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Año IV - Edición 71 14 de julio de 2005

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Primer Encuentro de Derecho de Familia en el Mercosur

  • Nota de Tapa

Durante los días 23, 24 y 25 de junio, se realizó en nuestra Facultad el Primer Encuentro de Derecho de Familia en el MERCOSUR. Las discusiones se abordaron bajo la temática “Los derechos humanos en la familia: hacia una armonización de las legislaciones en el MERCOSUR”. Esta jornada de repercusión internacional contó con la presencia de expositores de Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia y de nuestro país.

A modo de introducción, se desarrolló el sentido de la propuesta y se afirmó la necesidad  de armonizar el derecho de familia, porque éste constituye el ámbito donde se protegen todos los afectos. De esta manera, armonizar el derecho de familia significa fortalecer un modelo de familia que debe basarse en los principios de igualdad, participación y solidaridad.

En el acto de apertura, el Decano Dr. Atilio Alterini señaló la importancia de que, a casi cuarenta años de la Declaración sobre el Fomento entre la Juventud de los Ideales de Paz, Respeto Mutuo y Comprensión entre los Pueblos de la Asamblea General de la ONU, los principios que allí se establecieron aún hoy gocen de gran lozanía por la novedad que revisten. Se refiere a principios tales como que todos los medios de enseñanza destinados a la juventud deben fomentar los ideales de paz, humanismo, libertad y solidaridad internacional. En el ámbito educativo, Alterini resaltó que entre los medios de enseñanza que menciona la declaración, se encuentra la orientación brindada por los padres y por la familia. Es decir, la familia resulta indudablemente el eje de la internalización de los derechos humanos en los más jóvenes y, por tanto, esta conclusión debe ser la guía a seguir en este tipo de encuentros.

Luego dio la bienvenida a la profesora Dra. Cecilia Grosman, quien expresó que si bien el proceso de integración del MERCOSUR es principalmente económico, hay una constante ampliación de sus objetivos, y el nivel de la unión ha adquirido una notable connotación social y cultural, más allá de las formalidades. En relación con este tema, trajo a colación algunos documentos y mencionó distintas conferencias y congresos en el área jurídica y cultural que se han estado desarrollando con constancia y que demuestran la extensión real de los propósitos regionales, así como también su expansión en materia social.

Dentro de este último campo, señaló como de gran interés el modo en que se reglan las relaciones de familia. Grosman sostuvo que la familia constituye una unidad de reproducción social que cumple esenciales funciones de apoyo emocional y material en sus integrantes y que representa un lugar clave en la socialización de los niños. En tal sentido, afirmó que resulta necesaria la armonización normativa a nivel regional, ya que si el mercado común se propone promover la libre circulación de mercaderías, ello significa que se va a producir indefectiblemente un desplazamiento de las personas y sus familias. La armonización permitirá entonces una mayor certeza ante la posibilidad o la exigencia de las mudanzas entre los Estados.

En cuanto a los objetivos del encuentro, auguró progresar en el estudio de algunos criterios homogenizadores que permitan una aproximación a las soluciones legales para los problemas familiares propios de la región, sin que se vea afectada la identidad nacional. Finalmente, reiteró la necesidad de construir un modelo de familia que sostenga los principios de igualdad, participación y solidaridad para lograr apaciguar la desnutrición, la mortalidad y el tráfico infantil brindando un rol saludable tanto para la mujer como para los padres en conjunto.

El último en presentar el evento fue el Dr. Carlos Cárcova, Director del Instituto L. Gioja, quien dio un enfoque actual de los dilemas filosóficos de la disciplina jurídica. Expresó que si bien la idea de que el tiempo histórico se acelera no resulta novedosa, lo que está ocurriendo ahora es que se está produciendo un incremento de esa aceleración temporal. Dentro de este contexto, advirtió que nuestro modo de concebir la subjetividad cambia permanentemente, de modo que no es la seguridad lo que nos embarga sino la perplejidad de la novedad permanente e inabordable. Así, ya no sólo se pone en tela de juicio a la religión como valor tradicional; también se cuestiona fuertemente la labor de la ciencia en el bienestar de los pueblos.

Resulta así que al tiempo que las fuentes de comunicación entre los individuos han crecido exponencialmente. La responsabilidad moral se ha globalizado comprometiéndonos de manera automática con cualquier suceso mundial del que somos testigos a diario. Y en ese sentido, ha cambiado ya el paradigma del buen jurista. Para Cárcova, no se puede seguir pensando en el jurista inmiscuido en el Código. Es decir, no se puede seguir pensando en aquel que conoce a fondo cada detalle de la norma ya que, por un lado, la norma ya no garantiza su autosuficiencia y, por otro, la realidad ha superado largamente a la exégesis dogmática. Las exigencias del mundo actual demandan construir nuevas estructuras cognitivas que sean multi y transdisciplinarias. De este modo, Cárcova sostuvo que lo que se necesita es un nuevo paradigma jurídico que sea más complejo y más rico, y que así se adecue a las miles de facetas del ser humano actual. Concluyendo, expresó que el Derecho ya no puede obviar que con él se crea sentido social, que hace política y, para esto, deben los hombres de derecho socializar el conocimiento sobre las reglas del juego que tanto dominan.