Discurso pronunciado por la Dra. Hilda Eleonora Vallet

Acto de colación de grado del día 4 de noviembre de 2016

Hilda Eleonora Vallet

Hilda Eleonora Vallet

Muy buenas noches Sra. Secretaria Académica Dra. Silvia Nonna, profesores aquí presentes, egresados, familias y amigos que nos acompañan hoy.

Realmente son muchas las emociones que tengo al estar en este lugar. Recordando otros años, otras décadas atrás en las cuales yo estaba en ese lugar.

Pero hoy celebramos un acto trascendente. Es fundamental en la vida de los aquí presentes y también en la vida de nuestra sociedad. Es la colación de grados de nuevos profesionales. Hoy se gradúan abogados, profesores en ciencias jurídicas, traductores públicos y calígrafos públicos. También vamos a entregar un título de doctor y un diploma de honor.

Esta ceremonia marca el resultado final de años de esfuerzo, incertidumbres, quizás algunos sinsabores y muchos logros y satisfacciones también. Pero claro también lleva la impronta del acompañamiento y sostén de las familias, parejas, amigos y que sin duda han sido partícipes también de este logro porque ese diploma es también de ellos.

Ser egresado de esta Facultad de Derecho de nuestra Universidad de Buenos Aires, Universidad laica, pública, gratuita, comporta un orgullo a la vez que conlleva una gran responsabilidad. Es una responsabilidad con la sociedad que nos ha dado la oportunidad de estudiar aquí. Por tanto, tenemos el enorme compromiso de responder siempre con ética e idoneidad en nuestra profesión ante la sociedad que dispuso de los recursos para que estuviéramos aquí.

Los desafíos a futuro son muchos. Uno de ellos es y será la demanda de acceso efectivo a la justicia de grupos en estado de vulnerabilidad. A la luz de las nuevas realidades socioeconómicas tanto en nuestro país como a nivel mundial, existirán en las próximas décadas más y más ingentes problemas de inclusión social y de necesidad de respuestas desde la justicia. Para atender a estas demandas será necesario ser agentes del derecho y la justicia, claro que recordando que ambos términos, derecho y justicia, no son sólo conceptos vertidos en un papel. El derecho debe realizarse, porque sino como apuntaba Ihering “un derecho que no se realiza, realmente deja de ser un derecho”. Esta facultad desde la materia de la práctica profesional, provee herramientas para que estudiantes y consultantes puedan afrontar estos desafíos.

Recordemos que ya hace casi cien años y en lo que sería la génesis, misma génesis de nuestro queridísimo patrocinio jurídico gratuito, Héctor Lafaille, bregaba por la condición experimental de la ciencia jurídica. Lejos de la concepción meramente exegética del derecho, Lafaille que estaba muy preocupado por la formación práctica de futuros abogados nos decía que “el conocimiento del derecho es bajo ciertos aspectos, experimental como el de la medicina social”, y nos decía también esto, “no podemos autorizar el absurdo y el peligro que importan juristas imcompletos, sólo comparables a los cirujanos que no hubiesen pasado por hospitales, algo impensado”.

Y también nos decía Carnelutti en su arte del derecho, que “quien estudia el derecho civil o el penal, sin que haya visto nunca un contrato, ni un delito, se parece a aquél que para estudiar medicina sólo tiene ante sí un catálogo de enfermedades o de farmacia”. Porque las reglas del derecho no están recluidas en los códigos, sino que están operando en la vida. La vida real, esa que tenemos el privilegio de abordar todas las semanas desde nuestra tarea en el patrocinio.

La formación práctica que transita esta casa de estudios, otorga a nuestros egresados, la posibilidad de adquirir habilidades y destrezas propias de la profesión de abogado, esa profesión que amamos tanto. Esto no se hace sólo frente al foro, sino que también se patentiza en los vastos senderos del abordaje alternativo, de los conflictos en el asesoramiento extrajudicial, en el estudio de herramientas legislativas y en la investigación.

Al mismo tiempo y de la mano y guía de los docentes, esta formación les permite a los estudiantes asomarse a esa realidad. Esa realidad de acercar la justicia a grupos en estado de vulnerabilidad, este tránsito pedagógico aporta a nuestros graduados una ventaja comparativa a la hora de insertarse en el mundo laboral. Pero también constituye un doble privilegio. El privilegio de aprender y de servir, que es marca distintiva de la formación que se brinda en nuestra facultad y valor supremo que la distingue.

Queridos abogados, traductores, profesores, calígrafos, hoy comienza una nueva y fascinante etapa. En los próximos años serán ustedes los que construyan el derecho desde diferentes roles por supuesto, desde diferentes funciones. A partir de los valores aprendidos en esta casa. Verdad, justicia, equidad, pluralismo. Esta es su casa, a la que esperamos vuelvan siempre. Seguramente ustedes serán agentes de necesarios cambios. De innovaciones y mejoras para nuestra sociedad.

Transiten con alegría este nuevo camino. Y recuerden siempre tener presente aquél dictado constitucional que nos llama todos los días a afianzar la justicia.

Muchas gracias.