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Año XVI - Edición 287 29 de junio de 2017

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Nuevas fronteras en la aplicación de la deuda soberana: arbitraje inversor-estado desde Abaclat

  • Nota de Tapa

Con la organización de la Dirección de Relaciones Internacionales, el pasado 15 de junio en la Sala de Audiencias se llevó adelante la conferencia “Nuevas fronteras en la aplicación de la deuda soberana: arbitraje inversor-estado desde Abaclat”, en manos de Tim Samples. Cabe destacar que el orador es profesor del Terry College of Business de la Universidad de Georgia (Estados Unidos) y realizó una maestría y un JD en la Universidad de Texas. Asimismo, trabajará en los próximos meses en la Universidad de Buenos Aires en el marco de una beca Fulbright.

En primer lugar, el profesor explicó que el deudor soberano es único, ya que tiene debilidades y es vulnerable, pero también tiene protecciones únicas. “La soberanía hace que la deuda soberana exista en un hueco legal”, manifestó y describió que esto es así porque la ejecución es incierta, cómo un estado en crisis puede resolver y llegar a un acuerdo con sus acreedores es muy incierto, no hay regulación directa y no hay un sistema de concurso. Asimismo, afirmó que la soberanía no es un concepto fijo, cambia de país a país; está limitada por la naturaleza del poder que tiene un estado y a veces a través de tratados. También, sostuvo que el bono es el instrumento que más se utiliza en el mercado actual de deuda soberana.

Seguidamente, se refirió al arbitraje inversor-estado. En este marco, puntualizó que “es un mecanismo que existe para que inversores extranjeros reclamen a gobiernos, y está basado sobre todo en tratados, es decir, surge de tratados que firman los países soberanos” y agregó que este mecanismo ha ido desarrollándose y antes del año 2000 casi no había casos.

Luego, hizo mención del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), que es un foro del Banco Mundial que está específicamente focalizado en disputas entre inversores y países soberanos.
Por otro lado, reflexionó que el gran nivel de casos que Argentina resuelve mediante el mecanismo de arbitraje inversor-estado es producto de que el país firmo muchos tratados en los 90. Otro motivo es que Argentina tuvo una economía muy abierta y había mucha inversión extranjera, además de la crisis profunda del año 2001.

Más tarde, desarrolló que Argentina ha jugado un papel importante en la deuda soberna en cuanto al desarrollo del marco legal y al legado que ha surgido de las disputas en la que fue parte, como por ejemplo utilizar el arbitraje para hacer reclamos en la deuda soberna.

Tras esto, contó que en 2006 una agrupación de bonistas italianos (inversores pequeños que compraban bonos argentinos), que no participó de la restructuración de 2005, presentó su juicio contra la Argentina en el CIADI. En este marco, se enfocó en el caso Abaclat y otros contra la República Argentina (iniciado en 2006). Subrayó que el caso representó la primera vez que un tribunal de arbitraje de diferencias inversor-estado (ISDS, por sus siglas en inglés) ejerció jurisdicción sobre una disputa de deuda soberana. “Fue bastante polémico: definir un bono soberano como una inversión”, expresó. En esta línea, opinó: “Para mí, el propósito de arbitraje inversión-estado es para un inversor que hace una inversión directa (…), pero un bono soberano se vende y después se vende a más” y añadió que “no tienen la misma naturaleza, por eso fue muy controversial que llegaran a considerar que el bono soberano sea una inversión”.

Acto seguido, aseveró que el problema es que la definición de inversión en los tratados bilaterales de inversión que firmó Argentina en 1990 es ambigua y muy amplia. Con relación al caso, adicionó que el tribunal de Abaclat utilizó un mecanismo de reclamo colectivo en el que 60.000 bonistas italianos fueros agrupados en una acción, lo que también tornó innovador al caso. “Abrió la puerta y después hubo otros casos. Por ejemplo, contra Grecia.”, enfatizó.