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Año IV - Edición 77 27 de octubre de 2005

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XII Congreso Nacional de Derecho Penal y Criminología de estudiantes y jóvenes graduados

  • Nota de Tapa

Los días 19, 20 y 21 de octubre se llevó a cabo en nuestra Facultad el XII Congreso de Derecho Penal y Criminología para estudiantes y jóvenes graduados, organizado en forma conjunta por el Departamento de Derecho Penal y Criminología y la Secretaría de Investigación de la Facultad.

En el acto de inauguración, la Secretaria de Investigación, Dra. Cecilia Gómez Masía destacó la importancia de un Congreso de estas características y la enorme satisfacción por la respuesta dada por el claustro ya que no es habitual un alto grado de participación en éste tipo de convocatorias. También subrayó que esta concurrencia es alentadora si tenemos en cuenta la preocupación que hay frente a temas como seguridad ciudadana, penas privativas de la libertad, minorías étnicas, vigencia de los derechos fundamentales en el sistema de ejecución de la pena y derecho penal juvenil, entre otros. Ello se evidencia en la cantidad también en la cantidad de ponencias presentadas.

Por último,  concluyó diciendo que los jóvenes presentes formarán parte de la clase dirigente del país en el futuro y que son ustedes los que deben defender el estado de derecho para lograr lo que mi generación no ha logrado. Finalmente, agradeció y felicitó al Departamento de Derecho Penal y Criminología y a la Secretaría de Investigación por los esfuerzos que realizaron ambos en la organización del Congreso.

Seguidamente, tomó la palabra el Decano Dr. Atilio Alterini, quien se refirió a la importancia de la actividad porque los congresos de estudiantes y jóvenes graduados han tenido una reiteración y trascendencia notable durante mucho tiempo.

Además, advirtió que luego de un intervalo, este renacer de congresos tiene dos singularidades: por un lado, vuelve a poner en marcha una rutina que debemos mantener y, por el otro, vale la pena destacar la organización de éste congreso por parte de los estudiantes en su calidad de tales. A continuación, coincidió con la Dra. Gómez Masía al decir que su generación debería pedirle disculpas ya que hizo todo lo que estuvo a su alcance pero no hicieron todo lo necesario. Agregó que para lograr éxito no basta con hacer todo lo posible sino que es preciso hacer todo lo necesario.

A continuación felicitó a los organizadores y expresó que el Departamento de Derecho Penal es un lujo para esta Facultad por la calidad de sus docentes y el trabajo denodado que realizan permanentemente. Además, adelantó que uno de los temas del congreso –el referido a  seguridad ciudadana–, fue tratado durante el invierno del año pasado a través de una videoconferencia a cargo del Dr. Zaffaroni que fue transmitida al resto del país y que produjo documentos trascendentales en tiempos en que el efecto Blumberg estaba dañando las esencias democráticas del sistema penal.

Al mismo tiempo, recordó que tiempo después hubo una declaración de gran trascendencia cuando se produjo una grave confusión ideológica por parte de los medios de comunicación que desvirtuaban la prisión preventiva como una cuenta de la condena. Esto dañaba las esencias y la Facultad y el Departamento de Penal estuvieron presentes con gran difusión en sus opiniones.

Para concluir, agradeció en nombre de la Facultad, de los que son responsables de seguir llevando adelante la gestión de ella y de los que tenemos intereses en el país. “Gracias porque aquí el germen de una gran universidad futura es el germen de un gran país que le prometieron a mi generación y que está pendiente”.

Luego, se realizó la apertura del panel de Estado de Derecho y Política Criminal a cargo de la Dra. Lucila Larrandart, subdirectora del Departamento de Derecho Penal y Criminología de esta Facultad.

Durante el transcurso del Congreso se debatieron algunos de  los siguientes temas en las diversas comisiones y paneles que sesionaron: Estado de derecho y política criminal; valor de la dogmática; resolución alternativa de conflictos; realidad carcelaria; seguridad ciudadana y el Estado de derecho; delitos tributarios y contra la administración pública; juicio por jurado; la prisión como pena; minorías étnicas y sistema penal; responsabilidad penal y personas jurídicas; culpabilidad; recursos y sistemas acusatorios; medios alternativos a la prisión; derechos humanos y derecho penal internacional; dogmática penal; delitos culposos vs. dolo eventual; valor de la acusación y el régimen de la acción penal; vigencia de los derechos fundamentales en el sistema de ejecución penal; formas no convencionales de responsabilidad penal; imputación objetiva; fiscal y policía; el pensamiento criminológico en el sistema penal contemporáneo y derecho penal juvenil, entre otros.

Luego de tres días de intenso trabajo, se llevó a cabo el acto de cierre donde compartieron sus conclusiones los Dres. Ganon, Bergalli, Melossi, Tenorio Tagle, Pegoraro y Zaffaroni.

En primer lugar, el Dr. Ganon presentó el panel y pidió a los presentes realizar un minuto de silencio por los 33 hombres que perdieron la vida en el penal de Magdalena.

