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Año VIII - Edición 143 04 de junio de 2009

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Presentación del libro “Derechos Humanos y Garantías. El derecho al mañana”

  • Nota de Tapa

LA OBRA DEL PROFESOR TITULAR CONSULTO DR. EDUARDO A. RUSSO SE PRESENTÓ EN EL SALÓN ROJO DE LA FACULTAD DE DERECHO EN UN ACTO DONDE EXPUSIERON SUS PUNTOS DE VISTA LA SRA. GRACIELA FERNÁNDEZ MEIJIDE Y EL DR. LEÓN ARSLANIAN.

El 22 de mayo tuvo lugar en el Salón Rojo de la Facultad de Derecho el acto de presentación del libro “Derechos Humanos y Garantías. El derecho al mañana”, cuya autoría corresponde al Prof. Dr. Eduardo Russo.

Tuvieron a su cargo las palabras de presentación de la obra la Sra. Graciela Fernández Meijide y el Dr. León Arslanian. También estuvieron presentes los jueces del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, Dres. Ana María Conde y Luis Lozano; y de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario; Dra. Inés Weinberg de Roca; y de primera instancia, Dra. Andrea Danas.

“La valoración de los derechos humanos en nuestro país nos remite a una experiencia bien reciente”, expresó Graciela Fernández Meijide. Luego, afirmó que a fines de los 60 y comienzos de los 70 era un momento histórico peligroso para los jóvenes que se acercaban a la política, pues se había construido un país con persistentes y profundos problemas institucionales y graves conflictos irresueltos, atravesado por la violencia con ofensivas injusticias sociales.

Asimismo, recordó que el contexto mundial también influyó en numerosos jóvenes que eligieron opciones políticas violentas, a las cuales se le asignaban atributos heroicos.

Entonces, se preguntó qué lugar ocupaban los derechos humanos y afirmó que el novedoso concepto fue siempre despreciado por dictadores y organizaciones armadas “de liberación nacional”. En este sentido, aseveró que antes del golpe de marzo de 1976 “los bandos que se enfrentaron coincidían en la convicción trágica de que el verdadero poder sólo se ejercía desde la boca de los fusiles”, compartiendo el desprecio por las instituciones democráticas y sus reglas.

Por otra parte, evocó el modo en que, cuando proliferaban las desapariciones, “nos agrupamos en organismos de derechos humanos que más allá de las diferencias políticas, mantuvieron viva la llama de la humanidad”. Del mismo modo, señaló que se reclamó verdad y justicia ante tribunales sordos por el sometimiento a la dictadura y que se apeló a los organismos internacionales en todas las instancias.

Así, reconoció que en ese nicho de la sociedad se construyó un saber en el que a los términos verdad y justicia se incorporaron otros como desaparición forzada de personas, genocidio, declaraciones y convenciones; “buena parte de lo que encontramos aquí, cuidadosamente recopilado en este libro”.

Posteriormente, explicó que hacia 1982 la violencia política quedó deslegitimada, por lo que los organismos de derechos humanos pudieron instalar en buena parte de la sociedad que es la memoria de la injusticia la que permite hablar con rigor de justicia. Por eso, se apoyaron dos de las principales decisiones del gobierno democrático en el tratamiento de los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado: la formación de la CONADEP y el juicio a las Juntas Militares.

“Dejados atrás los regímenes dictatoriales, aparecieron nuevos desafíos como los derivados de la profunda exclusión social, la violencia extrema contra las mujeres y su explotación sexual, los niños que sobreviven con la limosna o el robo ocasional”, expresó a continuación.

Respecto al contenido de la obra, la expositora comentó que ella repasa cuidadosamente las etapas del desarrollo de los derechos humanos y brinda las herramientas técnicas instituidas en nuestro país y en el mundo para garantizar esos derechos. Para que estos esfuerzos académicos sean realmente fructíferos, adicionó, se precisa un Estado responsable, activo interventor en la promoción de los derechos sociales. “Cuando se debilitan las instituciones de la república, cada fisura, cada hueco que deja libre el Estado ausente, será ocupado por organizaciones delictivas”, sintetizó.

