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Año V - Edición 94 05 de octubre de 2006

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Jornada - La complejidad cultural y la universalidad de los derechos

  • Nota de Tapa

La ética actual de los derechos humanos se asienta sobre dos principios básicos generales: el de preservación y el de conservación; de la vida, la identidad, la libertad, la igualdad, el medio ambiente, etc. De manera que en esta —paradójicamente nueva— concepción del derecho, lo humano, el hombre, es algo que ya era antes y se encuentra en la esencia de todo individuo. Ahora bien, esto que podría llamarse a la vez un punto de partida y de llegada, ha suscitado numerosos y polémicos interrogantes, sobre todo en materia identitaria y cultural. A saber: ¿Cuál es nuestra verdadera identidad que debemos preservar? ¿Cómo evitar que la reivindicación de las culturas auténticas, locales u originarias se convierta en una exaltación del exotismo turístico del Otro o en la aparición de nacionalismos autoritarios y recalcitrantes? En definitiva, ¿cuál es el límite entre la universalidad de los derechos humanos y el particularismo cultural?

Estas son las preguntas que constantemente rodearon a la Jornada “La complejidad cultural y la universalidad de los derechos”, que la Cátedra de Derechos Humanos y Garantías, a cargo de la Dra. Susana Albanese y el Centro de Graduados de la Facultad organizó y desarrolló el 19 de septiembre en el Salón Verde. Allí, importantes profesionales en la materia se reunieron para visualizar e interpretar las tendencias existentes que los tribunales y organismos internacionales, así como también la doctrina, están impartiendo en torno a la identidad y su protección convencional. La apertura del encuentro contó con la presencia de nuestro Decano, Dr. Atilio Alterini; del Vicedecano, Dr. Tulio Ortiz; y de la profesora Dra. Susana Albanese.

El Dr. Alterini comenzó haciendo mención a tres declaraciones que se redactaron en el marco de la UNESCO y que sentaron las bases de la universalidad y el pluralismo humano. Ya en 1951, en París, la UNESCO predicó la unidad del biograma humano, diciendo que todos los hombres pertenecen a una sola especie —el homo sapiens— y que han derivado de un mismo tronco. Estas ideas se cristalizaron luego en la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales (París, 1978), donde la UNESCO declaró que “todos los seres humanos pertenecen a la misma especie y tienen el mismo origen. Nacen iguales en dignidad y derechos y todos forman parte integrantes de la humanidad. Todos los individuos y los grupos tienen derecho a ser diferentes, a considerarse y ser considerados como tales” (Artículo Primero).

El Dr. Alterini agregó que la raíz única de la condición humana ha generado una diversidad cultural. “Esto es difícil en tiempos de la globalización, que nos ha propuesto un modelo de cultura única” —sostuvo. De esta manera, calificó la situación actual como “un gran circo mundial” del que sólo participan unos pocos y donde el resto queda excluido haciendo las veces de observador. En ese sentido, citó la reciente Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural (París, 2001), donde se afirmó que “La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio y que la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos” (Art. 1º). Y, por otro lado, se dejó allí en claro que “Las fuerzas del mercado por sí solas no pueden garantizar la preservación y promoción de la diversidad cultural, clave de un desarrollo humano sostenible” (Art. 11).

“El concepto de desarrollo ya no es solamente económico”, concluyó Alterini, recordando a su vez la Primera Reunión Interamericana de Ministros y Altas Autoridades de la Cultura de la OEA (Cartagena de Indias, 2002) donde en el marco americano se reconoció, junto al desarrollo económico sostenible, la importancia de “los derechos culturales como parte sustantiva de los derechos humanos en el contexto de la creación e implementación de políticas de desarrollo” (Pto. 6).

Por su parte, el Dr. Tulio Ortiz manifestó que detrás de la lucha por la diversidad cultural, está la lucha por la vida. De este modo, enfatizó en que “cualquiera que sea nuestra concepción ideológica o religiosa, todos reconocemos que la vida es un fenómeno casi único en el universo”. Por ello, el Vicedecano indicó que “la lucha por defender la vida es una misión que todos debemos asumir”, siendo esta jornada una acción muy valedera en ese sentido.

