Discurso pronunciado por el Dr. Gabriel Rolleri

Acto de colación de grado del día 11 de noviembre de 2021

Gabriel Rolleri

Gabriel Rolleri

Silvia Nonna:

Buenas tardes, graduadas y graduados. Bienvenidos a los que están aquí por primera vez.

Hoy abrimos este salón después de veinte meses para recibirlos. Veinte meses de los que con el esfuerzo de estudiantes, docentes, nodocentes, nuestra Facultad no dejó de dar clases.

Ustedes pudieron cumplir con el plan que les dimos, pudieron tramitar el título, pudieron obtener su título. Hoy es un día de celebración, mis felicitaciones para cada una y cada uno de ustedes.

Ahora vamos a escuchar unas palabras, del docente Dr. Rolleri a quien ya le agradecemos.

Gabriel Rolleri:

Señora Silvia Nonna, autoridades de la Casa, profesores, familiares, amigos, y en especial flamantes graduados y graduadas que dentro de unos minutos van a recibir el título que tanto han esperado.

Que lindo es volver a verlos en nuestra querida Facultad, luego de este prolongado período de ausencia en donde todos, alumnos y profesores, de un día para el otro nos acostumbramos a escuchar esta repetida palabra llamada virtualidad.

Inesperadamente de imprimir, fotocopiar y tomar apuntes, pasamos a mutear, copiar y compartir pantalla. Y el Zoom, el Meet y el Google, mandaron al exilio al fibrón, al borrador y a las filminas. Y se comenta que piensa quedarse por un buen rato.

Esta cartulina blanca simboliza la historia personal de cada uno de ustedes. Y en su trayecto universitario han transcurrido seguramente largos viajes, frías mañanas, interminables noches, hectolitros de café, termos de mate, toneladas de apuntes, muchos amigos y amigas. Recordando profesores, y tal vez algunas desilusiones pero muchas alegrías.

Este título que recibirán en breves minutos genera un inmenso privilegio. Expresa el logro conseguido y resume el enorme esfuerzo realizado, no sólo por ustedes, sino por su familia y sus afectos, quienes los han acompañado y apoyado en todo este intenso camino.

Posiblemente muchos de ustedes sean los primeros abogados o abogadas de esa orgullosa familia, surgidos de una clase obrera que pudo acceder a una universidad pública argentina. Una universidad gratuita, participativa, plural, abierta a la sociedad y a sus reclamos, que alberga a todas las edades, religiones, credos y nacionalidades, distintas posiciones políticas y estratos sociales.

Queridas alumnas y alumnos, mejor dicho colegas. Tengan siempre presente que cuentan con el orgullo de estar en la mejor universidad del país y una de las más prestigiosas del mundo. Este año cumple sus primeros doscientos años de vida, y de la cual han egresado más precisamente de esta Facultad de Derecho nada menos que dieciséis presidentes constitucionales. Acontecimiento único en el ámbito académico.

Sin embargo esto no pretende ser un discurso de despedida. Al contrario, de mis sinceras palabras no se desprende que hayan terminado de estudiar. Porque este momento es sólo la culminación de una etapa.

Ustedes pensarán, no me han entregado el título, el diploma y ya me invitan a seguir estudiando. La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de las personas y sociedades. Y en tal sentido el mundo del derecho es tan dinámico que raudamente transcurre a velocidades impensadas.

Ello significa que para hacer un adecuado desempeño profesional sería indispensable actualizarse de manera constante, y si es posible especializarse en alguna de las variadas áreas del estudio de un Posgrado, a través de Programas de actualizaciones, especialización, maestrías o doctorados.

No debemos olvidar que la Facultad de Derecho es un importante motor de cambios sociales. Acá se forman los que nos gobiernan, los que dictan las leyes, los que regulan nuestras conductas, que marcan nuestras obligaciones, que reconocen nuestros derechos, y todos aquellos encargados de interpretarlas e implementarlas.

Tengan presente que hoy no sólo culmina una carrera, sino que comienza un nuevo ciclo. Y se abre ante ustedes un enorme abanico de posibilidades sobre la manera que honrarán el ejercicio profesional. Como abogados, legisladores, magistrados, diplomáticos, árbitros, escribanos, funcionarios públicos, docentes o investigadores.

Para finalizar, quiero contarles que esta nueva etapa por la que todos hemos pasado y transitado, generará un gran cambio. Y vendrá posiblemente acompañada de temores, inseguridades y prejuicios. No teman. Decía Santo Tomás: -si el objetivo más alto de un capitán fuera preservar su barco, lo mantendría en el puerto siempre. Revelando que no hay que tener miedo a los desafíos que se avecinan pues sin arriesgar, no veremos los resultados de nuestros anhelados sueños. Y el entusiasmo será determinante para iniciar este camino. Sin entusiasmo no se sirven los hermosos ideales. Sin osadía no se acometen honrosas empresas, decía y enseñaba el magistral José Ingenieros para continuar diciendo: -un entusiasta expuesto a equivocarse es preferible a un indeciso que no se equivoca nunca. El primero puede acertar, el segundo jamás.

Hago voto para que el diploma que hoy se llevan de aquí, sea un instrumento que les permita dignificar su vida y la de sus prósperas generaciones. Les anhelo un venturoso éxito profesional, les agradezco mucho la atención prestada, los felicito de corazón y los despido con un hasta pronto.

Muchas gracias.