conmovedor, también, ver éste querido Salón de Actos colmado en un día de festejos, donde trascurrieron momentos maravillosos y también terribles de la vida de nuestra patria. En el año del bicentenario para ustedes termina una etapa, que suele ser la etapa más rica y expansiva de nuestra vida, sobretodo de aquellos que la transitan durante la juventud. Pero si me permiten, quiero expresarles mi admiración por muchos egresados y egresadas, hombres y mujeres, que han abandonado la carrera por elección o por obligación, la mayoría de los casos, al tener que hacerse cargo de responsabilidades que la vida les impuso y retoman después de mucho tiempo, con hijos ya criados, para cumplir con aquel sueño, para hacer realidad esa vocación por el derecho que se mantuvo durante años. Los felicito por su envidiable voluntad y coraje.

Empieza una nueva etapa, se reciben de abogados, de abogadas, procuradores, traductores públicos y, como todo lo nuevo y desconocido, genera expectativas, ilusiones, pero también dudas y temores. Queremos decirles que las puertas de ésta casa estarán siempre abiertas porque nunca dejará de ser su Facultad. Acudan a ella, a sus cursos de posgrado, especializaciones, conferencias, congresos. La vida universitaria en democracia es tan rica y tan estimulante.

Además, y perdón si doy una mala noticia, hay que seguir estudiando. No dejen de estudiar, de prepararse, de capacitarse. Un profesional cabal nunca deja de estudiar. Son hoy los que eligieron ser pero hay que seguir eligiendo. El derecho puede ser, y de hecho para muchos es, una herramienta que sostiene y justifica el status quo, que obstaculiza, que cristaliza, que impide avanzar, que le sirve sólo al establishment. Yo los convoco a volver a elegir al derecho como instrumento de cambio, de transformación social, los invito a tomar partido, a elegir aquello que además de legal debe ser legítimo. Los invito a poner su saber al servicio del otro, a escuchar y a poner claridad frente a la oscuridad de la norma. Los convoco a tomar partido por la igualdad y en contra de la discriminación, sea por elección sexual, por raza, por color de piel, por ideas políticas. Los invito a abogar por la vigencia irrestricta de los derechos humanos.

Los convoco a que elijan la incomodidad, a pensar antes de ser pensados, a hablar en vez de ser hablados. Los exhorto a revelarse contra la injusticia y la desigualdad y a mantener siempre nuestra conciencia crítica, a no traicionarse nunca ustedes mismos, a ser profesionales competentes, responsables, pero también respetados. Y, sobre todas la cosas, abogadas, abogados. Sean mujeres y hombres íntegros y libres. Para todo eso estaremos siempre aquí.

Y a festejar, que el mejor tributo al esfuerzo que han hecho es la alegría.