Pensar el Juicio, a 40 años. ¿Qué legado nos dejó?
El pasado 5 de mayo, Salón Azul, se desarrolló la conferencia titulada “Pensar el Juicio, a 40 años: ¿Qué legado nos dejó?”, un encuentro que propuso una reflexión colectiva sobre la trascendencia histórica, política y jurídica del Juicio a las Juntas Militares, a cuatro décadas de su realización.
La jornada comenzó con las palabras de bienvenida a cargo del decano Leandro Vergara, quien destacó el valor simbólico y pedagógico del Juicio como hito fundacional del Estado de Derecho en la Argentina democrática. En su intervención, subrayó que el proceso judicial tuvo un carácter estrictamente jurídico, donde “los jueces hicieron de jueces”, aplicando principios de legalidad e institucionalidad. Añadió que este acontecimiento es hoy ampliamente estudiado por el estudiantado y que la Facultad tiene la responsabilidad de continuar reforzando esas enseñanzas y el trabajo de quienes hicieron posible ese juicio.
Seguidamente, Carlos Mas Velez, coordinador del Programa “Cuestiones de Estado”, contextualizó históricamente el juicio y planteó interrogantes sobre el modo en que las instituciones jurídicas se vinculan con los procesos de verdad y reparación. Introdujo a los panelistas resaltando el rol multidisciplinario de la universidad, no sólo en la formación profesional, sino también en su responsabilidad social. Aludió al trabajo de Ricardo Alfonsín en el retorno democrático de los años 80 y a la labor de la CONADEP en la reconstrucción social. Enfatizó que este proceso no fue sólo un fenómeno nacional, sino que tuvo resonancia internacional. Mas Velez alertó sobre los peligros actuales del negacionismo y defendió la importancia de la pluralidad de ideas. Finalizó reafirmando la vigencia del compromiso universitario frente a las dificultades presupuestarias, destacando la capacidad de la universidad pública para organizarse colectivamente en defensa de sus valores.
Luego Lucille Levy, consejera del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires y ex presidenta de la FUBA, aportó una mirada generacional sobre el legado del Juicio. Levy hizo hincapié en cómo las nuevas generaciones reconstruyen la memoria democrática en un contexto de nuevos desafíos políticos y culturales, y reivindicó el rol de la universidad pública como espacio de memoria activa. En específico, se enfocó en cómo afecta hoy en día el Juicios a las Juntas a las nuevas generaciones y cómo se trabaja desde ahí, en la reconstrucción. Trajo la imagen de Ricardo Alfonsín. “Fue el que tuvo el compromiso y valentía de enjuiciar a los militares”, comentó. Asimismo, valoró su figura como símbolo del compromiso democrático y afirmó que la democracia no se hereda, sino que se construye. En su discurso, criticó las violencias ejercidas desde la actual presidencia y remarcó la necesidad de sostener una política basada en principios éticos y morales.
El evento contó con la participación de Ricardo Gil Lavedra, uno de los jueces del histórico tribunal que en 1985 dictó sentencia en el Juicio a las Juntas y actual presidente del Colegio Público de la Abogacía de la Capital Federal. En su intervención, Gil Lavedra subrayó la importancia del juicio como ejemplo de justicia dentro del marco legal, sin recurrir a tribunales especiales ni penas de excepción. Asimismo, reflexionó sobre su proyección internacional y su influencia en los procesos de justicia transicional en América Latina y el mundo. Comenzó entonces hablando del esfuerzo durante los juicios, primero hablando del compilado de expedientes de la dictadura, todos utilizados como prueba en los juicios. Dentro de estos expedientes estaban tanto los reclamos particulares como los de las naciones extranjeras. Habló también de la incertidumbre, vivida durante el gobierno de transición, una característica que para él, es común. Dicha incertidumbre, nos trae la pregunta: “¿Cómo resolver las cuentas del pasado?”. Resaltó el juicio como un ejemplo de justicia aplicada dentro del marco legal, sin tribunales especiales ni penas de excepción. Compartió detalles del arduo trabajo con los expedientes de la dictadura, que incluían tanto denuncias locales como reclamos de países extranjeros. Reflexionó sobre la incertidumbre vivida durante el gobierno de transición y planteó la pregunta central: “¿Cómo resolver las cuentas del pasado?”. En este sentido, repasó las tensiones entre dos posturas: una maximalista, que exigía el juzgamiento pleno, y otra conservadora, que prioriza la estabilidad democrática incluso a costa del olvido. Cerró su intervención destacando la importancia de las garantías y los límites al poder en cualquier sistema democrático.