Seguidamente, la Dra. Susana Albanese explicó que el encuentro se motivó en un estudio que los integrantes de su cátedra realizaron de la jurisprudencia de los tribunales internacionales. Allí, observaron dificultades para asentar una doctrina uniforme sobre el derecho a la libertad religiosa, de creencias, asociación, etc., lo cual “evidencia que la complejidad de los temas exige que la discusión salga del exclusivo monopolio de la decisión judicial”.

Haciendo una fundamentada presentación de las exposiciones que se escucharían en la Jornada, la profesora comentó que en la inauguración de un seminario regional realizado en el ámbito del Ministerio de Relaciones Exteriores, se remarcó que el patrimonio cultural está signado por una profunda simbología que hace a la identidad y memoria de un pueblo; “no es casual que cuando se quiere perseguir o aniquilar a una comunidad religiosa o étnica se tome como blanco su patrimonio cultural”. En esa línea, la Corte Europea de Derechos Humanos siempre dice que la libertad de religión debe importar no sólo a los creyentes sino a todos los integrantes de la sociedad, puesto que sirve para proteger el pluralismo que hace a la esencia de la vida en democracia. En las recomendaciones de aquel seminario se decía que así como el patrimonio cultural es el componente de la identidad y de la cohesión social de sus diversas comunidades, su destrucción deliberada puede menoscabar la dignidad y la condición humana.

Otro punto importante de este aspecto es la protección de la vida cultural de las minorías. Aquí recobra vital importancia la universalidad de los derechos, resaltada a través del art. 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y en el Preámbulo de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural (2001).

Por otra parte, la Dra. Albanese subrayó la posición de la cátedra en torno a la no-discriminación y el respeto a las personas con capacidades diferentes. “Entendemos que la eliminación de la discriminación constituye el tema central a partir del cual se expande el diálogo constructivo entre la sociedad y las personas involucradas en las políticas sociales desde el aparato estatal”, expresó, haciendo alusión a la participación de las ONG.

A su vez, también hubo lugar para determinar el alcance de la cultura de los pueblos indígenas. “El respeto al derecho a la identidad se entrelaza con el principio de la universalidad de los derechos, significando que ningún gobernante puede auspiciar actividades en detrimento de la calidad de la tierra, el agua o el aire” —recordó Albanese. En ese sentido, la Corte Interamericana requirió varias veces que se adopten medidas urgentes para que se asegure el goce y disfrute de los recursos pertenecientes a esas comunidades.

En otro orden de ideas, la Dra. Albanese también hizo mención al respeto de las condiciones dignas de detención y el ejercicio de los derechos políticos de los detenidos. Citó así el caso “Mignone” (2002), donde la Corte nacional entendió que el art. 23 de la Convención Americana de Derechos Humanos impone que las personas con prisión preventiva tienen derecho a votar en las cárceles.

El último tema propuesto fue el de la reglamentación de los derechos culturales, que “a veces se hace necesaria para hacerlos operativos”. Según la Corte Interamericana, no pueden invocarse el “orden público” ni el “bien común” para suprimir, desnaturalizar, o privar de contenido real un derecho (OC 5/85).
Finalmente, la Dra. Albanese agradeció al Centro de Graduados y a la Secretaría de Investigación de la Facultad de Derecho, dando así por inaugurada la Jornada.

Participaron de la jornada: Susana Albanese, Sergio Delgado, Viviana E. Figueroa, Gregorio Flax, Ricardo Gil Lavedra, Marcelo D. Iñiguez, Adelina Loianno, José Miguel Onaindia, Marta Pastor, Calógero Pizzolo,  Marcelo Raffin, Pablo Rosales, Juan Manuel Salgado, Pablo Salinas, Hipólito Solari Irigoyen, Gabriel Valladares, Liliana Zendri y Silvia Zimerman.