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Año VIII - Edición 142 22 de mayo de 2009

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La Universidad de Buenos Aires otorgó el título de Doctor Honoris Causa al matemático italiano Mauro Palma

  • Nota de Tapa

LA UBA CONFIRIÓ LA MÁS ALTA DISTINCIÓN ACADÉMICA AL PRESIDENTE DEL COMITÉ EUROPEO PARA LA PREVENCIÓN DE LA TORTURA Y DE LAS PENAS O TRATOS INHUMANOS O DEGRADANTES, DR. MAURO PALMA. LA LECTIO MAGISTRALIS SE TITULÓ "LA CONSTRUCCIÓN Y LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LAS EUROPAS: LA LUCHA CONTRA LA TORTURA"

Sus destacados antecedentes han hecho merecedor al matemático italiano Mauro Palma de la máxima distinción que confieren las Casas de estudios superiores del mundo: el Doctorado Honoris Causa. Con el objetivo de hacer entrega al homenajeado del diploma y la medalla que acreditan el reconocimiento, el 14 de mayo tuvo lugar una ceremonia en el Salón Rojo de la Facultad de Derecho. El acto fue presidido por el Secretario General de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Carlos Mas Velez, en representación del Rector. Junto al ilustre visitante, ocuparon también el estrado el Secretario Académico de la Facultad, Abog. Gonzalo Álvarez; y la Presidenta de Eudeba y Profesora de nuestra Casa, Dra. Mónica Pinto, quien pronunció la laudatio académica.

En ella, preliminarmente, indicó que la Universidad no es sólo un centro de seriedad y rigor académico en el que se logran elevados índices de dominio de las ciencias y se forman los especialistas en ellas sino que es especialmente un ámbito de reflexión en donde se construyen concepciones del mundo. “Esta es la idea que subyace al Doctorado Honoris Causa que la Universidad de Buenos Aires entrega hoy al señor Mauro Palma”, sintetizó.

A continuación, destacó que si bien la formación académica de grado del homenajeado ha consistido en el ámbito de las ciencias duras, su práctica profesional de los últimos veintitantos años encuentra su eje en la protección de los derechos de las personas privadas de libertad. En este sentido, ponderó la contribución decisiva que brindó en el marco de la asociación Antigone per i diritti e le garanzie nel sistema penale por él fundada y dirigida durante la década de 1990, a la instalación de un Observatorio nacional sobre las condiciones de detención y un Centro de estudios y documentación.

Seguidamente, recordó que en diciembre de 2000 fue elegido miembro del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes. Todo ello en el marco de un contexto novedoso ya que con la adopción del Convenio Europeo para la Prevención de la Tortura y de la Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes había implementado un sistema de visitas de expertos independientes a lugares de detención como mecanismo de prevención. Asimismo, afirmó que la experiencia del Comité Europeo será invalorable para el mundo y también lo será la de quienes, como Mauro Palma, estuvieron allí para diseñar los modos de acción de la prevención. Desde entonces, su asesoramiento fue requerido en su país y en Europa toda.

Por otra parte, subrayó que la actividades académicas y de investigación no son ajenas al homenajeado. En este sentido, destacó su participación como Coordinador del Grupo de Trabajo Conjunto de los Ministerios de Justicia y Educación para la reforma del sistema educativo en la prisión, función en la que se “verifican preocupaciones comunes de esta Casa y de su futuro Profesor Honoris Causa”.

Posteriormente, resaltó que la tarea editorial lo viene ocupando en forma ininterrumpida y destacó, además de su colaboración en diversas publicaciones periódicas, que jalonan su tarea profesional más de veinte publicaciones propias sobre el tema de la prevención de la tortura y las garantías de los derechos de los procesados y condenados.

Se refirió al llamado de atención que el Dr. Palma hiciera en 2006 respecto a las actividades que se llevaban a cabo en los centros de detención europeos y aseveró que se trata de constataciones que pueden suscribirse también respecto de otras partes del mundo. En idéntica tesitura, manifestó que también pueden suscribirse sus recetas, relativas a “la prevención formando adecuadamente a los agentes policiales, sancionar a los policías que han cometido torturas o abusos, y ser mucho más transparentes cuando hay una detención”.
Hacia el final, reseñó brevemente los motivos por los cuales nuestra Casa de estudios ha decidido otorgar al Dr. Mauro Palma el título más importante que se brinda a quienes no ejercen en ella la docencia regular: su entendimiento de la conjugación de democracia, estado de derecho y derechos humanos; su creencia de que el respeto de la dignidad de las personas en condiciones de igualdad y sin discriminación no puede predicarse sólo de los “hombres y las mujeres libres”, entre otras.

