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Año XIII - Edición 227 17 de abril de 2014

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La UBA invistió al Embajador Ahmet Üzümcü como Doctor Honoris Causa

  • Nota de Tapa

En una ceremonia realizada en el Salón Rojo, el 7 de abril pasado la Universidad de Buenos Aires otorgó el título de Doctor Honoris Causa al Embajador Ahmet Üzümcü (Director General de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas). El acto fue presidido por el Vicedecano de la Facultad, Alberto J. Bueres, acompañado por el Secretario Ejecutivo de la Autoridad Nacional para la Convención de Armas Químicas, Ministro Gustavo Zlauvinen y el Profesor Titular Juan Antonio Travieso.

Para comenzar, Juan Antonio Travieso recordó que Üzümcü nació en Turquía y cursó sus estudios en la Universidad de Ankara, donde obtuvo una licenciatura en Relaciones Internacionales con especialización en Administración Pública, para luego convertirse en diplomático. Se desempeñó como Embajador ante Israel, Representante Permanente de Turquía ante la NATO, Subsecretario de Estado en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Representante Permanente de Turquía ante la ONU. Asimismo, Travieso destacó su trabajo en materia de desarme y derecho internacional humanitario. “Actualmente, su vocación se vuelca en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ)”, añadió. En este contexto, mencionó su actuación durante la crisis en Siria, evitando hasta el momento un conflicto armado. A continuación, citó algunos escritos de Immanuel Kant que proponen la pacificación. “Podemos abrigar optimismo porque el escenario posnacional está a medio camino de la progresiva constitucionalización del Derecho Internacional. La propuesta kantiana de pacificación está más vigente que nunca”, puntualizó. Por otra parte, bajo la gestión de Üzümcü, la OPAQ comenzó a trabajar para mejorar el conocimiento en los ámbitos académicos de que existe “una delgada línea entre las aplicaciones benéficas y perjudiciales de la ciencia”.

Por otro lado, el profesor Travieso afirmó que la Universidad desempeña un papel esencial en la formación ética y en advertir a los alumnos sobre el hecho de que el conocimiento científico en general, y el químico en particular, pueden tener un uso dual. “El riesgo del uso militar de agentes químicos en conflictos ha dejado de ser la preocupación principal, en especial en Latinoamérica, subcontinente donde más se ha avanzado en alcanzar el ideal kantiano de la paz perpetua”, sostuvo.

Tras recibir por parte del Vicedecano Alberto J. Bueres el diploma y la medalla que lo acreditan como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires, Ahmet Üzümcü dictó su clase magistral “Hacia un mundo libre de armas químicas: el papel de la OPAQ en el camino hacia un mundo libre de armas químicas”.

El homenajeado comenzó comentando que la Argentina ha sido un gran contribuyente a la misión de la OPAQ respaldando el desarme químico mundial. En este sentido, nuestro país se ha esforzado para que los científicos comprendan su responsabilidad de protegernos contra el mal uso de la química. “Es un gran honor recibir esta distinción en una institución que representa las mejores tradiciones, la educación y el humanismo de Argentina”, expresó Üzümcü. De esta forma, afirmó que la meta de lograr un mundo libre de armas químicas no es una posibilidad lejana. Aseveró además que la OPAQ no solo debe supervisar la destrucción de las armas químicas, sino que también debe evitar su resurgimiento mediante la promoción de la seguridad química y sus usos pacíficos. En un análisis histórico, Üzümcü hizo referencia al Protocolo de Ginebra firmado en 1925, el cual no evitó que se utilizaran las armas químicas con brutal regularidad en todo el mundo, incluso contra poblaciones civiles. A consecuencia de ello, surge la Convención sobre Armas Químicas, que entró en vigor desde 1997 y prohíbe globalmente las armas químicas. “Esta convención es abarcativa, ya que no solo prohíbe el uso, sino también el desarrollo, la producción, el almacenamiento, la transferencia y la retención de armas químicas”, sostuvo. De la misma manera, Üzümcü afirmó que la Convención está respaldada por inspecciones que verifican la destrucción de las dichas armas. Por su parte, la OPAQ se fundó como una organización independiente para supervisar la implementación de todos los aspectos de este tratado. Así, la OPAQ ha verificado la destrucción del 82% de las armas químicas declaradas de ocho Estados miembros, incluyendo a Siria. En cuanto a la situación de este país, Üzümcü mencionó como un hito que Siria ya no pueda producir armas químicas. Sin embargo, existen mayores desafíos, teniendo en cuenta que se decidió un plan de transporte y destrucción de las armas químicas sirias, en el cual colaboran numerosos países. En idéntica tesitura, consideró necesario persuadir a seis países que aún permanecen fuera de la Convención a unirse a ella sin demora y sin condiciones.

Debido a su actuación durante la crisis siria, la OPAQ fue laureada con el Premio Nobel de la Paz en el año 2013. No obstante, Üzümcü expresó su preocupación debido a que el aumento del terrorismo internacional ha provocado la proliferación y los riesgos en formas que no pueden ser abordadas por los regímenes vigentes. También mencionó el rol clave que juega el Consejo Consultivo Científico de la OPAQ al revisar continuamente los desarrollos técnicos y científicos sobre la base de su impacto potencial en la Convención. De esta manera, las funciones del Consejo sirven para descubrir cómo se pueden utilizar perjudicialmente las nuevas tecnologías y permitir que los métodos de verificación se mantengan actualizados. “La Convención de Armas Químicas demostró que el multilateralismo puede obtener éxitos muy prácticos en desarme. Para la OPAQ, este éxito nos impulsa no solo a apresurar la realidad de un mundo libre de armas químicas, sino también a asegurar que los beneficios del desarme global sean irreversibles para todos los tiempos”, concluyó.

“La Convención de Armas Químicas demostró que el multilateralismo puede obtener éxitos muy prácticos en desarme. Para la OPAQ, este éxito nos impulsa no solo a apresurar la realidad de un mundo libre de armas químicas, sino también a asegurar que los beneficios del desarme global sean irreversibles para todos los tiempos”, concluyó Ahmet Üzümcü.