Posteriormente, cedió la palabra al Dr. Bergalli, quien destacó que el sistema penal se puede descomponer en dos niveles: un primer nivel abstracto que está integrado por las reglas que componen un ordenamiento jurídico penal. En un segundo nivel, se refirió a un sistema penal dinámico a los recursos, medios, actores, momentos, escenarios en que ese conjunto de reglas se aplica.

“¿Qué es la vulnerabilidad social?”, se cuestionó. Hay miembros de una sociedad determinada que son más débiles que otros. “¿Por qué? ¿De dónde surge esa debilidad social?”, se volvió a preguntar. Su respuesta fue que nace de su propio subjetivismo pero mucho más de su pertenencia a determinados grupos sociales que se han convertido en débiles. Es decir, se ha generado un desequilibrio provocado por la forma de distribuir la riqueza –surgida por una manera de producir y  distribuir bienes novedosa hacia mediados del siglo XIX– que fundó la injusticia social. Así, Bergalli llamó “exclusión social” a la vulnerabilidad social, que es resultado directo de la Globalización.

A continuación, el Dr. Tenorio Tagle analizó un conjunto de cifras estadísticas referidas a las denuncias penales por año. Subrayó que en estos tiempos estamos presenciando una “inseguridad ontológica”.

Esto significa que como consecuencia del paso del tiempo, por las condiciones posmodernas, existan cada vez más posibilidades de ser víctimas del delito. De esta manera, coincidirá siempre con el hecho de que estas nuevas condiciones de existencia provoquen también un incremento en el número de personas en riesgo de colocarse en una situación de vulnerabilidad, que no es otra cosa que una posibilidad de exclusión.

Tenorio Tagle cree que existen dos variables que no se tienen en cuenta: el contexto de la guerra fría que provocaba en ambos bandos que las personas excluidas apreciaran la política alterna como horizonte digno de ser perseguido. La segunda variable importante es el capitalismo avanzado que mantiene una racionalidad de la acumulación de capital que es la que da sentido al derecho y a su control. El crimen hoy se hace inteligible solo en términos económicos. Se roba no para usar esos bienes sino para venderlos. Se van a vender porque miembros de la sociedad civil los consumen sabiendo su procedencia ya que son más económicos.

Concluyó diciendo que la exclusión es el resultado de la búsqueda de identidad de la gente. Al buscar la identidad, se definen dos bandos antropológicos muy marcados: nosotros y ellos. Todos los tratados políticos modernos –inclusive el republicano–construyen una identidad y se ven forzados a ser pactos etnocéntricos. Si esto es así, la exclusión sobreviene inevitablemente.

Seguidamente, el Dr. Pegoraro indicó que no existe la pena sino que existen políticas penales. En este sentido y de manera complementaria, Pegoraro instaló otra cuestión “¿Por qué se puede castigar?”. Manifestó que fue el teórico Thomas Hobbes quien desarrolló una explicación de la política de castigos.

El sistema penal moderno no ha sido el producto de un progreso de lo racional porque se trata de un problema de orden social. Por lo tanto, se puede decir que no hay sociedad sin orden social. El que ordena las diferencias, las jerarquías, las desigualdades es el Código Civil. Las necesidades de un orden que instala las diferencias entre un grupo de hombres es lo que legitima la política de los castigos.

La función del castigo no es preservar la moral, las buenas costumbres, la equidad o la igualdad sino un orden de las diferencias, las jerarquías y las desigualdades.

Hobbes parte del concepto del “miedo del estado de guerra”.

Esto remite a la idea que se refiere a la soberanía de cada individuo. La que define que es justo y que es injusto, que está bien y que está mal. Esa soberanía individual es la que el “estado orden” necesita expropiar.

Finalmente, el Dr. Zaffaroni aclaró que hay grados de selectividad estructural en el ejercicio del poder punitivo. La base de esta selectividad está en la formidable desproporción que hay entre la criminalización primaria y la reducidísima capacidad de criminalización secundaria. Este es un dato estructural que no se puede suprimir, pero sí modificar. Cuanto más poder punitivo existe en una sociedad, más selectividad existe en ella y cuanto menos poder punitivo hay en una sociedad, menos selectividad hay.

Al poder punitivo no le interesa cuales son los objetivos con que el discurso trata de legitimarlo sino que le importa la forma del ejercicio que se traduce en la represión sobre unos pocos y la vigilancia sobre todos los que están sueltos.

Luego, recordó a Tobías Barreto, un profesor de Derecho Penal que decía que es inútil buscar la justificación de la pena. La pena es un hecho político. Quién busque una justificación de la pena, tendrá que justificar también la guerra.

La guerra y el poder punitivo comienzan a confundirse modernamente hace unos 50 años. El discurso que superpone los conceptos de guerra y política comenzó a gestarse durante la guerra de liberación de Argelia.

Para terminar, destacó que el enemigo es el pretexto. Lo que interesa es la forma de ejercicio del poder punitivo que es el control de los que están sueltos. El pretexto hoy es el terrorista.