Acto seguido, el Dr. Carlos Mas Velez hizo entrega del diploma y la medalla que acreditan al Dr. Mauro Palma como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires, como así también de un ejemplar del libro “Martín Fierro”, en edición especial de la editorial Eudeba.

Luego, el Dr. Mauro Palma dictó su lectio magistralis sobre “La construcción y la defensa de los derechos humanos en las Europas: la lucha contra la tortura”.

“La primer frase del primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos no representaba el sentimiento unánime de las poblaciones en los años en que se afirmaba, ni el del panorama actual”, indicó Palma. Al mismo tiempo, estimó que la ausencia de igualdad material es precondición para la falta de efectividad de los derechos que enuncia la Declaración.

No obstante, consideró que el antedicho precepto constituye la medida de la efectiva democraticidad y de la capacidad de las sociedades de abrirse a las diversidades. En tal sentido, hizo referencia a las Constituciones adoptadas con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial y a su reconocimiento y garantía de los derechos enunciados por la Declaración como derechos relativos al individuo en cuanto tal, independientemente de sus condiciones en la sociedad y de su relación jurídica con la soberanía estatal.

Por otra parte, afirmó que el límite extensivo de los derechos humanos tiene a sus espaldas una vicisitud histórica, antropológica y geográfica hecha de luchas, conquistas de pensamiento y producción colectiva. Por lo tanto, entendió que se trata de un concepto absoluto respecto al tiempo de su definición, pero siempre en continua expansión. De manera tal, consideró que aunque varía el límite entre derechos humanos y derechos del ciudadano, también lo hace la tipología y la semántica de los derechos que en un momento determinado se incluyan en cada una de las clases.

Más tarde, hizo referencia a la Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y la Protección de las Libertades Fundamentales, cuyos rasgos básicos describió y adicionó que la prohibición de la tortura es uno de los derechos inderogables, aun en estado de emergencia. Del mismo modo, reseñó el funcionamiento de la Corte Europea de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, que es un órgano jurisdiccional supranacional. Manifestó que con el transcurso de los años, el sistema organizado por la Convención obtuvo importantes éxitos y que, al día de hoy, las sentencias de la Corte son guía para los Estados miembros del Consejo de Europa. Sin embargo, lamentó que la abstracción y rigor formal de los sistemas de protección jurídica de los derechos fundamentales colisionen, a menudo, con la materialidad de las agresiones continuas contra ellos.

Más adelante destacó que la Europa de fines de 1960 quedó conmocionada por las informaciones relativas al recurso masivo a la tortura por parte de milicias francesas en el conflicto argelino. También por las investigaciones acerca de las prácticas utilizadas en los interrogatorios efectuados a militantes de Irlanda del Norte por parte de las fuerzas de policía británicas. Sin embargo, aclaró que Francia y el Reino Unido eran Estados democráticos.

“El mundo se interrogó sobre sus propios instrumentos para frenar esas prácticas, aunque muchas veces lo hizo tarde”, aseveró. Incluso técnicas inadmisibles se convirtieron durante los primeros años del nuevo siglo en cotidianas y reivindicadas en el marco de la lucha contra el terrorismo internacional. La ocurrencia de este hecho en nuestros tiempos no resulta nuevo para quien realiza tareas de investigación en los lugares opacos de la privación de la libertad. No obstante, descartó que en Europa se trate de un comportamiento ordinario.

Frente a esta realidad, se manifestó a favor de la necesidad de combatirla con instrumentos de investigación, pero, fundamentalmente, de prevención. Sobre esta base, comentó los avances producidos a la luz del funcionamiento de la Corte de Estrasburgo.

Asimismo, señaló que actualmente un organismo de carácter universal para la prevención de la tortura está convirtiéndose, paso a paso, en una realidad.

En lo referente a la Unión Europea, puntualizó que la experiencia principal en tema de definición de derechos fundamentales la encontramos en la denominada Carta de Niza, la cual, aunque no tiene aún el valor de una obligación para los Estados miembros, representa un logro concreto que establece una fase difícilmente reversible, de valores fundamentales comunes de Europa.

Finalmente, subrayó que el Derecho no basta. “Sin una acción positiva deviene abstracto; sin la historia se vuelve teoría lógica; sin la construcción de una socialidad diversa y sin la superación del individualismo propietario y la desigualdad que caracterizan a las sociedades occidentales actuales, el Derecho se vuelve impotente. Este es el desafío actual para todos nosotros”, concluyó.