Discurso pronunciado por el Dr. Eduardo Sirkin

Acto de colación de grado del día 14 de octubre de 2005

Sr. Decano, Dr. Atilio Alterini. Sr. Presidente constitucional de la República Argentina después de aciagos hechos acaecidos en nuestro país, Dr. Raúl Alfonsín. Sr. Ministro de la Corte Suprema de Justicia Nacional, Dr. Eugenio Zaffaroni. Autoridades de la Facultad, Sres. profesores, alumnos.

Honor, pasión, orgullo y otros tantos sentimientos que unimos en nuestra profesión hacen que nuestro quehacer diario nos dé satisfacciones y penurias. Pero que con el esfuerzo de nuestros antecesores continuemos en la lucha por el derecho, en la puesta al servicio de nuestro justiciable.

Honor y mi agradecimiento al Sr. Decano, por haberme elegido para dirigir estas palabras a los noveles abogados. Mi intención es acercarnos recíprocamente como colegas de un modo natural, expresando el orgullo de ser abogados; demostrarlo y mantenerlo. También el honor de pertenecer a esta querida Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, una de las más prestigiosas del mundo. Y habiendo cumplido, hace 3 meses, 40 años ininterrumpidos de docencia en esta casa, me siento tan ligado a ella que hasta creo estar en el inventario.

Mi vocación docente comenzó ante el distrato recibido en mi época de estudiante, en la que muchos profesores retaceaban el conocimiento. Junto a mi generación, se fue trasformando junto a los primeros cursos de promoción sin examen con cupo limitado, con la creación de la carrera docente, con los cursos que hubimos de realizar para ascender en ella; con el respeto al alumno y recíprocamente a los profesores, respeto al saber y no al deber. Todos ellos fueron hitos de mutancia para arribar en los últimos años a la normalización institucional, con concursos docentes abiertos, de antecedentes y oposición, sin dedismo y premiando a los profesores con su admisión y a los alumnos por los beneficios obtenidos con la enseñanza impartida por el claustro docente. La generosidad de los profesores se ve compensada con la respuesta del alumnado, con el feedback constante, la discusión recíproca, la eliminación del temor reverencial, que se traducirán en el trato al colega y al magistrado como iguales al amparo del conocimiento.

Pasión, la que ponemos con convicción en el ejercicio de nuestra profesión al servicio del justiciable. Tanto funcionarios y magistrados, como quienes ejercemos el patrocinio en la búsqueda y aplicación de la tan ansiada justicia.

Orgullo, de ser abogados y acercarnos al mayor poder del ser humano que es el conocimiento, al que nutrimos constantemente con lecturas doctrinarias y jurisprudenciales, aportes, conferencias, congresos y estudios para mejorarnos.

Alberdi, tanto en las Bases como en su copiosa obra como publicista y jurisconsulto, esclareció los problemas del país en la época en que le tocó vivir. Con el compromiso solemne de luchar por el derecho, la justicia y la libertad. Honramos a nuestros próceres en el día de su muerte; la única excepción es que el mencionado autor de las Bases. Juan Bautista Alberdi es honrado en el día de su nacimiento, o sea el 29 de agosto, decidido por unanimidad en una Sesión de hace 47 años por la Federación Argentina de Colegios de Abogados, y consagrando esa fecha como Día del Abogado para todo el país.

Hoy, ustedes recibirán sus diplomas, que son vuestras partidas de nacimiento como abogados, para continuar con honor, pasión y orgullo; no sólo para parecerlo sino para serlo. Es un día de emoción, como coronación de vuestros esfuerzos, que comparten con familiares y amigos. La vida, como los procesos judiciales, está compuesta por etapas que con nuestros impulsos vamos transcurriendo; se concluye una, se abre otra a continuación. Como mi dijera mi amigo, el gran colega Germán Bidart Campos, necesitamos pasar del estado de derecho al estado de justicia y para ello somos imprescindibles los abogados. Pero también es importante, y la sociedad espera de ustedes, que realmente lo crean y con ese convencimiento tendamos el puente jurídico para llegar al mismo.

Suerte se les da a quienes la necesitan, éxito a quienes saben y continúan nutriéndose con el conocimiento. Esta Facultad mantiene sus puertas abiertas con un elenco de profesores de lujo. No duden en continuar aprendiendo y profundizando en cursos de posgrado, conferencias y demás eventos para ir obteniendo vuestro enriquecimiento personal.

Concluyendo, así como honramos a Alberdi en su nacimiento y a ustedes en su recibimiento; homenajeamos a las madres en su día para pasado mañana ya que utilizando la expresión, remañida pero aquí real, sin ellas este acto no hubiese sido posible. Mis felicitaciones y mejores deseos de éxito.