Discurso pronunciado por el Dr. Ignacio Tedesco

Acto de colación de grado del día 11 de abril de 2014

Ignacio Tedesco

Ignacio Tedesco

Señora secretaria académica, autoridades, profesores, señoras y señores, estimados egresados de nuestra facultad.

Hace tiempo que uno de los profesores, a los cuales más aprecio, me enseño que es a ustedes, como estudiantes, a quienes debemos estar agradecidos por invitarnos a estar aquí presentes, ya que esta no es más que vuestra facultad, su casa, a la cual nosotros no somos más que sus invitados privilegiados. Somos nosotros los que debemos sentirnos huéspedes suyos, al hacerlo no dejamos de aprender entre tantas otras cosas qué es lo que significa estudiar, qué es lo que significa formarse entre otras cosas como abogados y, claro está también, como procuradores, traductores o profesores.

Es a cada uno de ustedes que hoy me toca dirigir unas palabras en este acto en el cual reciben el símbolo de toda una carrera de sacrificios, vuestro título. Título al cual lo que importa no es lo que está escrito en él, si no su contenido, el valor que está dentro de él, aquel que seguramente tuvieron en cuenta el día en que empezaron y que hoy a través de esa cartulina pueden tocar con vuestras manos y seguramente mostrar orgullosos. Y si bien cada uno de ustedes debe tener un valor personal puesto en el título que van a recibir, no puede dejar de significar qué es lo que entiendo que ninguno de nosotros como juristas debemos olvidar al llevar adelante la tarea que comenzarán mañana mismo. Es que haber optado por el derecho no es más que la lucha por dos objetivos en particular. En primer lugar por ser conocedores de aquellas herramientas o instrumentos que permitan que en vez de que el conflicto humano hiera a sus contendientes los integre a la sociedad de la cual forman parte, logrando la superación de dicho conflicto. No me refiero a la solución de los conflictos, seguramente estos no podrán tener nunca una solución pero sí una superación, una redefinición de dichos conflictos, esto es permitirle a cada una de las partes volver a integrar el conjunto comunitario del cual forman parte en un marco de armonía y convivencia. No se trata de ser protagonistas a la hora de realizar dicho objetivo, si no simplemente que seamos un medio para ello. Esto es el derecho. Esta es una de nuestras tareas, ser instrumentos de paz y no de guerra. Mas esta no es nuestra única misión, en segundo lugar lo que no puede dejar de servirnos de guía no es más que la defensa contra toda forma de arbitrariedad, en otras palabras la defensa a ultranza de nuestras garantías, de nuestros derecho, de cada uno de los privilegios que nuestra Constitución nos brinda como ciudadanos y habitantes de nuestros territorio a los fines de no estar sujetos a formas arbitrarias de ejercicio de poder, ser integrantes de una sociedad igualitaria que permita que aquellos conflictos tengan un mecanismo en particular a la hora de encontrar aquella superación, las propias de la democracia que es aquella la que en su horizontalidad nos permite ser libres. Como se puede apreciar, nuestra tarea no es una actividad inocente, su cercanía al conflicto y al poder genera que toda acción u omisión a que incurramos tenga consecuencias sociales que no podemos dejar de ignorar.

Por todo eso es que hoy ustedes son parte de un ritual y como todo ritual varias son las funciones que se cumplirán. Por un lado, sus conductas se expresarán y librarán la inquietud humana entre el cuerpo y el mundo, su transformación y aniquilamiento por el otro se constituirán en un mecanismo de mediación con lo divino o con ciertos valores o ideales, y finalmente forzará el vinculo social entre ustedes con toda la comunidad a través de su función de comunicación y regulación.

En este ritual, un signo estará presente su juramento, por más que juren o prometan, hoy su palabra se volverá un símbolo y como tal este símbolo lo enviará a dos realidades a la concreción de toda una carrera pero también a la tarea que de aquí en más se comprometen frente a todos nosotros. Este juramento, promesa que brindarán, es tanto un acto de palabra como a la par un acto de sacrificio ya que importa implícitamente la renuncia a determinados actos. Prestar juramento es tomar un riesgo en tanto uno se expone a una amenaza pero también es afirmación de seguridad ante la inseguridad del propio albedrío, no es más que un esfuerzo solemne de las palabras vertidas que se constituye en un rito cuya función no está tanto en afirmación de lo que se enuncia si no en su contenido, esto es en la relación que se constituye entre la palabra enunciada y el poder invocado entre la persona que jura y la sacralidad que se presenta.

Es por toda la significación que está implícita a lo largo de estas breves palabras que muy especialmente los quiero invitar a algo más, a continuar. A continuar estudiando, a continuar luchando, a continuar buscando aquellas herramientas que les permitan no sólo crecer como profesionales si no en realidad buscar el objetivo final de todo jurista, ser instrumento de superación de los conflictos para vivir en una sociedad democrática y sin arbitrio.

Señores a todos ustedes y futuros profesionales del derecho, sinceramente los felicito.