Discurso pronunciado por el Dr. Marcos Córdoba

Acto de colación de grado del día 24 de noviembre de 2006

Muy buen día Señoras y Señores:

Agradezco al Señor Decano, Doctor Atilio Aníbal Alterini; al Señor Secretario Académico, Profesor Gonzalo Álvarez; al señor Secretario de Investigación, Profesor Eduardo Barbarosch; a todas las autoridades y profesores de esta Casa de Altos Estudios, el honor con que me han distinguido al habilitarme a felicitar, a quienes hoy egresan, en esta fiesta, que importa a toda la sociedad argentina.

No realizaré ninguna comparación entre las circunstancias que ustedes han vivido, durante esta etapa trascendental en su formación, respecto de las que me han correspondido o de las que transitaron las celebridades jurídicas de nuestra República. Tan sólo fundaré la felicitación que hoy expreso en nombre de esta Facultad.

Todos ustedes: pobres y ricos; los que se destacan por su aptitud y los que lo hacen por su actitud, todo el que ha afrontado con seriedad el proceso de estudiar ha hecho una vida de sacrificio y hoy encuentra una de las grandes compensaciones que son la consecuencia de aquella entrega.

En ocasiones han debido saber resistir a las tentaciones del placer para agotarse con el estudio a la luz de una lámpara y hoy todos quienes los quieren se regocijan con vuestro logro, esencialmente de ustedes, aunque muchas veces compartido con un gran esfuerzo de apoyo de padres, cónyuges, hijos y compañeros.

En este proceso han puesto sediento el intelecto de nuevas verdades que no deben ser en nuestro patrimonio intelectual las conclusiones que nuestros maestros del derecho nos hayan transmitido, sino aquellas que nuestros maestros nos han enseñado a producir, porque el ámbito de esta Facultad respeta las inquietudes del pensamiento y la libertad de exposición de ideas. Quienes aquí enseñan no imponen sus resoluciones sino que realizan la actividad necesaria tendiente a la apertura del pensamiento.

Ustedes que han aprendido el derecho se han capacitado para aportar a la sociedad los medios esenciales para la convivencia armónica. Han comprendido el derecho, no se han limitado a memorizarlo.

El título que desde hoy ostentan corresponde a una etapa en que esta Facultad ha alcanzado el más alto nivel en el cumplimiento de su función específica y ello es así reconocido en todos los ámbitos jurídicos del mundo.

Vuestra nueva situación los habilita a expresar el saber de esta ciencia en aquellos centros intelectuales en que sólo les es admitido hacerlo a quienes acrediten objetivamente el más alto nivel del conocimiento.

A partir de ahora han dejado de ser la potencialidad intelectual de la República para convertirse en uno de sus sujetos activos y como tales deberán tener la mente iluminada ya que, una vez que el deseo de saber se ha despertado, cada proceso creativo de vuestras mentes deberá constituir un aporte a la convivencia pacífica, pues esa es la función del derecho: proveernos certeza sobre las circunstancias de terceros y las propias en las relaciones intersociales.

Con enorme orgullo felicito a ustedes, los señores graduados y a todos quienes han colaborado a que hoy ostenten el título con que esta Facultad y la República los reconoce.