¡Seguinos!

Año XIV - Edición 248 21 de mayo de 2015

Buscar

Segunda conferencia anual UBA-NYU
El legado de Ronald Dworkin

  • Nota de Tapa

Durante los días 7 y 8 de mayo tuvo lugar en la Facultad la segunda conferencia anual UBA-NYU, organizada conjuntamente con la New York University School of Law. En esta oportunidad, se abordó el legado de Ronald Dworkin. La actividad contó con la participación de especialistas nacionales e internacionales.

Las palabras de presentación estuvieron a cargo de Lewis Kornhauser y del Secretario de Investigación de la Facultad, Marcelo Alegre. Para comenzar, Kornhauser destacó que Dworkin fue su colega y mentor durante muchos años. Asimismo, compartió algunas anécdotas y comentó que el verdadero don y placer de Dworkin era la dialéctica. “La dialéctica caracterizó las enseñanzas de Ronald y yo lo viví en carne propia”, remarcó. Luego, Alegre dio la bienvenida y afirmó que existe una larga historia en la relación entre Dworkin y esta Facultad de Derecho. “La primera vez  que vino fue en 1985 y volvió en varias oportunidades, la última vez en ocasión de su diploma como Doctor Honoris Causa en esta Facultad”, recordó.

Luego se dio paso al primer panel, denominado “Positivismo, Convencionalismo e Interpretación”, el cual fue moderado por Paula Gaido (SADAF/UNC). De esta manera, Ronaldo Porto Macedo (FGV) sostuvo que su documento es una forma esquemática de organizar lo que opina sobre la crítica de Dworkin al convencionalismo legal. De este modo, según el orador, se cubren distintas dimensiones del debate entre el interpretativismo y el convencionalismo. “Lo que quiero mostrar es de qué manera se organiza este debate y por qué yo creo que es relevante. Creo que su relevancia en América Latina, y en particular en Brasil, se da porque las ideas de Dworkin son consumidas por la academia jurídica, por juristas y practicantes del derecho”, remarcó. No obstante, la forma en que los profesionales del derecho lo entienden y consumen no es precisa. En este sentido, uno de los puntos más importantes sobre la forma en que se consumen sus ideas se conecta con el hecho de que muchos profesionales del derecho y constitucionalistas toman parte de sus conclusiones y las separan de lo que son las hipótesis, los supuestos metodológicos y teóricos. “Dworkin lo que ha hecho con mucha claridad y profundidad es traer al debate jurídico muchos argumentos filosóficos complejos y sofisticados”, resaltó. Así, una cuestión importante de su crítica y de su aporte a la teoría jurídica se vincula con de qué manera la crítica al convencionalismo jurídico, de cierta forma, empujó a sus adversarios teóricos a que reestructuren algunos de sus argumentos más fundamentales. “Esto muestra la importancia de sus ideas, incluso para quienes han estado en desacuerdo con él”, consideró. Hacia el final, enfatizó que “el desafío que presenta este gran autor impone una nueva agenda en el debate jurídico”.

Por su parte, José Reinaldo de Lima Lopes (Universidade de São Paulo),  destacó que: “Hubo un momento en que los abogados consideraban que no era necesaria la interpretación, consideraban que la interpretación era una práctica muy acotada y no todos estaban en condiciones de interpretar”. En este sentido, explicó que utilizó la frase que es el título de su paper (“Certis iuris nulla interpretatio desideratur, nisi apud imperitos”) muy frecuentemente. “Lo que es cierto en el derecho no requiere interpretación alguna, excepto para el ignorante, para el ignorante todo es incierto”, explicó. Para quienes conocen el derecho, no necesitan interpretación constante. “Esto me desconcierta, a nosotros nos enseñaron la interpretación de otra forma. No hablo de Dworkin necesariamente, nosotros los abogados consideramos que la interpretación siempre es necesaria, por eso yo comienzo mi trabajo con esta descripción muy breve de lo que sucedió entre el siglo XVI y el siglo XVII, que fue lo que nos convenció de que como abogados siempre estamos interpretando”, remarcó. En idéntica tesitura, el orador admitió que obviamente hay cambios institucionales y políticos, hay un cambio en la relación entre académicos, juristas y el derecho. “Otra cosa que ha cambiado también es la idea misma de la interpretación”, adicionó. Así, de Lima Lopes expresó que captar un concepto no es necesariamente interpretarlo. “Interpretar la idea es hacer una aplicación histórica, real, verdadera de esa idea”, declaró.

Por su parte, Lewis Kornhauser entendió que el concepto de derecho es necesario para dar respuestas a varios interrogantes y “yo siempre quiero prescindir de él para algunas cuestiones y no para otras”, señaló. Asimismo, se propuso explicar qué significa esta prescindencia. Manifestó también que Dworkin identificó cuatro conceptos diferentes de derecho en el debate Dworkin-Hart, y luego eligió aquel en el que estaba más interesado, el concepto doctrinario del derecho. “Puso como marco para el debate entre Hart y él mismo ese concepto”. Consecuentemente, indicó que los cuatro conceptos que Dworkin identificó son el sociológico, “aunque yo prefiera llamarlo el social científico”, el taxonómico, el doctrinario y el aspiracional o concepto evaluativo del derecho. “Hart estaba interesado en el concepto taxonómico y posiblemente en el sociológico”, describió. Por otra parte, Kornhauser aseveró que él busca eliminar el concepto doctrinario del derecho. “Podría llamarme un agnóstico en cuanto a si necesitamos también prescindir del socio-científico y del taxonómico”, agregó. “Sí quiero mantener el concepto de derecho valuable, es decir, cuál es el valor de la legalidad. Ese es importante y, de hecho, uno de los aportes más importantes de Dworkin a la filosofía del derecho es presentarnos un relato sobre lo que es valor de la legalidad”. En la misma línea argumental, el expositor recordó que Dworkin lo denominaba “integridad”. Este es el valor que se debería intentar desarrollar.

Luego, tuvo lugar el segundo panel, moderado por Mary Beloff (UBA) “La Tesis de la Respuesta Correcta y la Proporcionalidad”, que contó con las exposiciones de Laura Clérico (UBA) y Martín Aldao (UBA) y Jacob Weinrib (NYU). El tercer panel versó sobre “La aplicación de las ideas de Dworkin al mundo real, la adjudicación global y el contexto latinoamericano”. En este marco disertaron Marisa Iglesias Vila (Pompeu Fabra) y Marcelo Alegre (UBA).

Durante el día viernes se realizaron otros tres paneles: el primero de ellos trató el tema “La Unidad de Valor, la Ética Liberal y la Obligación Política”, con la disertación de Martín Farrell (UBA, UP), Eduardo Rivera López (UTDT, CONICET) y Carlos Rosenkrantz (UBA, UdeSA), con Jed Lewinsohn (NYU) como moderador. La siguiente mesa, con Rob Howse y Julio Montero (UBA, CONICET) se ocupó de “Los Fundamentos del Derecho Internacional y los Derechos Humanos”, con Richard Stewart (NYU) como moderador.

Finalmente, el último panel fue dedicado a “Dworkin, Nino y la Democracia” y abarcó las disertaciones de Ruti Teitel (NYLS), Roberto Saba (UP, UBA), Samuel Issacharoff (NYU)yMartín Böhmer (UBA, NYUBA). Moderó Paola Bergallo (UP, CONICET).