Discurso pronunciado por la Dra. Estela Chemen

Acto de colación de grado del día 16 de julio de 2010

Estela Chemen

Estela Chemen

Sr. Vicedecano de la Facultad, Dr. Alberto J. Bueres, Sra. Secretaria Académica, Dra. Silvia Nonna Autoridades de la Casa, Colegas Docentes, familiares y amigos, y los protagonistas de esta tarde, queridos ex alumnos y flamantes egresados:

Es un gran honor para mí intentar, por un lado, verbalizar el cúmulo de emociones y sensaciones que seguramente embarga a nuestros flamantes egresados y sus familiares y amigos, y por el otro, transmitirles como docente y como profesional, la enorme responsabilidad que les cabe de aquí en más. Y es por ello que quiero agradecer a la Decana Dra. Mónica Pinto y al Dr. Brodsky la posibilidad de revivir, pero esta vez desde aquí arriba, un momento tan grato como lo es la jura y la entrega de diplomas.

Como docentes, nuestra labor desde aquí ha sido acompañarlos y guiarlos en este largo camino que han transitado en esta Facultad, colmado de alegrías y sinsabores, de triunfos y derrotas, de aciertos y desaciertos. Cada uno de ustedes sabe exactamente qué representa este logro y los obstáculos que han debido sortear para conseguirlo. Seguramente habrá tantas historias como egresados en este salón. A partir de ahora, comienza otra etapa en la que deberán elegir, decidir, y fundamentalmente, seguir aprendiendo. Cada uno construye su propia historia. Cada uno crea su propio universo durante el camino. Sin duda, se llevan de aquí años de estudio, muchos conocimientos, un acervo cultural importante. Permítanme advertirles, sin embargo, que no es suficiente. Increíble, ¿verdad? Hasta pareciera ser incompatible con lo que los propios docentes hemos estado pregonando y exigiendo de ustedes todos estos años. El conocimiento se aprende con el estudio, la sabiduría, con la observación. Descubrirán poco a poco que las actitudes son a veces más importantes que las aptitudes.

En una sociedad que adolece y que ha perdido el rumbo; en estos tiempos en los que se valoran los resultados a corto plazo, el aquí y ahora, y las relaciones efímeras, y donde el éxito propio parece ir necesariamente de la mano de la derrota ajena; en un mundo que ofrece soluciones mentirosas y transitorias a problemas de raíces profundas y que a su vez ignora por completo los males que nos aquejan y las grandes carencias sociales y económicas, apelo directamente a vuestro compromiso y sentido común para hacer un aporte desde el lugar que les toque, simplemente trabajando con profesionalismo y con una ética intachable; para reivindicar principios como la integridad, la tolerancia, la paciencia, la lealtad y el valor de la palabra; para estrechar vínculos firmes y duraderos; para forjar un nombre, para hacerse grande en las pequeñas cosas; para ser cada día mejores personas. No es necesario hacer cosas extraordinarias, sino hacer cosas simples, extraordinariamente bien. Si no es lo mismo “vivir que honrar la vida”, tampoco da lo mismo “trabajar que honrar la profesión”.

Quien tiene valor no es aquel que se levanta y habla, sino también aquel que se sienta y escucha. Porque al escuchar, es muy posible que debamos cambiar nuestro propio punto de vista. Les propongo entonces, un sendero donde puedan aprender, desaprender y reaprender.

La profesión no es una lucha de pasiones. Precisamente, la falla de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes. Somos lo que somos, pero fundamentalmente somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

A los abogados les digo que el Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

A los traductores les digo que, como engranaje vital en la comunicación y en el desarrollo social, económico y cultural, se esfuercen por ser los mejores profesionales fedatarios y por seguir honrando el hecho de que somos casi el único país del mundo en que la carrera es universitaria.

A los Profesores de Educación Media les digo, como decía ya el filósofo oriental George Gurdjieff, que los comunicadores deben ser reconocidos por sus méritos y su vida honrada, e incluso estar obligados a prestar juramento para ejercer este oficio.

A los Magíster, Procuradores, Especialistas en Derecho Tributario y demás profesionales que culminan hoy otra carrera de grado o Posgrado, los felicito porque son el mejor ejemplo de que es necesario seguir estudiando y aprendiendo, de lo contrario serán cada día menos abogado, menos procurador, menos especialista, menos profesional.

A todos ustedes, flamantes egresados, colegas, les pido que procuren siempre la justicia. Como dijo el célebre procesalista uruguayo Eduardo Couture en su decálogo: amen su profesión de modo tal que el día de mañana, si un hijo les pide consejos sobre su destino, puedan decirles con orgullo que es un honor ejercer la profesión que eligieron.

Los seres humanos somos un cortísimo espacio de tiempo entre dos nadas; vivamos entonces de la manera más digna, más noble, plena y feliz posible.

Para terminar, permítanme citar a Sir Winston Churchill: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”.

Les deseo entonces el mayor de los éxitos, y aquí estaremos siempre, de este lado, para recibirlos, de igual a igual.

¡Muchas gracias!