Finalmente, agradeció al autor por facilitar la tarea de quien quiera zambullirse en el conocimiento y la defensa de los derechos humanos.

A su turno, el Dr. León Arslanian destacó el favor que la obra, en sus anteriores ediciones, ha venido teniendo en ámbitos que exceden lo académico y entendió que ello responde a que, entre sus virtudes, se encuentra el ensamble de la profundidad con la claridad expositiva.

Por su parte, concordó con lo expresado por el autor en el sentido de que la necesidad de conocimiento y comprensión de los derechos humanos pone en evidencia que no se trata de un mero catálogo. “Nada más fácil que enumerarlos, nada más difícil que su puesta en acto a la luz de sus rasgos esenciales”. El carácter de expansivos y dinámicos es el que más perplejidad ha deparado a la comunidad y aún a la propia doctrina al punto de constituir su característica saliente. Esta circunstancia aparece cuidadosamente apuntada por el autor, para quien la noción de derecho subjetivo es insuficiente porque “no son meros atributos, sino la persona misma”.

Seguidamente, hizo referencia al derrotero jurisprudencial y constitucional de los derechos relativos a la defensa en juicio y al debido proceso. En este sentido, resaltó el análisis que el Dr. Russo hace respecto al giro copernicano de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en cuanto acogió la doctrina del fruto del árbol venenoso para invalidar la prueba obtenida de modo ilegal, así como también toda la que fuese una derivación de aquella. A este respecto, señaló que, aun en el mismo marco normativo positivo, lo que había cambiado era el modo en que los jueces interpretaban los derechos humanos y la cultura jurídica alrededor de estos últimos.

Hacia el final de su exposición, esbozó algunos conceptos vinculados a la relación entre el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y las garantías penales y procesales penales, por un lado, y al nuevo fenómeno del Derecho Penal del enemigo, por el otro.

Así, en primer término se refirió a los delitos de lesa humanidad y a las posibles colisiones entre las previsiones de los instrumentos internacionales destinados a castigarlos con garantías constitucionales propias del proceso penal. Respecto de la segunda cuestión, aplicable a la temática del terrorismo, señaló que ello implica que los autores pierdan su condición de personas en tanto no se los adscribe al rol de un ciudadano respetuoso del derecho. “Dicho derecho tiene la peculiaridad de aplicarse en condiciones en que se anticipa la punibilidad”. Esto lleva a la ciencia penal al desafío de alejarse de aquello que hoy día se construye como Derecho Penal del enemigo.

Para finalizar, subrayó la enumeración que la obra hace de los genocidios ocurridos en el siglo XX y distinguió el juzgamiento de los crímenes cometidos por la última dictadura militar argentina del de otros crímenes de lesa humanidad. “La elocuencia con la que el profesor Russo es capaz de demostrar el derrotero de la humanidad en la senda del progreso, conocimiento y ejercicio de los derechos humanos constituye el mejor testimonio del libro”, concluyó.

Por último, el Dr. Eduardo Russo formuló múltiples agradecimientos. Asimismo, indicó que cuando decimos que los derechos humanos deben ser ordenados institucionalmente como un sistema abierto, quiere decirse que está supeditado a un entorno dentro del cual entran las demandas sociales y salen los derechos. Por ello, remarcó su planteo relativo a que nadie habla de los derechos a partir de ellos en sí, sino a partir de sus violaciones.

Entretanto, hizo referencia a la búsqueda de la fundamentación filosófica de los derechos humanos, y a un importante aporte de un filósofo judío, según el cual no sólo hay que tomar la filosofía griega como antecedente de la filosofía, sino también la de la Biblia, por sus conceptos de derecho y de persona. Por último, agregó que toda filosofía parte de la ontología pero, como ella siempre presupone ideología, “la primera filosofía tiene que ser la ética”.